Los dólares alternativos al control de cambios revirtieron en los últimos días la tendencia bajista que se vino sosteniendo durante seis semanas, desde que se anunció el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional el 28 de enero.
El dólar libre, que llegó a negociarse a 199 pesos el martes 15, pero desde entonces se despegó 3,50 pesos o 1,8%, a $202,50 para la venta.
En cuanto a los dólares que son negociados en la Bolsa, el “contado con liquidación” avanzó cerca de siete pesos o 3,8%, a $195,47 a través del Global 30 (GD30C), al igual que el MEP, que cerró pactado a $196,40 a través del Bonar 30 (AL30D).
¿A qué se debió el cambio de percepción que mantenía el mercado respecto del dólar? En la semana se sucedieron novedades que alteraron la “pax cambiaria” imperante.
1) Se aceleró la inflación. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 4,7% informado por el INDEC sorprendió al Gobierno y también a los analistas, más si se considera que el segundo mes del año no es estacionalmente el de mayor inflación. Una suba de precios de tal magnitud no se daba desde marzo del año pasado, once meses atrás.
La inflación minorista avanzó 8,8% en los primeros dos meses de 2022, mientras que en comparación con febrero de 2021 se incrementó 52,3%, según datos los datos oficiales.
Una vez conocido el elevado dato de inflación de febrero, difundido el martes, los dólares alternativos rebotaron desde su “piso”. La pérdida de poder de compra del dólar fue muy fuerte, si se considera que el “blue” está 5,50 pesos o 2,6% por debajo de los $208 del cierre del año pasado, cuando la inflación acumula un 10 por ciento.
En una comparación interanual, el dólar libre asciende un 41%, con una inflación que se escapa por encima del umbral del 50 por ciento. “Con el dato de inflación se terminó la baja del dólar. No se puede sostener dólares bajando con inflación del 5% mensual. El dólar es otro precio más de la economía, si todos suben a un ritmo tan elevado ¿por qué el dólar no debería hacerlo?”, reflexionó el analista financiero Christian Buteler.
“Habrá que seguirlo de cerca y ver si se trata de un cambio de tendencia, o si permanecerá estabilizándose en estos niveles -lo que no descartamos si consideramos que comenzará pronto la temporada fuerte de liquidación del agro-. El problema es que hay muchos pesos dando vueltas, los vencimientos son cada vez más abultados y la emisión crece”, estimó Ariel Manito, gerente comercial de Portfolio Personal Inversiones.
El acuerdo con el FMI establece mantener el tipo de cambio real efectivo en 2022 invariable con respecto a 2021, a fin de preservar la competitividad
2) Poco margen para atrasar al dólar oficial. En el mismo sentido, el ascenso gradual del tipo de cambio oficial, llamado crawling-peg, también empieza a quedar perimido, dado su escaso efecto para ponerle contención a la inflación y, a la vez, el desincentivo que representa para las exportaciones.
Lucas Yatche, Head of Strategy and Investments de Liebre Capital, observa “un contexto de fuertes expectativas inflacionarias para los próximos meses, donde pesará el aumento del crawling peg, el descongelamiento de tarifas, el incremento de los precios internacionales de commodites, la estacionalidad de marzo/abril del sector textil/educación, entre otros”.
En este aspecto, el memorándum de entendimiento con el Fondo no prevé fuertes devaluación, pero estipula que “la tasa de ajuste del tipo de cambio oficial mantendrá el tipo de cambio real efectivo en 2022, en general, invariable con respecto a los niveles de 2021, a fin de preservar la competitividad”, que en los hechos implicará una devaluación que debería respetar el ritmo de la inflación.
Nery Persichini, Head of Strategy en GMA Capital, subrayó que “la apreciación real es sinónimo de inflación en dólares. Desde hace casi un año que el costo de vida promedia 2% mensual en moneda dura”, según el recorrido alcista del tipo de cambio oficial.
3) El límite del dólar “ahorro”. El precio del dólar al que accede el público en bancos, hoy en torno a $190, con el cupo de USD 200, también es señal de reversión para las cotizaciones alternativas al “cepo”. Y en la última semana, el dólar al que se le aplica el 30% de recargo por el impuesto PAIS y el 35% como adelanto de Ganancias llegó a ofrecerse más caro que las variantes MEP y “liqui”, antes de activarse el rebote.
4) Dificultad para sumar reservas. El Banco Central venía en marzo con un muy importante ritmo comprador de divisas en el mercado mayorista, por casi USD 600 millones, y este ingreso de dólares había contribuido a serenar las expectativas devaluatorias para el corto plazo. Hay que señalar que las reservas internacionales brutas están en su nivel más bajo desde fines de 2016 y al contabilizar los dólares líquidos, éstas son negativas, pues están integradas básicamente por préstamos y depósitos privados.
Pero después de conocida la decisión del Ministerio de Agricultura de suspender “hasta nuevo aviso” la aprobación de solicitudes de Declaración Jurada de Operaciones de Exportación (DJE) de subproductos de soja, como la harina y el aceite, el monto operado en el segmento de contado (spot) volvió a niveles cercanos a USD 200 millones diarios, que redundaron en un freno para la compra de reservas de la entidad monetaria.
Un informe de Quinquela-MegaInver indicó que “se necesitan excedentes de divisas para acumular reservas y para ello se depende del factor climático y de los precios internacionales. El conflicto bélico en Europa suma incertidumbre y se convierte en un riesgo, en especial por el costo de la energía y la importación”.
5) Suba de tasas de la Fed. Desde el exterior también llegó una señal alcista para el dólar a nivel doméstico. La Reserva Federal de los EEUU revirtió este miércoles su política monetaria ultralaxa de la era COVID-19, para intensificar su lucha contra la persistente inflación en los EEUU, al anunciar la primera de una serie de subas de las tasas de interés previstas este año.
Los precios máximos observados para las materias primas podría sufrir un ajuste debido al fortalecimiento del dólar, apuntalado por los mayores retornos por apostar a las tasas en los EEUU. Hay que recordar que los granos alcanzaron valores récord en casi una década y que el petróleo crudo tocó máximos en casi 14 años.
La Fed de EEUU subió las tasas y aún confía en un “aterrizaje suave”, es decir “controlar la inflación sin una recesión”
Aunque las exportaciones argentinas, basadas la producción del agro, podrían resentirse, en parte este efecto podría neutralizarse debido a la dependencia argentina a las importaciones de energía, que también descenderían de precios.
Un fortalecimiento global del dólar también afecta a la Argentina por el lado comercial, si es que una baja de las cotizaciones de productos exportables se combina con una depreciación de las monedas de los principales países que las demandan: China y Brasil.
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