A horas de que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, con su letra chica definida, ingrese al Congreso para que inicie el camino de la discusión política doméstica tras meses de negociación con Washington, dentro del Frente de Todos persiste la resistencia de un sector que rechaza la dirección que tomaron las conversaciones con el organismo y el espíritu que tendrá el programa financiero.
Para algunos economistas que orbitan al kirchnerismo, el acuerdo es cumplible en sus metas trimestrales de déficit primario y de asistencia monetaria desde el Banco Central, pero consideran que el Estado no estará en condiciones de afrontar la devolución del nuevo préstamo al FMI desde 2026 por lo que especulan con que tras las elecciones presidenciales de 2023 habría que sentarse a negociar nuevamente con el organismo y también con los acreedores privados.
Se espera que el memorándum de entendimiento con el Fondo Monetario ingrese en lo que resta de la semana a la Cámara de Diputados, donde comenzará el tratamiento en comisiones. El ministro de Economía Martín Guzmán y el representante argentino ante el directorio del FMI Sergio Chodos serán los encargados de defender el resultado del tira y afloje con Washington ante los legisladores opositores, y también ante los propios.
Un sector del Frente de Todos ya planteó en público su rechazo al acuerdo. Máximo Kirchner renunció a la jefatura del bloque oficialista en Diputados y se cree que, detrás de su figura, una treintena de legisladores también manifieste abiertamente su desacuerdo. Uno de ellos es Itaí Hagman, economista y referente del Frente Patria Grande, que apoyó la carta de Kirchner en la que cuestionó el primer entendimiento con el FMI.
Para algunos economistas que orbitan al kirchnerismo, el acuerdo es cumplible en sus metas trimestrales de déficit primario y de asistencia monetaria desde el Banco Central, pero consideran que el Estado no estará en condiciones de afrontar la devolución del nuevo préstamo al FMI desde 2026
“Ahora que estamos en momentos de definición, vamos a esperar que llegue el acuerdo al Congreso y en ese momento tomaremos una decisión”, afirmó el diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en diálogo con Infobae. Cuando se presentaron los lineamientos centrales del acuerdo con el FMI, Hagman planteó dudas sobre “cómo se va a hacer para cumplir esas metas y también las metas internas, es decir que los ingresos de la gente mejoren”, aseguró.
En ese sentido, planteó que “el Presidente dio una señal en esa dirección en su discurso cuando habló sobre las tarifas, pero nosotros planteamos dudas sobre la discusión de fondo, es decir si la estrategia fue la correcta, si se planteó con claridad la posición argentina y si podría haberse negociado en otras condiciones”, mencionó.
Otro frente integrante del oficialismo, aunque no tiene presencia en el Congreso, es Soberanos, que integran entre otros Fernanda Vallejos, Amado Boudou y Alicia Castro, entre otros. Uno de los miembros de esa agrupación es Alejandro Olmos Gaona, experto en deuda soberana y crítico de la negociación con el Fondo. “El FMI violó 3 artículos de su estatuto con el préstamo de 2018 y parece que el Gobierno no lo consideró. Acá hubo responsabilidades compartidas. Guzmán tendría que haber marcado en qué falló el FMI. Cuando un organismo incumple sus normas debe hacerse cargo y reparar esa situación”, argumentó.
Por otra parte, Olmos Gaona explicó cuál es la crítica desde el punto de vista económico que hace Soberanos al acuerdo negociado con Washington. “Se han aceptado todas las exigencias del Fondo. Cuando se dice que no hubo reformas estructurales, es porque era delirante pensar que fuera a pedirlas ahora”, dijo. “Este crédito no va a poder pagar ni remotamente, no hay forma de pagarlo. Seguramente el Gobierno pedirá una dispensa (waiver) y seguirá refinanciándolo. Es razonable que haya que plantear una nueva renegociación con el Fondo el día de mañana”, concluyó.
Fuera de micrófono y en off the record, entre distintas fuentes del bloque de legisladores del Frente de Todos que responden a la vicepresidenta Cristina Kirchner hasta economistas, centros de estudios que orbitan al kirchnerismo y miembros del Instituto Patria consultados en las últimas horas por Infobae sobrevuela un diagnóstico muy crítico del resultado de la negociación con el Fondo. Esto preanuncia una discusión áspera en el parlamento del texto final que envíe el Ministerio de Economía.
Los cuestionamientos se pueden dividir en cuatro grandes grupos: el de las metas económicas del acuerdo, en el “post”, el momento en que el Estado tenga que devolver los dólares del nuevo crédito, las consecuencias económicas y electorales que podría acarrear un programa como el que se apresta a firmar el Poder Ejecutivo y la discusión sobre la responsabilidad del Fondo Monetario en el Stand By fallido de 2018.
Sobre el primer aspecto, en el kirchnerismo cuestionan que los lineamientos de política económica consensuados con el FMI “dejan al Gobierno sin una herramienta fiscal importante como es la asistencia monetaria desde el Banco Central”, creen. En el primer año de vigencia del acuerdo debería recortar la emisión monetaria para financiar al Tesoro desde 3,7% del PBI hasta 1 por ciento.
Los cuestionamientos del kirchnerismo se pueden dividir en cuatro grupos: las metas económicas, la devolución del nuevo crédito, las consecuencias económicas y electorales del programa y la discusión sobre la responsabilidad del Fondo Monetario en el Stand By fallido de 2018
Otra fuente se diferenciaba esta tarde y afirmaba: “No soy tan fatalista con la cuestión monetaria, tenés herramientas de regulaciones para que el desarme de pases financie al Tesoro. La guita está, a lo sumo vas a tener que presionar un poco más a los bancos. Puede ser conflictivo pero no me parece tan grave”, consideraba.
Un economista que, sin tener cargo en el Palacio de Hacienda, orbita al oficialismo, opinaba que “el gran desafío del acuerdo pasa por lo monetario. Tenés dos salidas: un artilugio contable para computar un ingreso de Derechos Especiales de Giro como ingresos fiscales, algo que debería estar formulado en el acuerdo. Y otra es pedir un waiver. No creo que sea pecaminoso que si el Gobierno es prolijo con la meta fiscal pueda pasarse un poco de la meta de asistencia del BCRA”, comentó.
Desde el ala política del kirchnerismo en el Congreso planteaban que “lo que hace ruido del acuerdo es cómo se van a cumplir las metas. Si se cumplen postergando la necesidad de recomponer ingresos de la gente, en el mejor de los casos cumplís metas nomás. Y si no las cumplís solo quedás sometido a la presión del FMI cada tres meses. Asumir las reglas del Fondo implican estas cosas”.
Otros cuestionamientos estaban más direccionados hacia la viabilidad electoral del Frente de Todos, a un año y medio de las presidenciales. “Incluso con un buen acuerdo, si no te permite generar una recuperación social, si aumentás las tarifas, las tasas de interés, no apreciás el tipo de ecambio y tenés una política monetaria contractiva, es muy difícil que logres que los salarios le ganen a la inflación”.
“Es un programa piantavotos”, resumió otro analista cercano al kirchnerismo. “No hay forma de no perder caudal político con un acuerdo con el FMI. En Portugal un gobierno de izquierda planteó una salida al FMI pero el trabajo sucio lo hizo un gobierno de derecha, que puso las cuentas en orden e hizo los deberes. Eso este Gobierno no lo va a tener”, reflexionó.
Una de las preocupaciones centrales entre dirigetes afines al kirchnerismo es que, cuando termine la etapa de revisiones y metas macroeconómicas y llegue la hora de devolver los USD 45.000 millones al Fondo Monetario, el país no tenga las reservas suficientes para afrontarlo. Y que esa situación fuerce a una nueva negociación con el organismo y, también, con los acreedores privados.
“El Presidente dijo en el Congreso que esto no resuelve el problema de la deuda. Y se entiende que en caso de que ganemos la elección, tenés que reestructurar de nuevo en 2023, con el FMI y con los privados, el objetivo es ese”, aseguró otra fuente. De todas formas, desde el Poder Ejecutivo actualmente descartan que tanto el canje con los bonistas de 2020 como el programa Extended Fund Facility (EFF) que se cerrará en estos días sean solo “puentes” de tiempo hasta una nueva refinanciación futura.
Un cálculo privado mostraba una curva de vencimientos desde 2026 que supera los USD 14.000 millones todos los años entre pagos de bonos soberanos nacionales, al FMI y otros organismos y deuda de provincias
En el kirchnerismo argumentan que ese horizonte de nuevas reestructuraciones responde a la cantidad de vencimientos de deuda que se acumularían a partir de 2026 con los privados y los organismos internacionales. Un cálculo de la consultora Sarandí mostraba una curva de vencimientos desde 2026 que supera los USD 14.000 millones todos los años entre pagos de bonos soberanos nacionales, al FMI y otros organismos y deuda de provincias.
Por último, un diputado oficialista que se plegó a la crítica de Máximo Kirchner al acuerdo que negoció Guzmán planteó que hay algunas discusiones “laterales” al memorando de entendimiento en el Congreso que podría definir si esa treintena de legisladores díscolos finalmente vota en contra, se abstiene o incluso en algunos casos que terminen por levantar la mano por la positiva.
“Hay una cuestión política que queremos discutir que es la responsabilidad del propio Fondo Monetario en el fracaso del préstamo de 2018. Ellos no terminan de hacerse cargo de la crisis que generó, y eso para nosotros políticamente es un problema. Queremos saber qué otras políticas se van a tomar, si vamos a saber quién se benefició con la toma de deuda, quién la va a pagar, si van a ser los trabajadores y la clase media o quienes la fugaron. Todo eso va a determinar la posición que vamos a llevar a la cámara”, concluyó.
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