Desde estrechas conexiones con personas del ámbito político -como el mandatario ruso Vladimir Putin y el presidente angoleño José Eduardo Dos Santos- hasta comprar una mina de oro en Kazajstán y poseer una importante firma de diamantes que opera en todo el mundo son tan solo algunas de las aristas que develan la atípica vida de Lev Leviev, quien por estos días saltó a la repercusión mundial por culpa de “El estafador de Tinder”. El protagonista de la serie documental de Netflix, conocido como Simon Leviev, simuló ser su hijo ante sus víctimas de estafa.
A través de engaños a más de 20 mujeres que conoció a través de la aplicación de citas, logró sacarles más de 10 millones de dólares. Para concretar sus delitos, el estafador aseguraba ser Simon Leviev, el heredero de un imperio de diamantes. Su verdadero nombre era Simon Hayut, sin vínculos con imperio alguno.
No puede negarse que “el estafador de Tinder” eligió bien su mentira y de quién hacerse pasar por hijo. Lev Leviev, conocido como el “Rey de los Diamantes”, tiene una compañía integrada con minas en lugares como Sudáfrica, es propietario de boutiques de diamantes de alta gama alrededor del mundo y de grandes cadenas de joyería en Europa; y es el accionista mayoritario de Africa Israel Investments, una corporación de bienes raíces y construcción que cotiza en la Bolsa de Valores de Israel.
Nació en Uzbekistán y vivió hace medio siglo en Israel, sede de LDD Diamonds. La compañía actualmente opera en la industria de la joyería como una de las mayores fabricantes y organizaciones de corte del mundo. Hace más de una década Leviev, se radicó en Londres y luego se fue a vivir a Moscú.
Según explicó un informe de la revista Forbes, cuando tenía solo 15 años se escapó con su familia de su país de origen y se instaló en Israel, donde inició su carrera como aprendiz en una planta de pulido de diamantes. Tras un breve camino como director de comunicaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel, en 1996 puso en práctica todos sus conocimientos adquiridos en la industria de los diamantes y fundó en ese país LLD Diamonds.
Fundada por el renombrado diamantaire, hombre de negocios y filántropo, LLD Diamonds es el grupo de corte y fabricante de diamantes de propiedad privada más grande a nivel mundial. Se maneja completamente independiente de los proveedores externos, con sus propias fuentes generalizadas de productos en bruto a través de la propiedad en minas de todo el mundo.
Leviev cuenta con un patrimonio neto de más de USD 1.000 millones, de acuerdo con la última estimación realizada por Forbes en 2020. Según ese medio, el multimillonario donaba -al menos- USD 30 millones al año para “devolver a los judíos perdidos al rebaño” y restauró la única sinagoga que quedaba en Tel Aviv, Israel, la cual había sido convertida por los nazis en un depósito de armas. Así, el magnate se convirtió años atrás en “un héroe local”.
Fue accionista -uno de los pocos compradores directos exclusivos de diamantes en bruto- de De Beers, el gigante minero y comercializador de diamantes (conocido como el “Sindicato”) que luego Leviev consiguió superar. El magnate se hizo un nombre socavando el cártel de De Beers, logrando sus propios acuerdos con países productores de diamantes como Rusia y Angola.
Según Forbes, Putin y Dos Santos lo ayudaron a adquirir gemas, apoderarse de minas y socavar el dominio de De Beers en el mercado. Y con el paso del tiempo, el supuesto padre de “el estafador de Tinder” se convirtió en el cortador y pulidor de gemas preciosas más grande del mundo y en el primer distribuidor de diamantes de la industria con su dedo en cada faceta de la producción: desde la extracción y el corte hasta el pulido y la venta al por menor, obteniendo ganancias en cada etapa.
A su vez Lev Leviev Group también tuvo una participación mayoritaria en Africa Israel Investments (conglomerado con sede en Yehud, Israel), que incluyó: bienes raíces comerciales en Praga y Londres; Gottex, una empresa de trajes de baño; 1.700 gasolineras Fina en el suroeste de Estados Unidos; 173 7-Elevens en Nuevo México y Texas; una participación del 33% en Cross Israel Highway, la primera autopista de peaje de ese país; y una participación del 85% en Vash Telecanal, el canal de televisión en ruso de Israel.
Como si fuera poco, a lo largo de su vida también compró una mina de oro en Kazajstán; licencias mineras en los Urales y Namibia y partes de dos minas de diamantes en Angola. De acuerdo con Forbes, una parte de esa riqueza proviene de la explotación de las conexiones políticas, lo que provocó enemistad y sospecha.
Si bien no tenía vínculo alguno con el estafador retratado en Netflix, en su vida no faltaron escándalos ni sospechas. Unos años atrás, después de que sus socios quedaran implicados en una importante operación de contrabando y una empleada falleciera supuestamente al caer desde un edificio donde estaban sus oficinas, su gran imperio estuvo en peligro. Sin embargo, el magnate se desligó del asunto y negó haber cometido algún delito alguno.
A pesar de que no fue acusado formalmente, hay quienes aseguran que vincularlo con sospechosos de contrabandear diamantes por USD 80 millones durante varios años sería un gran riesgo para su compañía.
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