En diciembre de 2019 con un billete de $1.000 se podía comprar algo más de 9 kilos de pan francés. Hoy, más de dos años después, con el mismo billete alcanza para menos de la mitad 4,4 kilos. Con un billete de $1.000 ahora se compra menos pan que con un billete de $500 a fines de 2019.
Si se toman los precios que relevó el Indec en diciembre de 2019 y febrero de 2022, la mayor pérdida de poder de compra se observa en la carne y en las frutas y verduras. Hoy, con un billete de $1.000 se compra un kilo de carne, pero en diciembre de 2019 el mismo billete permitía comprar 3,5 kilos.
En el caso del tomate, a $54 el kilo a fines de 2019 se podían comprar más de 18 kilos con $1.000. Hoy está cerca de los $300 el kilo y un billete de mayor denominación alcanza para casi 3,5 kilos
¿Otras comparaciones? En diciembre de 2019 con $1.000 se podían comprar 13 kilos de manzana. Hoy solo 4,5 kilos. La diferencia es aún mayor en el caso del tomate: a $54 el kilo, a fines de 2019 se podían comprar más de 18 kilos con $1.000 y hoy —con su precio cerca de los $300— el billete de mayor denominación alcanza para casi 3,5 kilos.
En paquetes de azúcar, por ejemplo, se puede comprar la mitad: con el billete del hornero alcanzaba para 2 paquetes en diciembre 2019 y en febrero de este año para 11 paquetes. También se puede comprar menos de la mitad de paquetes de yerba o de café molido. En potes de yogur, la diferencia es de 17 potes en diciembre de 2019 a 7 potes en febrero de 2022.
De acuerdo a datos de la consultora EcoGo, el billete de $1.000 de diciembre de 2019 a valores de hoy equivale a $447. “Se perdió más de la mitad de valor respecto a fines de 2019. Es la pérdida de valor que causa la inflación”, señaló Sebastián Menescaldi, director de la consultora.
“El salario estaba bajo ya en diciembre de 2019. Hoy estaría 0,9% por encima de los valores. Llegó a estar 3,9% en noviembre del año pasado respecto a diciembre 2019. Pero gran parte de esa ganancia hasta final del año pasado se perdió en los últimos tres meses con la inflación”, señaló el economista.
En el marco de un proceso de fuerte aceleración de los precios con resultados aún inciertos, la perspectiva para los próximos meses es que se apreciará una caída importante en el poder adquisitivo de los salarios (Besmedrisnik)
“Por la inflación, en enero de 2021 los salarios privados registrados llegaron a estar 1,3% por debajo de los valores de diciembre de 2019. Respecto a ése mínimo, hoy los salarios se ubican 2,2% por encima en términos reales. En general, los salarios durante la actual gestión se han defendido bastante bien, ya que los problemas fueron de empleo y mayormente por la pandemia, pero teniendo en cuenta que los valores son bajos en términos históricos”, aclaró Menescaldi.
De la lista que releva el Indec, los productos del rubro alimentos que más aumentaron entre diciembre de 2019 y febrero de 2022 fueron: tomate redondo (una suba de 437%); lechuga (342%); naranja (236%); kilo de asado (217,5%); manzana (205,7%); kilo de nalga (202,5%); carne picada (201,7%); paleta (201%); filet de merluza (196,5%); cuadril (187,3%); vino común (180%); yerba mate (145,4%); jamón cocido (136%), aceite de girasol (135,6%); pollo (134,5%); yogur firme (130%); café molido (125,4%); y queso cremoso (124,2%).
“Entre diciembre de 2019 y febrero de 2022 los salarios crecieron apenas por debajo de la inflación, menos de dos puntos porcentuales. Sin embargo, un análisis desagregado arroja resultados inquietantes. Al tiempo que los salarios registrados privados lograron moverse con relativa agilidad y crecieron más que la inflación, más de 3 puntos porcentuales, los salarios del sector público perdieron terreno, casi 5 puntos, y los grandes perdedores fueron los trabajadores informales, los más vulnerables, que perdieron nada más y nada menos que 11 puntos porcentuales en comparación con los precios minoristas”, detalló el economista Pablo Besmedrisnik, director de VDC Consultora.
Con todo, el economista destacó que durante 2021 los salarios registrados ofrecieron una mejora real, pero luego de tres años consecutivos de contracción. “Hay un elemento en común entre los diferentes sectores asalariados: todos y cada uno de ellos perdieron contra la evolución de los precios de los alimentos. Esta pérdida de poder adquisitivo es particularmente alarmante en los trabajadores no registrados. Los salarios de los trabajadores en negro terminarán creciendo nominalmente entre diciembre de 2019 y febrero de 2022 un 112%, bastante menos que la inflación acumulada en alimentos (141%). Por el impacto del conflicto bélico, esta tendencia se está profundizando con fuerza en el último trimestre”, agregó.
“En el marco de un proceso de fuerte aceleración de los precios con resultados aún inciertos, la perspectiva para los próximos meses es que se apreciará una caída importante en el poder adquisitivo de los salarios. La velocidad de ajuste de los salarios registrados estará lejos de compensar el salto fortísimo en la inflación que se verificó en los últimos tres meses y que persistirá por lo menos un tiempo más. La inflación anualizada de los últimos tres meses subraya la gravedad de la situación: 57% en diciembre de 2021, 58% en enero de 2022 y 73% en febrero de 2022. La anualización de la tasa de inflación de alimentos de enero de 2022 es definitivamente indigerible”, advirtió el economista.
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