Una de las principales joyas edilicias de la Costa Atlántica argentina poco a poco vuelve a recuperar el brillo de antaño. Se trata de un edificio icónico donde supieron convivir al principio familias aristocráticas que iban a pasar sus vacaciones y tuvo un esplendor posterior, entre los ‘70 y los ‘90, cuando atrajo a personajes de la farándula, turistas y amantes de la noche que se encontraban para compartir charlas, algún plato o trago hasta amanecer cerca de la arena y el agua.
Se trata de la del Torreón del Monje, construcción ubicada sobre el Paseo Jesús de Galindez, Punta Piedras, a pasos de la playa Las Toscas y de la Avenida Patricio Peralta Ramos. Una vez que se concluya el plan de obras que se inició en 2016, cuyos trabajos van por sus últimos pasos, totalizarán una inversión estimada en 1.200.000 dólares.
Jerónimo Mariani, arquitecto del estudio marplatense Mariani Pérez Maraviglia Cañadas a cargo del proyecto y la dirección de las obras, destacó a Infobae que “las obras de renovación del Torreón del Monje involucraron tareas de obras nuevas como de restauración estructural, impermeabilizaciones, refuncionalización y puesta en valor de una joya arquitectónica de la ciudad y del país. Quien no lo visitó o no pasó por aquí al venir a Mar del Plata”.
“La renovación incluye tareas de obras nuevas como de recuperación estructural, impermeabilizaciones y puesta en valor de una joya arquitectónica de la ciudad y del país” (Mariani)
Entre las modificaciones más importantes se encuentra la creación del llamado Módulo Sur, la recuperación del casco histórico, la incorporación de un gimnasio de primer nivel (ya funciona con piscina exterior incluida), el balneario con spa y pileta descubierta y se calcula que en breve se inaugurará la pileta cubierta y semi olímpica de 25 metros de largo.
“También en la pedana histórica (el lugar abierto en el antiguamente se practicaba tiro al pichón) se está recuperando e impermeabilizando, allí se va a inaugurar en los próximos meses un espacio gastronómico, sobre el mar de 18 x 18 metros con una gran espacialidad, calidad constructiva y arquitectónica”, detalló a Infobae Rodolfo Parato, que junto con su madre María del Carmen Sarlo y sus hermanos Nicolás y Florencia, actualmente continúan con la recuperación del edificio en forma privada.
El Torreón del Monje está ligado con la familia Parato, siendo Domingo -quien falleció en 2014- uno de los dueños que más popularizó al lugar. El empresario marplatense se había hecho cargo del inmueble en 1979, y en ese entonces había iniciado la puesta en valor de la unidad convirtiéndola en una de las postales indiscutidas de Mar del Plata y recuperando los enormes valores patrimoniales del conjunto que, de otra manera, podrían haberse perdido.
Paso a paso para su recuperación
Desde que se iniciaron las obras tendientes a relanzar el edificio y su propuesta de contenidos en 2016, algunos de los cambios más relevantes son haber convertido una playa tradicional de Mar del Plata, en un parador y balneario 5 estrellas con piscinas y amenities jerarquizados.
“Sumado a ello, el trabajo realizado en la construcción de nuevas superficies y remodelación de lo existente permitió desarrollar nuevos locales comerciales para usar todo el año. Es decir que, en rasgos generales, donde antes encontrábamos locales gastronómicos de verano y propuestas de temporada, hoy los visitantes podrán disfrutarlas siempre, eso incluye exposiciones o encuentros con la cultura como eje”, describió Mariani.
Desde mediados de 2021, comenzó a ejecutarse la etapa de obra más importante del masterplan, el cual se encuentra avanzado en un 90 por ciento. Esta intervención permitió desarrollar y transformar lo que antes eran salones de usos múltiples y depósitos operativos en gimnasio y fitness center de aproximadamente 1.300 m2 con piscina semi-olimpica cubierta, guardería, escuela de actividades y deportes náuticos. Además de un salón comercial gastronómico de 350 m2 cubiertos y 850 m2 descubiertos, en la terraza principal del edificio.
En cuanto a los materiales utilizados para su renovación, Mariani, explicó que “lo principal de esta etapa es el hormigón armado con condiciones especiales de composición y recubrimientos para la exposición marina, también el acero inoxidable, las carpinterías de aluminio con ruptura de puente térmico y los vidrios de seguridad y con cámara de aire. Así como la realización de cubiertas verdes y áreas de encuentro social y relación de la ciudad y el mar”.
La intención de los propietarios es que el emblemático inmuebles se transforme en el Distrito Cultural-Gastronómico, de usos múltiples, el cual podrá ser vivido y disfrutado los 365 días del año.
Parato, puntualizó que “es uno de los más importantes referentes edilicios de la ciudad. Sus 118 años de historia lo posicionaron como un testigo extraordinario del tiempo social, turístico y cultural de Mar del Plata. Cuenta además con una ubicación estratégica dentro de la bahía fundacional de la ciudad, lo que permite apreciar el paisaje oceánico y la costa desde una forma privilegiada y única”.
Emblemáticos como pocos
El Torreón del Monje se asienta sobre una punta de piedras, siendo el único edificio construido sobre la costa con una enorme plataforma de hormigón que se prolonga sobre el mar.
El acceso principal esta jerarquizado por un porche semicubierto a 45º respecto de los ejes principales, con tres arcos y columnas de piedras. El material más destacado es la torre de planta octogonal con chapitel curvilinio de tejas normandas. Luego se levantan dos torres menores como contrapunto que se combinan con arcos, columnas, pilastras, contrafuertes y remates alineados que se asemejan a un castillo.
La piedra es del lugar, donde se asienta, en las ampliaciones a través de los tiempos se usaron diversos materiales como piedra, revoque rústico y ladrillo visto.
Ernesto Tornquist, un miembro de la elite europea y benefactor de la ciudad, fue quien encargó la construcción de una torre al arquitecto alemán Karl Nordmann en 1904. Se llamó Torre Belvedere, y fue donada por Tornquist para Mar del Plata.
Este icónico mirador fue ampliado en 1927 siendo aterrazado sobre el mar, el cual fue inaugurado en 1929 con los diseños de los prestigiosos arquitectos Eduardo Lanús y Federico Woodgate. Allí se alojó el Pigeon Club, dónde se practicaba el “tiro a la paloma”, deporte aristocrático hace más de 70 años.
Después de distintos usos, a finales de la década del ‘60 el edificio cierra sus puertas para luego permanecer abandonado durante más de 10 años. Fue tal eldeterioro en su estructura durante esos años que se llegó a proponer su demolición. Pero gracias a la visión e inversión privada pudo mantenerse en pie y ahora en una nueva etapa volverá a lucir como nuevo.
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