En su habitual sala de reuniones del piso 12, el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobará el acuerdo con la Argentina, aunque sin evitar las quejas y el escepticismo de los principales socios del organismo respecto de la situación económica local y la falta de un plan sólido.
Así lo revelaron a Infobae fuentes vinculadas a la negociación que precisaron que el directorio convalidará el acuerdo al que llegó el staff técnico, aunque los tiempos dependen más de la velocidad del Congreso Nacional.
Falta de un plan económico que permita atraer inversiones reales sin modificar las reglas jurídicas
Una fuente diplomática de un país del G7 expresó a Infobae que nadie quiere empujar a la Argentina al default, pero aclaró que se mantiene el espíritu crítico por la falta de un plan económico que permita atraer inversiones reales sin modificar las reglas jurídicas cada vez que hay un cambio de gobierno, un déficit fiscal alto, problemas para recortar los subsidios energéticos, excesivas trabas en el comercio exterior y falta de infraestructura para proyectos de mediano plazo.
Otra fuente con acceso a las negociaciones, luego del entendimiento entre el Gobierno y el staff técnico la semana pasada, indicó que “Holanda y Japón posiblemente vuelvan a repetir sus quejas contra la Argentina en el directorio, mientras que Estados Unidos va a apoyar, aunque ya pidió que el presidente no repita el gesto de decir que Washington no lo apoya”.
“Fernández podría haber hecho el mismo viaje que hizo a Rusia y China pero sin decir lo que dijo sobre la alianza con Putin y la distancia que quiere tomar de Washington”, agregó.
De todos modos, aclaró, esto no significa que el acuerdo se empantane en el board. “El FMI no va a querer aparecer como el que causa una crisis, aunque no crea que el nuevo programa cambie el panorama”, explicó la fuente, que agregó que si bien la suba de la energía internacional complicará las cuentas externas argentinas, a la vez habrá mayores ingresos fiscales por la suba de las materias primas que exporta el país.
En este sentido, el ex secretario de Finanzas Miguel Kiguel dijo a Infobae que el acuerdo, que consiguió media sanción en la Cámara de Diputados pese al voto negativo de unos 40 legisladores oficialistas, “pasará sin problemas” por el directorio, aunque haya quejas de “algún país europeo o Japón”.
Por otra parte, opinó que “el precio de la energía va a ser un problema para la meta fiscal; no tanto para las de reservas porque también subieron los precios de nuestras expos, pero algo va a pegar”.
Otra fuente con acceso directo a los negociadores observó que en el FMI “el acuerdo se ve como un préstamo puente para llegar al 2024, el único posible con un gobierno que no tiene capacidad ni ganas ni capital político para hacer reformas o corregir problemas estructurales”.
En el FMI el acuerdo se ve como un préstamo puente para llegar al 2024, el único posible con un gobierno que no tiene capacidad ni ganas ni capital político para hacer reformas estructurales
“La alternativa es el default -salir del default llevaría al menos 6 meses, que el próximo gobierno no tendrá). Además, las metas fiscales y de reservas (lo único relevante) implican una corrección fiscal y cambiaria que el gobierno en el mejor de los casos hará a medias en 2023, por lo que lo más probable es que lleguemos a 2023 de waiver en waiver”, explicó.
Además, dijo el informante que “la ley de aprobación del programa en el Congreso es un invento del ministro de Economía; el Fondo no pidió la ley ni interviene en su redacción. El staff ahora espera que se vote algo para salvar las papas, sobre todo porque, después del viaje de Alberto a Rusia, la poca buena voluntad que quedaba en los directores del G7 en el Board del FMI desapareció. Preferían la aprobación del programa, pero toleran aprobar la solicitud del nuevo préstamo, que es lo que posiblemente salga”, concluyó
A su vez, el ex representante argentino ante el FMI, Héctor Torres dijo que la tranquilidad o no del paso del acuerdo en el directorio “depende en gran medida de lo que ocurra en el Congreso”.
“Este es un programa que difícilmente cumple con los requisitos de acceso excepcional (salvo el 1, tener un problema serio de balanza de pagos). El cumplimiento del segundo (deuda sostenible o sostenible pero sin una alta probabilidad) y el tercero (perspectivas de ganar / recuperar acceso a los mercados de capital privado), dependen fundamentalmente del cumplimiento del cuarto requisito (que el gobierno tenga capacidad institucional/política y compromiso para implementar programa respaldado por el FMI)”, detalló.
“Si una parte del Frente de Todos vota tapándose la nariz y la otra parte vota en contra (o se abstiene o no se presenta) y la oposición vota diciendo ‘queremos los dólares pero no apoyamos el programa’, creo que no hay forma de argumentar que el cuarto requisito se cumplió. Es decir, no hay ninguna perspectiva de que el programa genere el mínimo de confianza necesario como para que la deuda tenga algo, aunque sea mínimo de sustentabilidad, ni que la Argentina tenga una remota perspectiva de volver al mercado de capitales”, sentenció Torres.
Por otra parte, anticipó el experto que, tras la suba de la energía global por la invasión rusa a Ucrania, “la única forma de ‘cumplir’ con las metas del programa es que el FMI sea flexible con los plazos de cumplimiento y el gobierno sea flexible con las medidas que tenía pensado usar para llegar a los plazos originales. En otras palabras, tendrá que haber plazos más largos y aumentos de precio más ambiciosos”.
Las relaciones con el G7
Tal como se resaltó desde Estados Unidos, los representantes del G7 ya le han perdido la poca paciencia que le tenían a la Argentina. En este sentido, el economista Marcelo Elizondo dijo a Infobae que “la Argentina no tiene muy buenas relaciones bilaterales con nadie; ni siquiera con Brasil o Uruguay, sus socios más tradicionales, porque ha generado mucha rispidez en cuestiones que no son estratégicas pero que han creado problemas”.
“La relación con Estados Unidos es de tira y afloje y yo las dos partes están soportándose porque no quieren generar un mal mayor, pero Estados Unidos no está contento con la Argentina por sus votos en red para las autocracias latinoamericanas y por sus manifestaciones en contra”, expresó el experto en temas internacionales.
La relación con Estados Unidos es de tira y afloje y yo las dos partes están soportándose porque no quieren generar un mal mayor (Elizondo)
“Con el Reino Unido está el tema de Malvinas, que empeoró porque el gobierno de Macri lo había encapsulado y éste gobierno volvió a ponerlo en el frente, aunque en una forma menos agresiva que con Cristina. De todos modos, casi no hay relación con el Reino Unido, que le propuso al Mercosur una zona de libre comercio pero la Argentina se opone”, detalló Elizondo.
Una situación similar se da con Japón, que “igual que Corea del Sur quieren un acuerdo de libre comercio con el Mercosur, pero Argentina se opone; además en el caso específico de Japón, es uno de los accionistas más duros”, acotó.
De este modo, expresó Marcelo Elizondo, “el Gobierno no tiene grandes amistades, ni siquiera con China, que es con quién se supone ha cultivado más el vínculo y si bien hay intereses comerciales, la Argentina no pudo obtener que le bajen el arancel de ingreso de productos argentinos”, en otro ejemplo de la poca eficacia de la estrategia diplomática del Gobierno, que se ve reflejada en el ingreso de menos dólares para el país.
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