En los últimos años, gracias a la globalización y a la digitalización, apareció una nueva forma de trabajar. Ya no se trata de un modelo laboral clásico, en donde el empleado debe asistir a una oficina, fábrica, campo, o cualquier otro sitio para cumplir con su jornada, ni tampoco en el cual debe hacerlo desde su hogar.
Se trata, en cambio, de personas que trabajan de forma remota mientras viajan por el mundo, sin un punto fijo de residencia, sino que su vida va pasando de destino en destino, a la par que conservan sus trabajos, que pueden realizar siempre y cuando cuenten con una conexión a Internet confiable.
Se los conoce como nómades digitales, y cada vez son más las historias de personas que tomaron este camino. Sólo en Estados Unidos hay por lo menos 10,9 millones de personas que viven de esta forma, según los datos de un informe realizado por MBO Partners en 2020.
Según un estudio de Assist 365, en el cual entrevistaron a varios nómades digitales que se encontraban situados en diferentes países, el propósito de ellos es conseguir la libertad de trabajar y moverse sin ataduras, “lejos de las etiquetas que se imponen”. La fórmula es precisa, trabajar mucho para financiar los viajes o aventuras, y lograr un equilibrio entre el ocio y el trabajo. ¿Los beneficios? Nutrirse culturalmente, conocer distintas geografías, experimentar el mundo y rebelarse contra los estereotipos.
Países como Croacia, por ejemplo, ya han legislado esta figura de trabajador, definiéndola como “un nacional de un tercer país que está empleado o realiza un trabajo a través de la tecnología de la comunicación para una empresa o su propia empresa que no está registrada en la República de Croacia y no realiza un trabajo o presta servicios a los empleadores en la República de Croacia”, y hasta tiene un permiso de trabajo y residencia para nómades digitales de hasta un año.
Pero entonces cabe preguntarse cómo es posible convertirse en un nómade digital. Según el estudio que entrevistó a varias personas en esta situación, el origen del nómade digital es el mochilero, “es su evolución”, proponen. A través de 5 etapas diferentes, un viajero que lleva todo lo necesario para subsistir en la espalda puede transformarse en un trabajador moderno a la vanguardia de una nueva forma de empleo. Aquí una guía con un camino posible dividido en cinco partes:
1. En un primer momento el mochilero se lanza a la aventura con nada más que ropa, utensilios de cocina, algunas herramientas útiles como una navaja suiza o una linterna, y sus ahorros. Esos viajes son costeados por el dinero que se pudo juntar tiempo atrás y está destinado a ser gastado en el camino. Uno de los entrevistados dijo que todo comenzó con el dinero de la venta de un auto.
2. Muchas personas viajan como mochileros por todo el mundo y eso no significa que todas se conviertan en nómades digitales. Para que eso ocurra tiene que haber algo más, tiene que existir una pasión por viajar. Lo que sucede en muchos casos, es que las personas no quieren volver a sus vidas estáticas y quieren “estirar” su viaje. Para ello, comienzan a vender artesanías o realizando pequeños trabajos temporales. “Vendíamos pulseras y cuadros de vidrio”, relató un entrevistado, mientras que otro comentó que Grecia trabajó limpiando un barco durante 2 meses.
3. En esta tercera fase, el mochilero se convierte en nómade cuando se decide por llevar este estilo de vida. Por supuesto, debe buscar un sustento mayor que le permita seguir viajando, y ahí es cuando poco a poco comienza a ingresar en el mundo digital. Según el estudio, en esta etapa es cuando se ingresa a las redes sociales y se construye un ecosistema de interacciones. Allí, el aún nómade, empieza a intercambiar servicios por contenido y comienza a sustentarse enteramente del mundo digital.
4. Ahora sí, ya se está hablando de nómades digitales, que ya cuentan con un blog, un canal de YouTube, realizan podcasts, escriben y editan libros y mucho más. En esta fase los nómades ya viven gracias a internet y el trabajo que allí realizan, lo que les hace ingresar dinero y permitir seguir viajando.
5. Por último, hay un estadio mayor en el cual el nómade digital es también un profesional que trabaja de modo remoto mientras viaja por el mundo. Su sustento económico se basa 100% en lo que realiza desde su computadora. “Creamos un producto con varias unidades de negocios que son las que nos hacen ganar dinero”, relató un entrevistado.
Entre los perfiles más comunes entre los nómades digitales se encuentran los comunicadores, que podrán cubrir puestos de comunity manager, youtuber/influencer, redactor, fotógrafo; también los que cuentan con skills profesionales como traductores, profesores; quienes pertenecen al mundo IT como desarrolladores, programadores y diseñadores web, así como también se destacan trabajos como inversores en la bolsa, consultores, coachs, y especialistas en SEO/SEM.
Es central remarcar que todos los nómades digitales cuentan con ciertas herramientas, físicas y digitales, indispensables para poder realizar sus trabajos. Por supuesto que es necesario contar con una computadora personal portátil, un celular inteligente, auriculares y una buena y veloz conexión a internet. Este sería el pack mínimo para poder trabajar en remoto y viajar por el mundo, y a partir de allí hay mucho más, como aros de luz, Go Pro, mini estudio de radio, trípodes, drones, y mucho más.
Por otra parte hay ciertas aplicaciones digitales necesarias para gestionar el dinero, por ejemplo PayPal, Mercado Pago, Contasimple, Invoice2Go, Wester Union, entre otras. Además, con el crecimiento de las criptomonedas, se volvieron muy útiles las wallets y las plataformas como Binance, Wise, CapitalOne, WellsFargo, entre otras.
Las 5 fases previamente detalladas deben ser tomadas como un camino posible, pero no el único. Hoy por hoy hay cada vez más empresas dispuestas a contratar empleados de forma remota, por lo que las personas en esta situación pueden aprovechar esa ventaja y convertirse en nómades digitales haciendo un recorrido diferente. El mundo avanza a pasos agigantados y las formas laborales se encuentran en el ojo de las transformaciones que impulsa la digitalización.
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