Las fintech argentinas consiguen inversiones y se lanzan a hacer pie en otros mercados de América Latina

Subidas a la capacidad de adaptación que se requiere para hacer negocios en la Argentina y al espíritu emprendedor, las fintech no dudan en lanzar sus servicios en la región

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Empujado por el espíritu emprendedor, la capacidad de adaptación a escenarios complejos y cierta dosis de resiliencia, las fintech argentinas pueden colgarse una medalla que no todos los sectores alcanzan en un escenario económico complejo. Muchas de ellas, aún siendo pymes, han conquistado otros mercados de la región. Dos factores se suman para potenciar el fenómeno: el interés de muchos fondos de inversión en apoyar el sector fintech y la pandemia, que impulsó la digitalización de los servicios financieros.

Algunos casos son más que conocidos. El gigante Mercado Libre cotiza en Wall Street y tiene una actividad muy desarrollada en prácticamente todos los países de la región, tanto en su actividad de marketplace como a través de su brazo financiero, Mercado Pago. Ualá, la billetera fundada por Pierpaolo Barbieri, es uno de los “unicornios” argentinos (las empresas tech que valen más de USD 1.000 millones) y ya inició su expansión regional en Colombia y en México, donde inclusive compró un banco. Pero en paralelo a esas grandes ligas, otras fintech argentinas se fortalecen en el exterior.

Hacer empresas regionales e incluso globales es algo que está en el ADN de los emprendedores tecnológicos de la Argentina, nadie emprende pensando solamente en el mercado local” (Gastón Irigoyen)

En la última semana hubo dos fintech locales que iniciaron operaciones en países latinoamericanos. Uno de ellos es Lemon, la startup fundada por Marcelo Cavazzoli y Borja Martel que esta semana anunció su primer paso fuera de la Argentina, nada menos que en Brasil. “Es el primer paso en nuestro plan de expansión para llenar de Bitcoin a toda América Latina”, señaló Cavazzoli. “Cuando empezamos este proyecto a finales de 2019 éramos 5 personas, hoy ya somos más de 200 en Argentina y buscamos cerrar el año con 60 nuevos talentos en Brasil”, agregó. Planea expandir su equipo de trabajo y llegar a ser 500 “en toda la región” para fin de año.

Lemon, que en 2021 cerró una ronda de inversiones por USD 16 millones, ofrecerá en el país vecino un producto muy similar al que ofrece aquí: soluciones para la compra-venta de criptomonedas con moneda local, rendimientos del 13% en DAI y 7% en USDT, una tarjeta prepaga Visa y transferencias internacionales en cripto. La app ya está disponible para los primeros 10.000 usuarios brasileños que se registraron en la versión Beta y que pronto recibirán un NFT (activo digital único e irrepetible) con ediciones limitadas que permitirá acceder a los beneficios.

Borja Martel y Marcelo Cavazzoli,
Borja Martel y Marcelo Cavazzoli, fundadores de Lemon

“La Argentina está adelantada al resto de la región en cuanto a la adopción de las criptomonedas. Hay muchos jugadores que empezaron su actividad muy temprano, por lo que un producto que ya está validado en la Argentina es seguro para salir a probarlo en otro mercado”, explicó Cavazzoli a Infobae. Con mucho foco en la comunicación, el lanzamiento en Brasil es “culturalmente diferente” al desarrollado en la Argentina, donde pegó fuerte con el cashback: cada pago con la tarjeta prepaga Lemon ofrece un reintegro del 2% de su importe en Bitcoin. Otro punto clave del lanzamiento es generar un efecto viral sólido en las redes. “No es solo el cashback. Empoderemos al usuario, todos quieren tener la tarjeta Lemon”, señaló Cavazzoli.

Por otra parte, el fundador y CEO de Lemon explicó a Infobae que en el mercado brasileño hay dos grandes proveedores de servicios financieros: los exchanges, que apuntan a un público más sofisticado y los bancos digitales (con Nubank a la cabeza) que apuntan a un usuario que busca lo digital pero no familiarizado con las criptomonedas. “Lemon puede ser el punto medio, el jugador que falta, con la escalabilidad para crecer en ese mercado”, apuntó Cavazzoli.

