En los dos últimos años se derrumbó el crédito bancario para familias y empresas, a costa de los préstamos al Estado

Un informe de la calificadora FIX alertó que los préstamos al sector privado cayeron de un 40,4% de los activos del sistema financiero en 2019 a sólo 30,5% en 2021. Baja demanda y fuerte colocación en Leliq para compensar

Foto de archivo. Fachada del Banco Central de la República Argentina, en el distrito financiero de Buenos Aires, Argentina, el 7 de diciembre de 2021. REUTERS/Agustin Marcarian/File Photo

Los bancos redujeron sustancialmente la porción de crédito destinada tanto a individuos como a empresas en los últimos dos años. Así surge de un informe elaborado por la agencia FIX, que por otra parte destacó la solidez del sistema a pesar de los efectos de la pandemia. Según el trabajo de la calificadora, la exposición al sector privado no financiero cayó del 40,4% en 2019 al 33,1% en 2020, cayendo un escalón adicional hasta 30,5% de los activos en 2021.

Otro dato destacado del informe es que el sistema redujo la concentración de crédito en los principales deudores, lo cual resulta una buena noticia porque “reduce el riesgo por incobrabilidad”. La calificadora destacó que el sistema financiero cuenta con “muy buena liquidez, adecuados niveles de capitalización y buena calidad de sus carteras de crédito”.

La fuerte caída de los préstamos al sector privado (medido en términos de activos de las entidades) tiene su origen en la caída de la demanda de crédito por parte del público y de las empresas. Pero llama la atención que esta reducción se dio no sólo en 2020 sino que se prolongó en 2021, a pesar del rebote de la actividad económica tras el bajón provocado por la pandemia. Para este año esperan que se produzca una recuperación del crédito “lenta”.

La contracción del crédito provocó caídas interanuales en los ingresos por intereses de los bancos, que fueron compensados por mayor interés obtenido por la inversión en pases pasivos y Leliq

FIX consideró que el sistema presenta “la suficiente resiliencia” para hacer frente a situaciones adversas. Entre los aspectos principales que podrían afectar a los bancos locales destaca los siguientes:

- La capacidad del gobierno para reducir los actuales niveles de inflación.

- Volatilidad de los mercados financieros locales, influenciada por las expectativas acerca de la negociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un escenario de magros niveles de reservas y próximos vencimientos de deuda.

- Ralentización de la recuperación económica, agravada por las condiciones climáticas adversas que afectarían el volumen de la producción agropecuaria y las políticas de los países desarrollados que podrían afectar los precios.

- Incertidumbres acerca de la situación sanitaria, ante la aparición de nuevas cepas del virus.

A su vez, la contracción del crédito provocó caídas interanuales en los ingresos por intereses. También afectó el menos spread de tasas por límites regulatorios impuestos por el Central y el mayor costo de fondeo, en un contexto de tasas reales negativas. Estos menores ingresos fueron compensados por mayor interés obtenido por la inversión en pases pasivos y títulos, particularmente las Leliq, las Letras de Liquidez emitidas por el Central.

La perspectiva de calificación del sector financiero pasó de “negativa” a “estable” en septiembre del año pasado, ante la solidez demostrada por la banca para atravesar la crisis generada por la pandemia

En relación a la captación de fondos, FIX explica que las entidades “priorizaron el fondeo con depósitos y especialmente en moneda local, en un contexto de restricciones cambiarias y tasas negativas”. Claro que esos recursos no fueron para aumentar la oferta crediticia, sino para ampliar la colocación en Leliq.

Durante los últimos dos años se ha registrado un fuerte incremento en la participación relativa de depósitos provenientes de inversores institucionales prestadores de servicios financieros, tales como los fondos comunes de inversión (FCI) que a septiembre 2021 representan el 18,8% de las captaciones del sector privado no financiero en moneda local, lo cual ha derivado en una mayor concentración del fondeo y en un aumento de su volatilidad y de su costo.

La perspectiva de calificación del sector financiero pasó de “negativa” a “estable” en septiembre del año pasado, ante la solidez demostrada por la banca para atravesar la crisis generada por la pandemia. Sin embargo, el informe no profundiza en el aspecto más preocupante relacionada a la banca y el manejo de sus activos, que es el creciente peso de la deuda pública (tanto por Leliq como por bonos del Tesoro). Esto significa que se produce un desplazamiento del sector privado a costas de una mayor participación del sector público.

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