Uno de los superyate vinculados al oligarca ruso Roman Abramovich abandonó un puerto de Barcelona, donde había estaba para una reparación en un astillero local, según mostraron los datos de seguimiento de buques.
Según informó Reuters, el Solaris, de 140 metros de eslora, que navega con bandera de las Bermudas según el sitio de seguimiento Marine Traffic, abandonó el astillero de la empresa española MB92 en Barcelona poco después de las 17:00 horas (1600 GMT) del martes, según el mismo sitio.
El superyate, construido en un astillero alemán y salió al mar por primera vez a principios del año pasado, “es uno de una serie de yates propiedad de Abramovich”, según informes de las publicaciones de artículos de lujo SuperYachtFan, SuperYacht Times y Forbes.
Abramovich, el ejecutivo que la semana pasada puso a la venta el Chelsea Football Club y prometió donar el dinero de las ganancias para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, “no ha sido objeto hasta ahora de ninguna sanción por la invasión de Moscú” y la salida de su superyate podría ser por lo tanto una estrategia preventiva.
Según Reuters, una portavoz de Abramovich dijo: “Nunca comentamos los movimientos del yate ni de ningún otro vehículo o embarcación”.
Cabe destacar que el barco estaba en el astillero de Barcelona desde finales de 2021, según una fuente del sector, que indicó que no estaba claro a dónde se dirigía.
En este sentido, la Comisión Europea ha preparado un nuevo paquete de sanciones contra Rusia y Bielorrusia por la invasión de Ucrania que afectará a otros oligarcas y políticos rusos y a tres bancos bielorrusos, según dijeron el martes tres fuentes a Reuters.
Por otra parte, la semana pasada las autoridades francesas pusieron bajo custodia temporal cuatro buques de carga y un yate de lujo vinculados a oligarcas rusos, en el momento en que Estados Unidos y otros gobiernos intensificaron las sanciones contra los superricos rusos vinculados al presidente Vladimir Putin.
Al respecto, al menos otros cinco superyates propiedad de multimillonarios rusos estaban anclados o navegando en las Maldivas la semana pasada, una nación insular en el Océano Índico sin tratado de extradición con Estados Unidos.
Además, “hay otros tres yates supuestamente vinculados a oligarcas rusos en el astillero de Barcelona, según Marine Traffic. Uno de ellos está relacionado con Sergei Chemezov, jefe del conglomerado aeroespacial y de defensa estatal ruso Rostec, que fue sancionado la semana pasada por Estados Unidos”.
“Los otros dos pertenecen a oligarcas rusos que no han sido sancionados: Andrey Molchanov, principal accionista del constructor de viviendas ruso LSR, y el magnate metalúrgico Mikhail Prokhorov”.
Además, otro superyate, “llamado Eclipse, que al parecer también es propiedad de Abramovich, estuvo en Barcelona el pasado otoño y ahora se encuentra en el Mar Caribe, cerca de las Islas Vírgenes Británicas”.
La venta del Chelsea
Cabe recordar que Abramovich anunció la semana pasada la venta del Chelsea. “He dado instrucciones a mi equipo para que establezca una fundación benéfica a la que se donarán todas las ganancias netas de la venta. La fundación será en beneficio de todas las víctimas de la guerra en Ucrania. Esto incluye proporcionar fondos críticos para las necesidades urgentes e inmediatas de las víctimas, así como apoyar el trabajo de recuperación a largo plazo”, explicó.
“Ha sido una decisión muy difícil de tomar y me duele mucho tener que dejar el club. Espero poder volver una última vez a Stamford Bridge para poder decirles adiós a todos. Ha sido un privilegio formar parte del Chelsea y estoy muy orgullosos de todo lo que hemos logrado”, continuó en su despedida.
Cabe recordar que Abramovich compró el Chelsea en 2003 por una cantidad cercana a los 100 millones de euros y desde entonces lo ha convertido en uno de los equipos más relevantes de Europa, con 18 títulos que incluyen las dos conquistas en la Champions League y cinco títulos de la Premier League.
Un grupo estadounidense, con el multimillonario Hansjörg Wyss a la cabeza, ha sido de los primeros en mostrarse interesado en adquirir el club, aunque se han mostrado reticentes con el precio que exige el magnate ruso.
“Puedo imaginarme dirigir el Chelsea junto a algunos socios, pero tengo que mirar las condiciones generales primeros. Lo que seguro que no voy a hacer es meterme en algo como esto solo. Si compro el Chelsea, será con un consorcio de seis o siete inversores”, afirmó Wyss.
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