“La historia manda: muy difícil ser electoralmente competitivo con tanta inflación”. Bajo ese lema, un informe de Consultatio difundido el último viernes demostró cómo la fuerte suba generalizada y sostenida de los precios en la Argentina es “incompatible” con alguna chance de éxito electoral.
En esa línea, la consultora especificó cuál fue la inflación promedio de los últimos tres meses previos a las elecciones, desde 1985 hasta 2021, y qué porcentaje de votos cosechó el oficialismo cada año.
“Las tensiones que evidenció públicamente la coalición gobernante en los últimos días reflejan diferentes interpretaciones de un mismo fenómeno: la dinámica macro actual conduce a una derrota electoral contundente en 2023″, apuntó el estudio.
“La dinámica macro actual conduce a una derrota electoral contundente en 2023” (Consultatio)
De acuerdo con los especialistas, el quiebre interno no se produce por el pronóstico -que es compartido- sino por una diferente interpretación de sus determinantes: para el ala liderada por la vicepresidenta Cristina Kirchner, el factor clave es “el ajuste” que sobrevendrá al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y por ello propone no firmar el acuerdo.
“Para el Presidente, en cambio, el problema no es ése (la alternativa sería peor) sino la dinámica que adquirió la inflación: la historia muestra que estos niveles de inflación son incompatibles con alguna chance de éxito electoral. Y por eso lanza una ‘guerra contra la inflación’”, señalaron.
Cabe recordar que la semana pasada, al encabezar un acto en el partido bonaerense de Malvinas Argentinas, el jefe de Estado Alberto Fernández sentenció: “Espero que esta semana podamos empezar a poner orden al tema de la deuda tremenda que heredamos. Y el viernes empieza la guerra contra la inflación en la Argentina; vamos a terminar con los especuladores”.
Según Consultatio, a nivel histórico, la victoria oficialista que contó con mayor inflación fue la de Cristina Fernández de Kirchner en 2007. En ese año obtuvo el 45% de los votos con un promedio de 2,3% mensual en los tres meses anteriores a la elección.
Si uno mira hacia adelante, “cuesta mucho creer que en los meses previos a las elecciones del 2023 podamos tener una inflación menor al 3,5% mensual”, vaticinaron los expertos. De acuerdo con su análisis, con un 55%, 65% esperado para este año y las dificultades que conlleva e implica “desinflacionar”, se puede imaginar un “piso mensual promedio de 2023 cerca del 3,5% (sería 50% anualizado)”.
En el otro extremo, sostuvieron, un 4,5% mensual (70% anualizado) se podría percibir como un techo razonable suponiendo que se logra evitar la crisis: “En ese contexto, el rango de 3,5% a 4,5%, hace que sea difícil pensar en un oficialismo competitivo de cara a 2023″.
Puntos centrales del estudio
Entre las principales conclusiones del informe, desde Consultatio destacaron que el dato de inflación de febrero de 4,7% puso en el centro de la escena un elemento sobre el que insistieron más de una vez: “el programa acordado con el FMI no solo que no está diagramado para atacar la inflación, sino que depende de ella como variable de ajuste”.
“En perspectiva histórica, registros de inflación como los actuales siempre anticiparon derrotas electorales, lo cual explica las crecientes tensiones dentro de la coalición gobernante, que esperamos sigan agravándose en los próximos meses”, advirtieron.
En ese eje, remarcaron que “la evidencia histórica marca que los controles de precios jamás resultaron efectivos por sí solos”. Y sumado a esto, agregaron que “la mala implementación conlleva serios riesgos de empeorar la situación”.
A modo de cierre, los especialistas aseguraron que el plan antiinflacionario que será puesto en marcha enfrenta una fuerte disyuntiva. La elaboración de un programa que efectivamente reduzca la inflación, que de por sí es desafiante, “complicaría mucho el frente fiscal y obligaría a realizar un ajuste que lo compense o romper con el FMI”, concluyeron.
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