Con una resolución de la AFIP para agilizar el reintegro de IVA a exportadores, el gobierno se apresta a un segundo trimestre en el que espera poder empezar a revertir la aceleración inflacionaria del primer trimestre del año. Tras el primer desembolso del FMI, que llevó las reservas brutas del Banco Central por encima de los USD 43.000 millones, y de frente al trimestre más fuerte de exportación y liquidación de las cosechas de soja y maíz, Economía espera que una relativa y temporaria abundancia de dólares tranquilice los ánimos y contribuya a calmar las expectativas inflacionarias.
Marzo, coinciden consultoras y analistas, arrojará un aumento de los precios minoristas de entre 5 y 6%, dejando un acumulado trimestral de entre 14 y 15%, equivalente a una inflación anual cercana o superior al 70%, de ahí la urgencia que cobró la cuestión y el anuncio de “guerra” del presidente, que anoche hasta habló de influencias diabólicas cuando dijo: “hay diablos que hacen subir los precios”.
Más allá de la forma en que encare el desafío contra la inflación, se trata de una reacción tardía. Según el relevamiento de 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) cuyos precios mide en 650 comercios de cercanía en 20 distritos del conurbano bonaerense el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), en 26 meses de gestión, contados desde enero de 2020 hasta fines de febrero pasado, el Indice Barrial de Precios (IBP), un termómeto para hogares del conurbano, aumentó 154 por ciento. El guarismo se estira al 180% si se computan diciembre 2019 (el presidente asumió el 10 de ese mes) y el no menos de 5% de aumento que arrojará marzo.
A desinflacionar
Para “desinflacionar” la economía es clave que los datos de comercio exterior, reservas y dólar acompañen. De ahí que la resolución 5.173 publicada este lunes por la AFIP apunte a facilitar “la tramitación de las solicitudes de acreditación, transferencia y devolución del beneficio fiscal”, mejorando la coordinación de los organismos del Estado y unificando en un “Sistema Integral de Recupero” (SIR) los distintos regímenes de devolución de gravámenes.
Más allá de la eventual eficacia del remedio oficial, hay un problema: lo que empezará de inmediato es un período de prueba: durante abril y mayo la agencia recibirá “observaciones” de consejos profesionales y cámaras empresarias. La vigencia plena del SIR será a partir del 1 de julio. Esto es, en el segundo semestre, referencia temporal de reminiscencias macristas.
Ajeno a los tiempos burocráticos, ya en mayo empezará a pesar fuerte la compra de gas para responder al aumento de la demanda estacional, en especial para calefacción residencial, sin dejar de proveer al campo, el transporte, la industria y la generación eléctrica, que dependen críticamente del gas y de combustibles líquidos como gasoil y fueloil que la Argentina también necesita importar.
Energía
El gobierno explica la aceleración de la inflación por el aumento de los precios internacionales, que se aceleró con la invasión rusa y la guerra en Ucrania, pero lo cierto es que en el primer bimestre los precios jugaron a favor. Basta observar los datos de comercio exterior que la semana pasada publicó el Indec. En febrero las exportaciones aumentaron más por el aumento de los precios (20,4%) que por el de las cantidades vendidas (12%). Por el contario, las importaciones aumentaron más por las cantidades compradas (27,6%) que por los precios (18,3%). Y así y todo, en los dos primeros meses del año el saldo comercial se encogió 48%, a USD 1.106 millones, contra los USD 2.131 de superávit del mismo período de 2021.
La debilidad de la situación energética tiene mucho que ver: el mayor aumento en dólares de la importación fue en “Combustibles y Lubricantes” (420,8%), por 235% más de cantidades, contra un aumento del 54,7% de los precios. Fueron USD 690 millones, y la cuenta se seguirá empinando al menos hasta agosto, más aún si el invierno es más frío de lo habitual, como se pronostica.
El desafío energético es grande y agita la interna oficial, como ya contó Infobae. El ministro de Economía, Martín Guzmán, lo puso en el centro de la agenda y el secretario de Energía, Darío Martínez (que depende de Guzmán pero, a juzgar por sus recientes movidas, parece responder más a Máximo Kirchner y al Instituto Patria) busca una martingala gasífera con Chile.
La apuesta es a que por los gasoductos que conectan con el país trasandino en vez de ir gas para allá, en los próximos meses venga gas (que Chile compra en forma de GNL y regasifica en Mejillones, sobre el Pacífico) para acá y sustituya los cerca de dos millones de metros cúbicos por día que no enviará Bolivia y harán falta en las provincias del norte argentino. Una solución cara, tributo a la improvisación.
Trigo y otras yerbas
La semana marcará también el perfeccionamiento normativo del “fideicomiso del trigo”, a fondearse con los cerca de USD 400 millones que dejaría el aumento de las retenciones de 31 a 33% para el aceita y la harina de soja y de 29 a 30% para el biodiesel. El fondo lo administrará el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti. De esa secretaría y no del ministerio de Agricultura depende, aclaró Julián Domínguez, domar el precio del pan.
A cargo de Feletti está también la renovación del programa “Precios Cuidados”, que vence el próximo 7 de abril. Son 1.321 productos, incluyendo 60 cuyos precios deberán respetar los comercios “de proximidad”, como los almacenes de barrio y los supermercados chinos. Es un desafío en el que el gobierno ya fracasó: el programa “Súper Cerca”, destinado a ese sector de comercialización, clave en el rubro de alimentos, bebidas y artículos de limpieza, diseñado y presentado por la antecesora de Feletti, Paula Español, ni siquiera llegó a implementarse.
Los comercios de proximidad fueron hasta ahora una zona ciega del enfoque oficial de acuerdos y listas de precios. La brecha promedio de precios con las cadenas de supermercados es de 20 puntos para un listado de 2.200 productos relevados por la consultora Scentia. Pero en algunos puede llegar a entre 60 y 70% (más caros en los almacenes o chinos). Los formatos chicos alegan, a su vez, que a ellos les venden más caro.
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