Un nuevo reloj comenzará a correr con cada vez más urgencia, apenas diez días después de que el Gobierno llegara con el FMI a un primer entendimiento técnico que le permitió salir del apuro que representaba el vencimiento de deuda de USD 1.100 millones. En la nueva etapa de conversaciones restan seis semanas para que el Tesoro afronte una nueva -y sensiblemente mayor- obligación de pago con el organismo y aún faltan varios pasos formales para que el programa financiero con el Fondo Monetario esté consolidado.
El ministro de Economía Martín Guzmán regresó en las últimas horas a Buenos Aires luego de pasar algunos días en gira oficial por Moscú y volvió a ponerse al frente de las negociaciones abiertas -por ahora de manera virtual- entre la capital argentina y la norteamericana. En rigor, desde que se anunció el primer acuerdo con el staff, el diálogo casi no se vio interrumpido para cerrar algunas brechas en la letra chica del memorándum a firmar entre la Argentina y el FMI.
En la nueva etapa de conversaciones restan seis semanas para que el Tesoro afronte una nueva -y sensiblemente mayor- obligación de pago con el organismo y aún faltan varios pasos formales para que el programa financiero con el Fondo Monetario esté consolidado
La ausencia del ministro en el país no implicó una suspensión de las videoconferencias, que continuaron en un nivel técnico del que participan principalmente funcionarios de segunda línea del Ministerio de Economía y del Banco Central. Pasadas las discusiones extensas sobre el sendero de recorte de déficit para los próximos dos años y medio, que fue el gran tema que trabó la negociación en distintos momentos, otra serie de elementos ahora ocupan las horas de Zoom entre Buenos Aires y Washington.
El que asoma como principal es la definición de un cronograma acordado de desembolsos una vez que comience a tener vigencia el programa Extended Fund Facility (EFF). Existe una hipótesis de mínima que ronda entre los despachos oficiales y es que en el primer envío desde Washington -si no hubiese contratiempos en la finalización del proceso- tenga lugar en los últimos días de marzo y por un monto mínimo que al menos devuelva lo pagado por el Tesoro argentino en 2020 y 2021 mientras la negociación estuvo en marcha, casi USD 6.400 millones contando capital e intereses.
Como máximo, arriesgaban fuentes oficiales, el Gobierno apuntaría a tener en el primer envío de divisas desde los Estados Unidos una suma cercana a un tercio del programa total, es decir un monto cercano a los USD 15.000 millones. No es, de todas formas, una propuesta que tenga el visto bueno seguro del staff del FMI, y por esa razón es que las negociaciones técnicas todavía se estiran.
El primer entendimiento entre las partes sirvió para conformar un “esqueleto” del programa, esto es: qué nivel de déficit primario deberá cumplir la Argentina hasta 2024 inclusive, con qué nivel de asistencia monetaria del Banco Central podrá disponer en esos años y cuál será el objetivo de acumulación de reservas en el BCRA para cada año.
Luego hay una serie de cuestiones que orbitan a esos tres elementos, que además son los tres que tienen metas exigibles por parte del Fondo Monetario en las revisiones trimestrales que tendrán lugar antes de cada desembolso. Entre esos temas paralelos hay algunos que son particularmente sensibles: la política tarifaria de los próximos años, tasas de interés positivas reales para inversiones en pesos, administración tributaria que mejore la recaudación, combate contra la inflación y la brecha cambiaria.
Existe una hipótesis de mínima que ronda entre los despachos oficiales y es que en el primer envío desde Washington tenga lugar en los últimos días de marzo y por un monto mínimo que al menos devuelva lo pagado por el Tesoro argentino en 2020 y 2021, casi USD 6.400 millones contando capital e intereses
Si bien en el Gobierno aún no se maneja como una hipótesis, algunos negociadores de programas anteriores con el Fondo Monetario recordaban en los últimos días que la instancia final de un acuerdo de este tipo podría requerir un viaje oficial ya sea de los funcionarios del FMI a la Argentina o de los funcionarios del Gobierno a Washington. El primer Stand By firmado en junio de 2018 se anunció con los dos funcionarios “firmantes” en Buenos Aires (Nicolás Dujovne y Federico Sturzenegger). El de septiembre, en cambio, Dujovne viajó a Washington para completar las conversaciones y hacer el anuncio, que fue conjunto con la entonces directora gerenta Christine Lagarde.
A fines de enero el Gobierno se había puesto como meta tentativa poder cerrar la última parte de las negociaciones en cuatro semanas, lo que le daría un tiempo estimado durante todo febrero para darle forma final al memorándum de entendimiento.
Luego comenzarán los procesos de aprobación interno y del organismo. El oficialismo deberá sortear un contexto de tensión política considerable en el Frente de Todos, ya que el acuerdo preliminar con el Fondo expuso una nueva fractura en la coalición de Gobierno, lo que le quita respaldo político al entendimiento final. En el directorio del Fondo Monetario pesará la opinión de los Estados Unidos sobre el resultado de las conversaciones, en medio del acercamiento comercial de la Casa Rosada hacia China y Rusia.
El Fondo Monetario mira con preocupación la interna desatada en el oficialismo. Así lo dejó saber en los últimos días la directora gerenta Kristalina Georgieva, quien aseguró que el programa debe reconocer “los límites para hacer cambios en la Argentina en los próximos años, dada la oposición de la parte radical de izquierda de la coalición peronista gobernante del país”, según informó Bloomberg.
El primer entendimiento entre las partes sirvió para conformar un “esqueleto” del programa: qué nivel de déficit primario deberá cumplir la Argentina, con qué nivel de asistencia monetaria y cuál será el objetivo de acumulación de reservas en el BCRA para cada año
“El Fondo Monetario reconoce que el programa que se está elaborando, después de que haber llegado a un entendimiento inicial la semana pasada, necesita un apoyo más amplio de la sociedad que el programa que colapsó en 2018″, dijo la titular del FMI días después del acuerdo preliminar técnico. Y destacó que un programa de estas características “ayudaría a la nación a evitar un deterioro económico aún peor y un aumento de la pobreza mientras lucha contra la inflación que supera el 50 por ciento”.
El entendimiento implica un nuevo programa de dos años y medio con desembolsos de dinero que la Argentina utilizará para cancelar el stand by contraído por el gobierno de Mauricio Macri y fortalecer las reservas. Luego habrá un período de 10 años para cancelar la refinanciación, que comenzaría en 2026.
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