Reuniones en Olivos, encuentros en la terraza del Ministerio de Economía, charlas telefónicas. Desde que perdió las PASO, en agosto del año pasado, el Gobierno intentó, a toda costa, llevar tranquilidad al sector empresario con el mensaje de que se estaba avanzando con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar la deuda de USD 44.000 millones y que ello cambiaría las expectativas y encarrilaría la economía. Mientras tanto, el rebote de la actividad, tras la caída por la pandemia, convivía con una inflación que se aceleraba, una brecha cambiaria que seguía alta y un nivel de reservas netas que cada día era más bajo y que hoy se encuentra prácticamente en terreno negativo. La incertidumbre crecía, más allá de las promesas oficiales de que la negociación con el organismo multilateral estaba encaminada.
Hoy el escenario se esclareció desde el punto de vista del acuerdo, ya que hubo un anuncio de ambas partes sobre las metas que contemplaría en materia de déficit fiscal, reservas y emisión monetaria, pero las internas al interior de la coalición gobernante y los importantes desequilibrios macroeconómicos que tiene la Argentina permiten dudar. ¿Se enderezará la economía tras el acuerdo? ¿Será suficiente para que entren dólares al país? ¿Bajarán la brecha y la inflación, como dice el Gobierno?
Por ahora, nadie tiene las respuestas. Los empresarios esperan conocer más en detalle el plan y, fundamentalmente, constatar que se vaya cumpliendo con el correr de los meses. Si las señales y las medidas siguen siendo contradictorias, producto de las diferencias dentro del oficialismo -por ejemplo, los controles de precios o las restricciones al comercio exterior-, son pocas las chances de mejorar las expectativas e ir corrigiendo los desequilibrios, coinciden los analistas y hombres de negocios.
Los empresarios esperan conocer más en detalle el plan y, fundamentalmente, constatar que se vaya cumpliendo con el correr de los meses
El Gobierno apuesta a firmar en las próximas semanas el acuerdo y lograr los avales necesarios, tanto en el Directorio del organismo como en el Congreso, donde el clima se enrareció en los últimos días tras la renuncia a la presidencia del bloque en Diputados de Máximo Kirchner, quien lo adjudicó a su desacuerdo con el principio de acuerdo anunciado con el FMI. Según precisaron fuentes oficiales, frente a este escenario, la búsqueda de apoyo de los diferentes actores de la sociedad, como empresarios y sindicalistas, será aún más importante para mostrar consenso.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, ya le transmitió a algunos hombres de negocios su intención de organizar un nuevo encuentro -como el último realizado en la terraza del Palacio de Hacienda, a comienzos de enero, con algunos directivos de empresas y representantes de la CGT-, pero aún no hay fecha. A su vez, en la Rosada ya preparan una amplia convocatoria a Olivos, una vez aprobado el acuerdo.
Pero en el sector privado sobra la cautela. Primero, quieren ver para creer. Segundo, saben que el acuerdo no garantiza nada hoy en la Argentina. “Con el entendimiento no basta. Más allá de la cuestión de la deuda, el país registra múltiples falencias que resulta necesario abordar, si se aspira a lograr el progreso económico y social”, sentenció el presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Mario Grinman.
Y agregó, en diálogo con Infobae: “El anclaje de expectativas es un elemento útil para coordinar las acciones de los agentes económicos, pero no es algo que se logre con una simple meta anunciada en cadena nacional ni con un número aislado que se incluya en una Ley de Presupuesto; ojalá fuera así de fácil. Se logra con políticas macroeconómicas consistentes que establezcan un sendero claro; con medidas que sean diseñadas con una gran solvencia técnica y que sean transmitidas a la ciudadanía con un profundo sentido pedagógico. Los argentinos necesitamos que se nos transmita un horizonte claro y creíble en materia económica”.
Más allá de la cuestión de la deuda, el país registra múltiples falencias que resulta necesario abordar, si se aspira a lograr el progreso económico y social (Grinman)
Desde la Unión Industrial Argentina (UIA), hace tiempo que los empresarios plantean que se requiere de un plan económico consistente. Consultado al respecto, el presidente de la central fabril, Daniel Funes de Rioja, reiteró que un acuerdo con el FMI y con el Club de París es “fundamental para despejar dudas respecto de un posible default y ello abre la expectativa de crédito internacional para la compra de maquinaria, tecnología, repuestos e insumos”. Pero coincidió con su par de Comercio en que “no es suficiente” y que “debería ir acompañado de un programa que incluya medidas de mediano y largo plazo que den previsibilidad a la Argentina en cuanto a su futuro, orientación de su inversión y canalización del crecimiento, a la par que le garantice estabilidad macro y una inflación razonable”.
