Los 6 factores que le pusieron freno a la recuperación de los precios de acciones y bonos argentinos

Pasó el acuerdo con el FMI y Wall Street retomó el sendero alcista, pero los activos argentinos perdieron inercia

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En los mercados persiste cierto escepticismo respecto de la economía argentina
En los mercados persiste cierto escepticismo respecto de la economía argentina

Las negativas noticias macroeconómicas y también las novedades desde el ámbito político contaminaron la ponderación optimista que venían capitalizando los activos argentinos, aún con precios deprimidos y atractivos.

Aunque el entusiasmo que generó el anuncio del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional el pasado 28 de enero rindió frutos, una vez concretado este objetivo, las acciones y los bonos quedaron “huérfanos” de nuevos fundamentos que animen a los inversores a jugar sus fondos en la Bolsa.

En las siete semanas transcurridas desde el anuncio del acuerdo con el FMI hasta la aprobación en el Senado el 17 de marzo, los bonos en dólares subieron en torno al 10%, mientras que el S&P Merval ganó un 24% en dólares “contado con liquidación” implícito en ADR que se operan en Wall Street.

Pero en la última semana las cotizaciones de los títulos públicos -según la referencia de los bonos Globales- cedieron un 2% en promedio. Y si bien el panel de acciones líderes S&P Merval de la Bolsa porteña tocó en dólares un techo de precios no visto en dos años -en la zona de los 460 puntos-, desde el voto positivo en el Senado cosechó solo un 1,8 por ciento.

Hay analistas que defienden con énfasis el upside (potencial al alza) prometedor de los títulos argentinos de renta fija y variable, aunque en el corto plazo convergieron seis factores que sentenciaron a estas apuestas a un “compás de espera” al menos en el corto plazo:

1 - Interna política

El tratamiento parlamentario del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional produjo serias fisuras en la coalición gobernante del Frente de Todos. Los legisladores alineados detrás de la vicepresidente Cristina Kirchner, renuentes a las exigencias de política económica del organismo, decidieron no apoyar el proyecto impulsado por el presidente Alberto Fernández.

En el Frente de Todos descartan una ruptura, pero el debate interno del oficialismo se traslada a los ministerios, donde conviven funcionarios que responden a distintos líderes. Ese “ruido político” afectó a las valuaciones de los activos, en particular de los bonos soberanos, pues las divisiones en el seno de un Gobierno profundizan la debilidad para ejecutar con eficacia una política económica jaqueada por los elevados niveles de pobreza, inflación y endeudamiento.

La vicepresidente Cristina Kirchner, junto al presidente Alberto Fernández
La vicepresidente Cristina Kirchner, junto al presidente Alberto Fernández

Para Gonzalo Gaviña, asesor financiero de Portfolio Personal Inversiones, ”si bien hay varios papeles a muy buen precio, la realidad es que esperábamos un salto mayor en las cotizaciones de los bonos. No obstante, lo que se está decodificando aquí es el riesgo político, que sigue de la mano de las tensiones internas en el Gobierno, lo que incomoda a los inversores. Por su parte, las acciones ligadas a los commodities pudieron tener su rally”.

El economista Gustavo Ber consideró que “más allá del acuerdo con el FMI, los inversores anticipan que podría ser necesaria una nueva reestructuración en unos años, más aún ante los postergados compromisos con el organismo con los que se amontonarían. Tampoco logra despertar entusiasmo el entendimiento ya que las tensiones políticas dentro de la coalición oficialista podrían complicar la gestión de Gobierno y la implementación de las estrategias fiscales, monetarias y cambiarias necesarias para cumplir con las metas, lo cual resultar crucial para recibir los desembolsos dentro del programa acordado”.

2 - Escalada inflacionaria

La aceleración inflacionaria de febrero, del 4,7% mensual y 52,3% anual, fue un golpe de “knock out” para las expectativas de los inversores. Las consecuencias del “plan platita” para apuntalar el consumo en plena campaña electoral de octubre pasado ya son palpables en los precios minoristas de 2022 y algunos analistas arriesgan pronósticos de inflación próximos al 60% para el año en curso.

La escalada inflacionaria tiene explicación: hay que recordar que el Sector Público Nacional registró en octubre un déficit primario de $209.169 millones y un déficit financiero de $277.094 millones. Esto llevó a que el Banco Central efectuara giros al Tesoro por $335.000 millones en octubre, más del 10% de la Base Monetaria.

Lucas Yatche, Head of Strategy and Investments de Liebre Capital, precisó que “la mayor presión inflacionaria genera que el Central tenga mayor necesidad de dejar correr al tipo de cambio para no atrasarlo en términos reales, ya sea con menores restricciones a los que demandan dólares -potenciando la actividad- o acumulando reservas. Lo mismo ocurre con la tasa de interés, sumamente negativa en términos reales”, que llevó a una “nueva medida de suba de tasas para esta semana, sin dudas, necesaria para recuperar la demanda de dinero en un contexto donde los plazos fijos pagan 3,4% mensual y el nivel de precios sube al 4,7%”.