“La Argentina está adelantada al resto de la región en cuanto a la adopción de las criptomonedas. Hay muchos jugadores que empezaron su actividad muy temprano, por lo que un producto que ya está validado en la Argentina es seguro para salir a probarlo en otro mercado” (Marcelo Cavazzoli)

Otra fintech que esta semana desembarcó en el exterior es Wenance, la empresa fundada por Alejandro Muszak dedicada al crédito online para el consumo. Con su marca Welp comenzó a operar en Perú, que se suma a su presencia en México, Uruguay y España. El proyecto de expansión regional también incluye el lanzamiento en plazas como Polonia, Estados Unidos, República Checa y Suecia durante 2023.

Para fin de 2022, Wenance espera colocar préstamos por USD 1 millón en Perú en el marco de un objetivo más ambicioso: duplicar la oferta de créditos en todas las mercados en los que opera, en especial en los sectores de la población sub-bancarizados y no bancarizados. En todos los mercados, en la actualidad suma una cartera de USD 50 millones con 150.000 préstamos otorgados y 800 empleados. En 2017 Wenance se convirtió en la primera fintech argentina en lanzar un fideicomiso público de cartera de préstamos personales, del que lleva emitidas dos series en el mercado de capitales.

“La elección de cada país en el que la compañía decide iniciar actividades no es al azar. Requiere de un estudio minucioso del mercado, de las necesidades de la población y las preferencias de consumo, entre otros factores. En el caso de Perú, el ecosistema fintech creció entre 25% y 30% durante la pandemia. Es una plaza atractiva que nos permite continuar expandiendo nuestra presencia en la región”, señaló Rafael Valera, Global CCO de Wenance.

Fintech y “multilatina”

Dentro del segmento del financiamiento colectivo se destaca Afluenta, una de las primeras fintech del país creada en 2012 y con presencia en México, que hoy es su mercado principal, y Perú, además de la Argentina. En estos últimos dos países fue la primera compañía de financiamiento colectivo. Fuera de la Argentina, Afluenta tiene una comunidad de más de 2.600.000 personas y ha facilitado préstamos por más de 60 millones de dólares.

“Aún hay mucho más para crear y expandir lo que hacemos desde nuestras oficinas centrales en Buenos Aires. La incorporación inminente de la tecnología blockchain y los criptoactivos en nuestras operaciones convertirá a Latinoamérica en un mercado único de préstamos donde personas, empresas y fondos de inversión desde cualquier parte del mundo podrán financiar las necesidades y proyectos de los latinos como nunca antes”, apuntó Alejandro Cosentino, fundador de Afluenta y uno de los pioneros del ecosistema fintech en la Argentina.

Alejandro Cosentino, fundador de Afluenta,
Alejandro Cosentino, fundador de Afluenta, surgida en la Argentina pero que tiene a México como principal mercado

El empresario explicó a Infobae que Afluenta nació con el propósito de convertirse en “multilatina” y que no solo impulsó una actividad que no existía en la región sino que le añadió un desarrollo tecnológico particular que le permite ajustar las tasas al riesgo y diversificar las inversiones entre otras características particulares.

“El desembarco en otro mercado implica adaptarse y hacer una personalización muy específica, desde lo normativo hasta los hábitos de consumo de nuestros potenciales clientes” (Juan Pablo Bruzzo)

Los desembarcos fintech argentinos en otros países de la región van a aumentar, según Gastón Irigoyen, cofundador de Pomelo, una empresa que ofrece infraestructura de servicios financieros que incluso a compañías que no tengan a las finanzas como negocio central: “Las oportunidades están latentes, sobre todo en los últimos años en que aparecieron muchos capitales porque hay fondos de inversión que miran hacia América Latina. Además, hacer empresas regionales e incluso globales es algo que está en el ADN de los emprendedores tecnológicos de la Argentina, nadie emprende pensando solamente en el mercado local. Eso es intrínseco de las empresas de tecnología, sean de finanzas o no”.

