A la deriva, el superyate de lujo, propiedad del multimillonario ruso Roman Abramovich, lleva más de una semana navegando sin destino y ha actualizado su situación por primera vez desde que salió del puerto, según muestran los datos de seguimiento de buques, lo que sugiere que el barco no tiene intención inmediata de atracar.
Como un buque fantasma, el Solaris, un barco de 140 pies valorado en 600 millones de dólares, “se encuentra actualmente frente a la costa suroeste de Turquía y se dirige hacia el oeste, según el sitio web de seguimiento Marine Traffic”, informó Business Insider.
Este lunes, el estado del buque cambió de “a la espera de órdenes” a “crucero escénico” -el estado que había mostrado desde que salió de Tivat (Montenegro) el 13 de marzo-, según mostró el sitio web de Marine Traffic.
Georgios Hatzimanolis, portavoz de Marine Traffic, dijo a Business Insider que, aunque los yates y los barcos pueden cambiar su estatus siempre que lo deseen, “lo más probable es que en este caso [el Solaris] esté utilizando el estatus para confundir a la gente acerca de cuál es su destino final”.
Lo más probable es que en este caso [el Solaris] esté utilizando el estatus para confundir a la gente acerca de cuál es su destino final
“Hay muchas especulaciones sobre si será Turquía, Israel o incluso posiblemente los Emiratos Árabes Unidos”, dijo Hatzimanolis a ese medio.
Cabe destacar que “la ubicación de los activos de lujo propiedad de los oligarcas rusos está siendo vigilada de cerca desde que se impusieron sanciones a muchos de los miembros de la élite del país en respuesta a que Moscú ordenara la entrada de tropas en Ucrania. Los países europeos, entre ellos Italia y Francia, ya han confiscado yates, aviones privados y otros bienes de varios oligarcas sancionados”.
Abramovich, que tiene un patrimonio neto de 13.600 millones de dólares según Bloomberg, fue sancionado por el Reino Unido y la Unión Europea, lo que significa que sus activos fueron congelados y tiene prohibido hacer negocios allí.
El Solaris había estado atracado en el astillero barcelonés de la empresa española de mantenimiento de yates MB92 desde finales de 202, pero lo abandonó el 8 de marzo, poco antes de que Abramovich, propietario del Chelsea Football Club, se viera afectado por las sanciones del Reino Unido y la Unión Europea, según BI.
Antes del anuncio de las sanciones, algunos de los más ricos de Rusia trataron de trasladar sus costosos barcos y jets privados a jurisdicciones en las que pudieran proteger sus activos de la confiscación.
El otro superyate de Abramovich, el Eclipse, valorado en 700 millones de dólares, según SuperYacht Fan, fue localizado el lunes frente a la costa de Creta, una isla griega del mar Mediterráneo, según Marine Traffic. El yate ha estado navegando desde que salió de San Martín, en el Caribe, el 21 de febrero, según los datos de seguimiento del barco.
Cabe recordar que la semana pasada la Isla de Man, una dependencia de la Corona Británica que es elegida como paraíso fiscal por magnates de todo el mundo, le quitó la licencia a al menos 18 aeronaves registradas en ese país. Entre ellas, a un helicóptero ligado al superyate de Abramovich, dueño del club inglés Chelsea. “La medida implica que todos esos aparatos no podrán ser volados legalmente en el Reino Unido o la Unión Europea, ya que requieren estar registrados para hacerlo”.
Ubicada en el Mar de Irlanda, entre Gran Bretaña e Irlanda, la isla cuenta con un registro de aeronaves que incluye jets privados y corporativos de alta gama, así como helicópteros. El registro de la isla puede permitir a los millonarios eludir los impuestos que se pagan por esos vehículos en otros países. La Isla de Man es conocida como una economía de bajos impuestos o paraíso fiscal.
Según informó The Guardian, un vocero del Gobierno de la isla dijo que la conexión entre aeronaves registradas en ese país y oligarcas rusos está siendo “revisada como un tema de la más alta prioridad”. El mismo portavoz aseguró que el registro de aeronaves de la Isla de Man había actuado “de forma proactiva y sólida” desde la imposición de las sanciones, trabajando en cooperación con el Departamento de Transporte del Reino Unido.
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