En materia de inflación, Funes de Rioja fue contundente: “A los empresarios no nos interesa que haya volatilidad y suba de precios. Para nosotros, la estabilidad es condición de previsibilidad, por lo que ése es nuestro desafío y nuestro horizonte”. Controlar este incremento generalizado de los precios es una de las más importantes metas que se fijó el Gobierno, en línea también con el pedido del Fondo. El 2021 cerró con una inflación del 50,9% y hay un consenso entre los economistas de que ese número será el piso para el dato de este año. Incluso, podría ser mayor en función de cuál sea la corrección tarifaria y del tipo de cambio finalmente ejecutada.
“Es difícil hacer pronósticos en materia de inflación porque depende de cómo aplique el Gobierno el acuerdo con el FMI. Si el Fondo le pide cerrar la brecha cambiaria, eso quiere decir devaluar más y eso va luego a precios. Si le pide aumentar tarifas, también se traslada a precios. A su vez, si los economistas hablan de un piso del 50% para este año, una pauta paritaria del 40% tira para abajo; el problema es que después los gremios no la aceptan y piden reapertura”, aseguró el titular de la Cámara Argentina de Construcción (Camarco), Gustavo Weiss.
Si bien trascendieron algunas medidas antiinflacionarias que derivarían del acuerdo, como la suba de tasas de interés, por ejemplo, el Gobierno considera que gran parte de la culpa de esta inercia inflacionaria tan elevada es de los empresarios formadores de precios. Y pretende que una vez concretado el entendimiento con el FMI, el sector privado suba menos los precios por un cambio de expectativas.
Pero nadie del establishment cree que el clima dará un giro de 180 grados, sino que apenas será el puntapié inicial de un camino que tampoco tiene asegurado su éxito. “Si bien puede haber algún sector monopólico, el grueso de los empresarios aumenta los precios porque le aumentan los insumos, o la mano de obra o la tasa de interés, y creo que eso va a depender de las expectativas y de las medidas que vaya tomando el gobierno a partir del pacto con el Fondo”, sumó Weiss.
Grinman agregó que “el proceso inflacionario tiene su raíz en las condiciones macroeconómicas imperantes y que debe ser encarado con herramientas acordes a la naturaleza del fenómeno”. “Los empresarios y los trabajadores podemos acompañar, pero quien tiene la responsabilidad primaria de combatir la inflación es el Gobierno”, remató.
Los empresarios y los trabajadores podemos acompañar, pero quien tiene la responsabilidad primaria de combatir la inflación es el Gobierno (Grinman)
La expectativa oficial es que después de firmado y aprobado el acuerdo, la brecha cambiaria se reduzca, las tasas aumenten y la inflación comience a desacelerar. Pero será clave lo que suceda en el segundo trimestre. Enero, por ejemplo, ya está perdido, ya que la suba superaría el 4%. Las fuentes oficiales aseguran que luego de las vacaciones y del inicio de clases, cesarán los aumentos estacionales y el índice podría comenzar a mostrar cifras más alentadoras. “Si se cumplen las metas acordadas con el Fondo, una vez que pasen los aumentos fuertes de vacaciones, tarifas y colegios y se reordene la macro bastante más estrictamente, no hay muchas razones para que la inflación sea superior al 2% mensual”, se ilusionó el directivo de una importante compañía, al tiempo que remarcó que su principal preocupación es que la falta de dólares frene la actividad económica.
Lo que suceda con las paritarias también será importante a la hora de medir la inflación, ya que si bien los empresarios admiten que es fundamental que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo, también admiten que hay muchas empresas que no pueden solventar determinado nivel de incrementos que impliquen presiones sobre los costos elevadas y que luego derivan en aumentos de precios.
Lo que suceda con las paritarias también será importante a la hora de medir la inflación
También en el sector bancario consideran como muy positivo un acuerdo con el FMI en términos de desterrar los fantasmas de un default y tener la expectativa de una apertura del crédito internacional no sólo para el sector público sino también para los privados. Pero también advirtieron que con eso solo no alcanza. Javier Bolzico, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), dijo a este medio que “es necesario un acuerdo con el FMI que asegure que no hay riesgos en el pago de la deuda, pero luego hay mucho por hacer de parte de todos los actores para lograr acceder a la financiación y que todo esto empiece a generar nuevamente una recuperación de la economía”.
A su vez, se refirió Bolzico a la falta de competitividad argentina y remarcó que hay que identificar los elementos que afectan, como normas, regulaciones e impuestos, y atacarlos.
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