La estrategia para salir a otros mercados, explicó Irigoyen, es aprender a ser local: “Es muy importante tener una estrategia local, que la empresa se sienta más chilena que argentina, o más mexicana que argentina, contratar gente del lugar y adaptarse a cada mercado. El desembarco tiene que ser bien local, encontrando las oportunidades. La fintech que consigue eso puede tener un mejor desempeño incluso que una empresa de alcance global”. Pomelo ya está presente en Argentina, Brasil, México y Colombia con solamente un año de actividad, lo que deja en claro su vocación de saltar al mercado con carácter regional.

Otro caso de expansión regional es del de Alprestamo, el marketplace de servicios financieros cuya plataforma conecta usuarios en busca de préstamos y tarjetas con entidades que los ofrecen. A 4 años de su creación, la fintech opera en Argentina, México, España y Uruguay con el mismo modelo de negocio, con más de 2,5 millones de usuarios y más de 50 entidades financieras y bancarias. Su base de clientes en Uruguay es de 400.000 usuarios, el 10% de la población del país. En abril abrirá operaciones en Colombia y analiza llegar a Brasil hacia fin de año. Alprestamo cerró recientemente su primera ronda de inversión dentro de un programa de emisión de acciones por USD 2.500.000; con esta inyección de capital, el valor de la compañía llegará a USD 25 millones.

“La principal fortaleza que tiene una fintech local al desembarcar en otros países es que la Argentina está muy avanzada en tecnología dentro de la región. Nuestro espíritu emprendedor, la costumbre de resolver muchas cuestiones al mismo tiempo y nuestro ritmo de trabajo nos diferencia y genera un plus, tanto en el servicio como en el volumen de trabajo que podemos hacer”, señaló Julian Sanclemente, CEO de Alprestamo.

En el mismo sentido se expresó Juan Pablo Bruzzo, fundador de Moni, una billetera digital que tras 9 años de actividad local ya desembarcó en Colombia, donde desarrolla desde hace un año y medio su cartera de préstamos de consumo: “Tenemos una fortaleza que tiene que ver con estar acostumbrados a gestionar en un entorno muy cambiante, en lo económico, en lo regulatorio, con alta inflación y por ende tasas de interés también muy altas. Eso nos da una gimnasia y una flexibilidad a la hora de llevar la operación a países con una macroeconomía mucho más estable”.

Juan Pablo Bruzzo, fundador de
Juan Pablo Bruzzo, fundador de Moni, que opera en Colombia

“Los modelos de negocios siempre tienen que adaptarse a las reglas y la cultura de cada país. Y aunque en Moni tengamos un modelo y un foco de negocios que funciona localmente con éxito, el desembarco en otro mercado implica adaptarse y hacer una personalización muy específica, desde lo normativo hasta los hábitos de consumo de nuestros potenciales clientes, a los medios de pago, al desarrollo tecnológico, y a un sinnúmero de factores”, explicó Bruzzo, ex presidente de la Cámara Argentina de Fintech.

Otra empresa argentina del sector fintech que dio el salto hacia la región es Geopagos, una plataforma que presta servicios para la aceptación de pagos digitales fundada en 2013 que puede considerarse una compañía regional, con negocios en Argentina, Chile, México, Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia, República Dominicana, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Honduras, El Salvador y Guatemala. El auge de los pagos electrónicos encontró “agrupadores de pagos” y “adquirentes” ávidos por encontrar esos servicios.

En la empresa explican que haber surgido en la Argentina implica una característica muy marcada de resiliencia. “La posibilidad de enfrentarse a cambios inesperados y hasta crisis que nos obliga a reinventarnos de forma constante, con la creatividad de afrontar la complejidad que el mercado argentino requiere. Otros mercados presentarán otros desafíos, pero ya sabiendo cómo pensar dentro de un mercado turbulento, se podrán sortear”, explicaron en Geopagos.

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