La aprobación del acuerdo con el FMI en el Senado implica que automáticamente se abre la puerta para su tratamiento en el directorio del organismo, lo que podría suceder la semana próxima. Si se cumplen los tiempos previstos, en los próximos diez días deberían ingresar USD 9.800 millones que irán a engrosar las reservas netas, que habían caído prácticamente a cero desde fines del año pasado.
Pero más allá del alivio en materia financiera, las dudas de los mercados pasan por el cumplimiento de las metas fiscales y financieras, que se vuelven más complicadas ante el cambio de las condiciones internacionales. La invasión de Rusia a Ucrania implica más ingreso de divisas por los altos precios de las materias primas agrícolas. Pero al mismo tiempo será mucha más cara la importación de energía durante el invierno, lo que representará un alto costo fiscal. Un informe de la consultora ACM consideró que el acuerdo es “cumplible, pero no exentos de desafíos”. “Lograr un déficit de 2,5% del PBI parece un objetivo alcanzable, aún cuando no se haga un ajuste del 0,6% en subsidios”. Según esas estimaciones, el año ya arranca con ahorros importantes por los gastos en Covid-19 y elecciones, que permitirían lograr la meta propuesta.
En el caso de la meta monetaria, que propone bajar del 3,7% del PBI a sólo 1%, se trataría de un objetivo más complejo. “Esto sucede porque implica aumentar el ahorro en pesos en una medida considerable”. “Es positivo que el acuerdo evita que la economía caiga en una situación muy complicada y difícil de superar”, señaló la consultora.
El acuerdo es por un total de USD 45.000 millones, que se irán desembolsando a medida que se cumplan las metas estipuladas en cada revisión trimestral. Pero este primer tramo del crédito del organismo tiene un doble objetivo: repagar los USD 2.800 millones que vencen la semana próxima y al mismo tiempo mejorar el nivel de reservas. Esto será posible porque en realidad el Fondo devuelve las últimas cancelaciones de vencimientos que realizó el Gobierno.
El BCRA entra así en “temporada alta” en materia de ingreso de divisas. Además de los pagos del Fondo, a partir de abril ingresarán los dólares de la cosecha gruesa, con el agregado de precios internacionales por las nubes a causa de la guerra. La soja, por ejemplo, continúa por encima de los USD 600 y sigue en sus máximos de la última década.
La meta fiscal sería más cumplible que la monetaria. Aunque no se cumpla con la baja de subsidios energéticos que se comprometió, habría ahorros por menores gastos de Covid-19 y las elecciones legislativas
El efecto de corto plazo del acuerdo con el Fondo representará una mejora del balance cambiario. La caída de la brecha cambiaria desde 100% a niveles inferiores a 80% también refleja una mayor tranquilidad de parte de los inversores. La caída de los dólares financieros arrancó justamente desde fines de enero, cuando el Gobierno confirmó que finalmente había entendimiento con el organismo. Sin embargo, el tipo de cambio parece haber encontrado un piso y ayer el dólar libre rebotó hasta $ 202 y el “contado con liquidación”, que había finalizado debajo de $ 190 a fines de la semana pasada volvió a niveles de $ 195.
Por otro lado, la expectativa también apunta a la evolución de la inflación, ya que el acuerdo estipula un rango de 38% a 48% para el 2022, que luego va descendiendo 5 puntos porcentuales por año. Se trata, sin embargo, de una indicación que no representa una meta que obligatoriamente debe ser cumplida. El arranque de la inflación en los primeros meses de 2022 ya marca que el índice de inflación para el año estará cómodamente arriba del 55%, mucho más alto que el cálculo que figura en el acuerdo.
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