El analista financiero Luis Palma Cané enfatizó que “hace falta un programa anti inflacionario que tiene que considerar la totalidad de las variables monetarias y fiscales. Las medidas que están tomando es reforzar el tema de los precios máximos, los precios cuidados. Esto no es ningún programa, ninguna ‘guerra’”. Y criticó el anuncio de “guerra contra la inflación” realizado por el presidente Alberto Fernández, pues “lo único que anunció fue un fondo compensador para aliviar la suba del trigo. Esto me hace acordar a la Junta Nacional de Granos, Junta Nacional de Carnes. Una mayor intervención del Estado. Una vez más el campo está subsidiando a algunos sectores”.

3 - Déficit creciente

En la Bolsa no pasa desapercibido que hay una fuerte divergencia entre las metas fiscales y el objetivo de reducción de subsidios del programa económico acordado con el FMI y el grueso rojo de las cuentas públicas. El Gobierno nacional cuadruplicó en febrero su cifra de déficit primario en comparación con el mismo mes del año anterior: el rojo en las cuentas públicas pasó de $18.700 millones hace un año a los $76.200 millones actuales, lo que implica un crecimiento del desequilibrio de 306%, según informó este lunes el Ministerio de Economía.

El Gobierno se comprometió reducir el déficit primario al 2,5% del PBI en 2022 como tope, lo que incluye hacer un recorte de subvenciones a la energía equivalentes a 0,6% del Producto. Pero el salto en los precios del Gas Natural Licuado que Argentina debe importar está atentando contra este objetivo antes de que el acuerdo con el organismo entre en vigencia.

El alto déficit fiscal siembra dudas acerca de la posibilidad de cumplir el acuerdo con el Fondo

Jorge Fedio, analista de Clave Bursátil, opinó que “aprobar el acuerdo no es una medicina milagrosa, es evitar un mal mayor, pero la salida depende de nosotros y esa tarea va a ser ardua, difícilmente se logre con este Gobierno, de manera que la lucecita que ve la Bolsa es al final del túnel, para cuando se venga el cambio y se abandone la presente coalición gobernante porque ‘no funciona’. La expectativa es una sola, el 2023. Consideramos que eso a la Bolsa le alcanza para adelantarse, cosa que en eso tiene experiencia de sobra y es lo que habitualmente suele hacer”.

Lucas Yatche subrayó que “el acuerdo light con el Fondo monetario dejó cierto sabor a poco en el mercado, a lo que se le suma la incertidumbre política del cumplimiento de metas. Esto se ve reflejado en los precios de mercado de los bonos soberanos en dólares, que también de la mano de factores externos adversos para emergentes cotizan en precios de sobreventa. El acuerdo ya aprobado no implica un cambio ambicioso en la política económica en el corto plazo y mucho menos reformas estructurales. De todos modos, creemos que dados los precios actuales de entrada de los bonos y el nivel actual de los dólares financieros, hay buena oportunidad para comprarlos contra pesos”.

4 - Signos de desaceleración

El escenario económico que el 2022 le depara a la Argentina se volvió más desafiante y le impone severas restricciones. El PBI viene de un rebote del 10,3% el año pasado, por la salida del confinamiento del COVID-19. Pero factores internacionales, como la guerra en Ucrania, el salto de los precios del petróleo y la suba de tasas en los EEUU inducen a pensar en una rápida desaceleración de la actividad económica global a la que el país no será ajeno.

José María Segura, economista Jefe de PwC Argentina, consideró que tras el acuerdo con l FMI “la discusión de ciertos aspectos técnicos -tales como la cuantía del ajuste en tarifas/subsidios, la creación de nuevos impuestos o la acumulación de reservas, entre otros- pero, fundamentalmente, los interrogantes en torno al apoyo político para la aprobación del acuerdo, han hecho que la llegada de la firma se haya dilatado mucho más de lo previsto. Ahora la discusión continuará -y deberá concluirse- en un mundo centrado en cuestiones más urgentes y redireccionando sus prioridades en cuanto a la aplicación de sus recursos. Si bien nuestro país se encuentra bastante fuera de los mercados de capitales internacionales, la necesidad de reducir la financiación al Tesoro por parte del BCRA demandará más crédito, el cual probablemente será más caro y escaso”.

5 - Suba de las tasas

La presión inflacionaria que afecta a toda la economía obligó a que el Banco Central subiera las tasas de referencia tres veces en 2022. La referencia de las Letras de Liquidez (Leliq) subió al 44,50% nominal anual, que se plasma en un 54,89% de tasa efectiva anual.

Estos rendimientos, que se transmiten a todo el sistema financiero, compiten contra la rentabilidad futura prevista para las inversiones en acciones y bonos. Además, las tasas más altas, con el objetivo de aspirar los excedentes de liquidez, le quitan volumen a las apuestas por activos bursátiles.

Asimismo, movilizan a operaciones de arbitraje que golpean en los precios, pues los bonos del Tesoro en pesos ya están rindiendo cerca del 60% anual -la mayor parte de la nueva deuda se indexa por inflación- y promueven la salida de fondos que venían posicionados en los bonos reestructurados en dólares y también en acciones.

6 - Recuperación de Wall Street

Desde mediados de marzo, cuando se empezó a descontar el inicio del proceso de suba de tasas de la Fed, las bolsas de Nueva York concretaron un considerable rebote de precios, tras el ajuste experimentado en el primer tramo del 2022. Desde el 14 de marzo el tecnológico Nasdaq ganó un 12%, y el Dow Jones de Industriales, un 5 por ciento.