La etapa del romance con el FMI terminó. Consolidado el pago, ahora hay que discutir en números los compromisos a asumir. Los temas que preocupan al organismo multilateral son los que más incomodan al Gobierno porque deberá hacer un ajuste para bajar la inflación y la brecha cambiaria. Esto requiere de acciones concretas: recorte del gasto público, suba de tasas por encima de la inflación y una devaluación convincente. Las tres medidas tienen impacto directo sobre el salario real y la actividad económica.
El mercado, atento, comenzó a tomar ganancias y las primeras víctimas fueron los bonos y las acciones. El dólar se mantuvo estable y al margen de los acontecimientos.
Los AL30D (-2,52%) y GD30C (-1,81%), los bonos que se utilizan para operar dólares financieros fueron pasto del mercado y fueron los más castigados. La caída en pesos no alteró el precio en dólares por lo que el MEP subió apenas 0,86 centavos a $211,88 y el contado con liquidación bajó $1,60 a $220,21.
De todas maneras, en ese segmento quedó evidenciado que los bonos de la deuda no son para acumular sino para touch and go, para buscar ganancias inmediatas. No permanecen en las carteras de los inversores, son simples inquilinos de contratos cortos y ese es el mayor castigo que conlleva ser defaulteador frecuente. Los bonos con legislación extranjera bajaron hasta 1,6% y el riesgo país se elevó 16 unidades (+0,9%) a 1.755 puntos básicos.
El “blue” que en la mitad de la rueda tocó $217, terminó en $216, un peso menos que la rueda anterior. El comportamiento del dólar habla de un mercado más pensante porque saben que el futuro va a cambiar tras el acuerdo con el FMI. Se espera que las tasas sean más altas, que se impriman menos billetes y se acelerare el ritmo de devaluación además de subir las tarifas.
Pero como las primeras señales no fueron positivas, por caso en enero se emitieron $122 mil millones, que representan 10% de lo que podrán emitir durante el año.
De todas maneras, ayer el Banco Central compró USD 5 millones en la plaza cambiaria y logró que las reservas aumenten 3 millones a USD 37.564 millones.
Al tiempo que se desmoronaba el entusiasmo por los bonos, la Bolsa se poblaba de vendedores. Se operaron $878 millones y el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, tuvo su segunda caída de importancia al retroceder 1,75 por ciento.
Los ADR’s -certificados de tenencias de acciones y EFT (fondos que replican índices de acciones y materias primas, entre otros) que cotizan en las Bolsas de Nueva York- operaron un volumen casi récord de $ 5.055 millones. Lo curioso es que 35% de lo que se operó fueron para los certificados de Meta, la empresa que agrupa a Facebook, Instagram y WhatsApp, que dejó en el camino un cuarto de su valor por el mal balance y las peores perspectivas. En un día bajó 26% y perdió USD 230.000 millones de su valor contable. Ninguna otra acción bajó tanto en un día en la historia de Wall Street.
Por supuesto, la baja incidió en los EFT de los principales índices de Nueva York. El QQQ (Nasdaq) cedió 4%, el SPY (S&P 500), 2,3% y el DIA (Dow Jones), 1,4%. Casi todos los EFT perdieron terreno, en una muestra de lo mal que están los mercados del exterior por las incógnitas que despierta el Omicrom, la inflación mundial y las difusas medidas de la Reserva Federal.
Lo que sigue inamovible y se transformó en el mayor objeto del deseo de los inversores tras los trascendidos de las negociaciones, fueron los bonos y depósitos que ajustan por el costo de vida. El TX22 aumentó 0,37%, el TX23, 0,47% y el TX23, 0,53 por ciento.
Lo más previsible para el mercado es que la inflación va a ser creciente y que el piso de cuatro puntos mensuales se elevará muy pronto.
SEGUIR LEYENDO: