Mientras se potencia la presión para castigar a los oligarcas por la invasión de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin, el empresario Roman Abramovich tiene una póliza de seguro multimillonaria en caso de que el Reino Unido busque sus activos: su querido Chelsea FC.
Esto se debe a que el club que Abramovich compró por unos 190 millones de dólares en 2003, amó, cuidó y convirtió en el ganador de la Liga de Campeones de la UEFA de 2021, fue valorado por Forbes en 3.200 millones de dólares el año pasado. Y, a su vez, le debe “al multimillonario ruso, su propietario mayoritario, la impactante suma de 2.000 millones de dólares”.
En este sentido, Kieran Maguire, profesor de finanzas del fútbol en la Universidad de Liverpool, afirmó que “esto le da a Abramovich una gran ventaja en el Reino Unido, dependiendo de la profundidad de las sanciones”.
El peor escenario para los aficionados del Chelsea está ahora sobre la mesa. “Si quiere recuperar lo suyo, podría pedir el préstamo del Chelsea”, aclara Maguire. “Eso significa que el Chelsea quiebra, y Putin podrá decir: ‘Bueno, vos empezaste’”.
La situación refleja cómo la crisis que se está desarrollando podría impactar en el mundo del deporte, especialmente cuando muchos equipos se apresuran a cortar lazos con Rusia. Al respecto, según Forbes, el FC Schalke 04 de la Bundesliga alemana anunció el jueves que retiraba el logotipo del gigante energético ruso Gazprom de sus camisetas. Y el Manchester United podría retirar como sponsor a la mayor aerolínea rusa, Aeroflot, después de que las sanciones prohibieran a la compañía operar en el Reino Unido. A su vez, la UEFA va a trasladar la final de la Liga de Campeones fuera de San Petersburgo; es de esperar que más eventos de gran repercusión salgan de Rusia, como el premio de la Fórmula Uno.
Forbes calculó que la fortuna de Abramovich asciende a 13.300 millones de dólares, en su mayoría procedentes de la siderurgia y la minería. “Su nombre ha encabezado repetidamente la lista de oligarcas con más probabilidades de enfrentarse a la próxima ronda de sanciones del Reino Unido sobre activos e intereses comerciales”.
“En la última semana, el Parlamento se ha visto obligado a abordar el flujo de dinero ruso en Londres, ya que los políticos de Estados Unidos y la Unión Europea dicen temer que las lagunas en las normas del Reino Unido puedan hacer descarrilar sus medidas punitivas contra la agresión rusa”, señaló Forbes.
El ataque más significativo fue del laborista Chris Bryant, quien dijo a la cámara -mientras estaba protegido de las demandas por difamación por el privilegio parlamentario- que Abramovich “no debería poder seguir siendo dueño de un club [de fútbol] en este país”, y consideró que el Reino Unido “debería estudiar la posibilidad de confiscar algunos de sus activos, incluida su casa de 152 millones de libras (200 millones de dólares)”.
Las últimas cuentas anuales de Fordstam Ltd, la empresa matriz del Chelsea, confirman un préstamo de 2.000 millones de dólares “proporcionado por la parte controladora final, el señor R. Abramovich”. En el último año, Abramovich le prestó al Chelsea otros 26 millones de dólares, incluso cuando el club levantó el trofeo de la Liga de Campeones en junio de 2021.
Maguire describió los préstamos como una palanca contra cualquier ataque significativo a sus activos. “El club no tiene los recursos para devolver el dinero”, dice Maguire. “Si el Chelsea se vendiera, en última instancia se vende por el valor de la empresa. Que ese dinero vaya en forma de capital o de deuda es irrelevante. Pero el club, potencialmente, podría estar complicado porque podría exigir la devolución del dinero”. Maguire dijo que Abramovich podría argumentar efectivamente que sus activos están congelados, que necesita el dinero, “y entonces el club deja de existir”.
Un potencial comprador del Chelsea necesitaría “bolsillos profundos”. El precio pagado por el Newcastle United por un consorcio liderado por el fondo soberano de Arabia Saudí -alrededor de 300 millones de dólares- demuestra que puede haber un mejor valor en clubes más pequeños que los compradores pueden hacer crecer y moldear por sí mismos.
La situación de Abramovich deja en claro la cuestión más amplia de si la Premier League, o cualquier organización futbolística europea de primer nivel, deben replantearse a quién deja entrar en sus filas de propietarios, según Kenneth Cortsen, economista deportivo del University College of Northern Denmark.
El examen de propietarios y directores de la Premier League, por ejemplo, considera una serie de factores, “como la ausencia de condenas penales, las infracciones contra un organismo deportivo rector y la viabilidad financiera: Abramovich pasa por todos ellos. Pero el aumento de los salarios de los jugadores, la presión de competir al más alto nivel y el impacto de Covid-19 son sólo algunas de las tensiones monetarias que han hecho al fútbol más vulnerable a los propietarios cuestionables.
“Las circunstancias de la venta del Newcastle United, y ahora del Chelsea, han provocado la revisión de la liga. Las consecuencias de la guerra de Rusia en Ucrania no han hecho más que complicar las cosas”.
“Rusia no ha sido una asociación positiva para el deporte internacional en los últimos años, con el dopaje sistemático, el lavado deportivo y otros incidentes relacionados con el capital de reputación negativo”, dijo Cortsen. “¿Por qué permitimos la propiedad de algunos de los activos deportivos más importantes, en el caso del Chelsea, en suelo británico a personas con conexiones con, en este caso, Rusia, dado todo lo que ha ocurrido?”.
Por supuesto, que pueda hacerlo no significa que Abramovich vaya a provocar el colapso financiero de uno de los clubes más famosos de Europa, sólo para hacer enojar al gobierno del Reino Unido.
“La gente ha hablado de solidaridad y de proteger la pirámide [futbolística] europea”, sostuvo Cortsen. “Pero, al mismo tiempo, han permitido que la gente vaya a por el dinero sin profundizar realmente en lo que eso significa”, concluyó.
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