El Banco Central (BCRA) decidirá hoy una esperada suba de la tasa de interés de referencia que el mercado da prácticamente por hecha. Como cada jueves, el directorio tendrá su reunión semanal. En este caso, es la primera después de la publicación del dato de inflación de enero, que resultó estar levemente por encima de las expectativas al marcar un 3,9%. Pero el ajuste en los rendimientos en pesos no tiene como objetivo tratar de frenar el acelerado ritmo de avances de los precios sino alinearlos con el deslizamiento del dólar oficial que busca evitar un atraso mayor del tipo de cambio.
“Todo indica que hoy el BCRA concretará una nueva suba a la tasa de referencia, posiblemente de 200 puntos (2 puntos porcentuales, para llegar a 42%). Vemos que el objetivo de tasa de interés real positiva no debería ser tomado literal y, si consideramos los valores históricos y el sendero inflacionario esperado por el mercado, la suba hipotética de 200 puntos nos situaría en valores razonables por encima incluso del promedio”, dijo Tomás Ruiz de consultatio.
De concretarse, el ajuste sería la segunda suba de la tasa de interés en lo que va del año luego del incremento del 6 de enero pasado, que terminó con más de un año de tasas estables. La entidad conducida por Miguel Pesce parece haber superado uno de sus principales resquemores, el que la llevaba a evitar ofrecer tasas mayores por sus Leliq y pases pasivos al costo de aumentar la cuenta de intereses que paga y que suma una fuente más de emisión monetaria.
El inminente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene que ver con ese cambio. Los pocos detalles que se conocen de lo que hasta el momento es un entendimiento a nivel de staff incluyen el objetivo de fijar tasas reales positivas, es decir, tasas que paguen más que la inflación. La suba que se espera para hoy, de entre 1,5 y dos puntos porcentuales, llevaría al rendimiento de la Leliq a 28 días como máximo al 42%, lejos del 53,9% de expectativas de inflación a doce meses vista registrado por el último Relevamiento de Expectativas del mercado del propio BCRA.
Con todo, la tasa efectiva anual -el cálculo de rendimiento final si es que los pagos de intereses se reinvierten en Leliq durante todo un año, algo habitual en las operaciones de los bancos- pasaría al 51%, algo más cerca de la inflación esperada.
Pero ese no es el objetivo primordial.
“La suba de tasas que se espera aplique el BCRA no tiene la lógica de atacar la inflación monetaria sino de garantizar retornos positivos a los ahorros que desalienten la dolarizacion” dijeron a Infobae desde el equipo económico del Gobierno.
Dólar o tasa es la cuestión. El deslizamiento diario que aplica Pesce al dólar mayorista oficial aceleró notoriamente después de las elecciones del año pasado. Mientras que en diciembre la suba día a día se movía a un ritmo que, mantenido constante durante un año entero, hubiera implicado un avance del 23% anual para el billete, en enero ese ritmo avanzó a un 29% anualizado y, en febrero, llegó a tocar un ritmo consecuente con un avance del 40% en un año.
Así, la suba de tasas de hoy bien puede ser vista apenas como un Banco Central que busca darse margen para mantener un ritmo de devaluación acelerado. Con el dólar subiendo 40% en pesos al año, si los depósitos y otras colocaciones en pesos pagan menos que eso se crea un incentivo a quedarse con los dólares.
Para unas reservas internacionales que dependen desesperadamente de los ingresos de divisas de la cosecha, con apogeo en el segundo trimestre del año, eso sería poco menos que suicida. A la inversa, tasas en pesos por encima de ese umbral y un ritmo más o menos estable del deslizamiento del dólar generan lo contrario: ganancias en términos de moneda extranjera para exportadorss que cambian dólares por pesos y los colocan a tasa.
Así entendido, el aumento de tasas tiene alcances limitados o, como mínimo, modestos.
“¿Qué busca el acuerdo con el FMI? ¿Estabilizar o evitar atrasos que gatillen crisis y que la vayan llevando? Si es lo segundo, va ser tasa positiva en soledad”, dijo Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma.
“Si es tasa positiva en soledad, eso quiere decir que el acuerdo solo es para ganar tiempo (evitar entrar en atrasos) y contener los desequilibrios, no mucho más. Eso tiene sus costos por lados de los pasivos remunerados que probablemente, si sale bien, será parte de la herencia del próximo. El beneficio tiene que ver ahí con poner la tasa arriba de la tasa de depreciación del oficial, lo que te favorece el desempeño del mercado de cambios y reservas. Pero en ese escenario, la tasa tiene además otro límite: no puede ser muy positiva, porque sin estabilización el Tesoro sigue sin financiamiento genuino al nivel necesario para financiar el déficit. Ergo, necesita que el BCRA le siga forzando financiamiento barato a nivel local”, agregó.
Entonces, una suba de tasa de corto alcance y con riesgos claros. En 2021 la cuenta de intereses que pagó el BCRA como resultado de su enorme stock de Leliq y pases llegó a $ 1,346 billón. Una cifra sideral que es más emisión monetaria que necesita, otra vez, ser contenida con más colocaciones de Leliq y pases. Pero por enorme que sea, si crece a un ritmo inferior a la inflación, en términos reales está decreciendo (de la misma forma que un salario que sube menos que los precios en realidad baja en su capacidad de compra). Según cálculos privados, cada punto de tasa extra suma $50.000 millones más a la cuenta de intereses de cada año.
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