En la liga de Venezuela, Sudán, Siria y Zimbabue: la Argentina se consolida entre los países del mundo con mayor inflación

La inflación de 8,8% en el primer bimestre del año no solo mantiene al país dentro del triste ranking de los más inflacionarios sino que anticipa riesgos para el cumplimiento de la meta del 43% acordada con el FMI

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El presidente de Argentina, Alberto Fernández, y el ministro de Economía, Martín Guzmán
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, y el ministro de Economía, Martín Guzmán

El alarmante Índice de Precios al Consumidor (IPC) de febrero de 4,7% consolidó la cercanía de la Argentina en grupo de los países con más altos índices de inflación a lo largo del mundo. El presidente Alberto Fernández anunció que comienza “la guerra contra la inflación” pero su gobierno lleva perdidas varias batallas que ubican al país todavía lejos de una hiperinflación como la que está atravesando Venezuela pero cerca de tener un indeseado récord a nivel global.

El 4,7% de febrero, que implica un 8,8% para el primer bimestre del año es tan elevado que pone en riesgo en forma temprana a la pauta inflacionaria del 43% establecida en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Además, hay dos decisiones incluidas en ese acuerdo que impactarán en forma directa sobre los precios: el descongelamiento de las tarifas de los servicios públicos y la aceleración de la devaluación del peso, que ya no correrá de atrás a la inflación como ocurrió en 2021.

El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco Central ubica la inflación para el año 2022 en 55%, por encima de la pauta oficial acordada con el Fondo y del 52,3% de inflación interanual en febrero. Pero a la vez hay otros factores que empujan las perspectivas al alza que se añaden a lo ya mencionado, la imposibilidad de seguir pisando el dólar y las tarifas. Uno de ellos es el aumento de los combustibles del 9% generará “aumentos de segundo orden”, ya que impactará sobre la distribución de muchísimos productos. La suba de las commodities generada por la invasión rusa a Ucrania, en particular del gas y del petróleo, también augura un impacto en los precios internos a través de diversas vías.

De este modo, no es extraño que el país se anote entre las naciones con mayor inflación a nivel global. En 2021 hubo solamente 4 países en el mundo que tuvieron un índice inflacionario mayor al 50,9% de la Argentina, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, sobre un total de casi 200 naciones que releva el organismo multilateral.

Los países que superaron a la Argentina el año pasado fueron Venezuela, con un 2.700% según el FMI (aunque las cifras oficiales de país arrojaron 686,4%, una desaceleración con respecto al casi 3000% de 2021); Sudán, con 194,6%; Zimbabue, con 92,5%; y Surinam, que registró un 54,4 por ciento. Se trata de naciones que atraviesan escenarios de conflictos bélicos, dictaduras y duras crisis internas.

Los países que superaron en inflación a la Argentina en 2021 fueron Venezuela, Sudán, Zimbabue y Surinam

Venezuela tiene un descontrol inflacionario desde hace años. En medio de las restricciones y los problemas de abastecimiento de todo tipo de productos, el país salió hace pocos meses del contexto hiperinflacionario en el que estaba desde 2017. En diciembre, el Banco Central de Venezuela (BCV) informó que su IPC fue de 7,6% y de esa manera registró 12 meses consecutivos con cifras por debajo del 50% interanual, el número que es umbral de hiperinflación.

Aún con su situación económica y social caótica, la inflación de Venezuela en febrero fue inferior a la de Argentina. Alcanzó el 2,9% y fue el sexto mes consecutivo con inflación de un dígito. Los analistas ven la principal causa de la reducción de la inflación en la apreciación del bolívar frente al dólar, a la reducción de los subsidios a los combustibles y a la flexibilización del control de cambios.

infografia

En Sudán (260%), en tanto, la crisis interna es muy fuerte tras el golpe militar de octubre pasado, que desde entonces trajo enfrentamientos con decenas de muertos en las calles y una crisis alimentaria que afecta al 70% de su población. La semana pasada el Banco Central decidió la liberación total del mercado cambiario para tratar de estabilizar el valor de la libra sudanesa. Zimbabue (66,1%), por su parte, golpeada por la variante ómicron de coronavirus y un creciente nivel de violencia política, no consigue encauzar su economía tras haber padecido durante 30 años la dictadura de Robert Mugabe que finalizó en 2017. Desde entonces, su inflación se ubicó entre las más altas del mundo.

Surinam (61,5%) aspira a controlar su inflación, proyectada algunos puntos porcentuales por encima de la de Argentina, tras haber sellado con el FMI un programa de USD 688 millones a tres años, con unos USD 55 millones de desembolso inmediato. “El programa tiene como objetivo reconstruir las reservas”, dijo la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. El pequeño país del norte de América de Sur, antes conocido como Guayana Holandesa, tiene poco más de medio millón de habitantes.

Promedio mundial y región

En la región, tomando los datos anuales correspondientes a 2021 y con la excepción ya explicada de Venezuela, la tasa de inflación de la Argentina se destaca dramáticamente por sobre el resto de los países, aún cuando varios de ellos mostraron índices en alza desde el inicio de la pandemia. El único país con inflación de dos dígitos fue Brasil, que alcanzó el 10,06%, la más alta en 6 años y duplicando la meta de 5,25%. En los demás casos, Uruguay terminó con 7,6%, Chile con 7,2%, Paraguay con 6,8%, Colombia con 5,6%, Ecuador con 1,94%, Bolivia con 0,9%, Perú con un 6,4% (la más alta en 13 años) y México con 7,36%.

El año pasado la inflación subió en todo el mundo por el efecto de la emisión monetaria surgida de los programas de asistencia gubernamentales para paliar los efectos del coronavirus. El promedio de la inflación mundial fue de 4,3% –apenas por debajo del valor mensual de la Argentina conocido ayer–, con un promedio de 5,5 por ciento para los países emergentes y de 2,8 para las economías avanzadas.

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