El 11 de mayo de 1996 en el estado de Florida, cerca de Miami, ocurrió el accidente del vuelo 592 de Valujet, una línea aérea de bajo costo que operaba vuelos nacionales e internacionales regularmente entre Estados Unidos y Canadá.
Fundada en 1992, Valujet tuvo su auge durante sus primeros años, gracias a precios bajos que ofrecía a partir de la reducción de la mayor cantidad de costos posible, en ocasiones con medidas que resultaban peligrosas.
De hecho, esa vez el accidente de su avión modelo DC-9 se debió al mal manejo de mercancías peligrosas que transportaba en su bodega. El vuelo despegó a las 14:04 horas desde el Aeropuerto Internacional de Miami hacia el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson, en Atlanta, con 105 pasajeros y 5 miembros de la tripulación a bordo. A 6 minutos del despegue, una fuerte explosión sacudió a la aeronave y los pasajeros le reportaron a los tripulantes que salía humo de las rejillas de ventilación. Tras unos segundos, la capitana de la nave, Candi Kubeck, vio que el humo ya había llegado a la cabina de los pilotos.
Lo que sigue sólo puede imaginarse. La inhalación de monóxido de carbono produjo una intoxicación a todos los pasajeros y a los comandantes, que en un último intento de regresar al aeropuerto de Miami, cayeron inconscientes, perdiendo el control del avión que cayó en picada hasta estrellarse en las Everglades, un área de pantanos en el estado de Florida. Ninguna de las 110 personas que iban a bordo sobrevivió.
¿Qué causó la explosión? Cómo ya se dijo, Valujet ahorraba en todo lo que pudiera. Entre otras cosas, subcontrataba funciones que otras aerolíneas realizaban por sí mismas, como la carga y descarga de sus bodegas. SabreTech, la subcontratada para esa tarea, había rotulado como “vacíos” unos tubos de oxígeno que se usan en todos los aviones comerciales del mundo, y estos produjeron la combustión que causó la tragedia.
Aquí el istado de la cadena de errores que llevó a la catástrofe:
1. SabreTech destinó 4 técnicos para atender al avión DC-9 de Valujet. Como no pudieron encontrar las tapas de los tubos de oxígeno, que evitan que se activen de forma involuntaria, procedieron a cortar, atar o encintarlos con tela adhesiva la cuerda que accionada el perno de descarga. Luego del accidente, sus abogados dijeron que ellos desconocían que esos material serían embarcados.
2. Uno de los técnicos colocó en un lote de tubos el rótulo “inservible”.
3. Un empleado de embarque se SabreTech escribió, por orden de su supervisor, “tubos de oxígeno vacíos” en la tarjeta de embarque de los materiales. El superior que firmó la tarjeta declaró que al ver el rótulo que decía “inservible” pensó que los cartuchos estarían vacíos. Las cajas, además, fueron identificadas como material de la compañía, en vez de material riesgoso, como correspondía.
4. El abogado del supervisor dijo que su cliente no tenía forma de saber que esos tubos eran peligrosos. El Director de Control de Calidad de SabreTech, a su vez afirmó que, como su empresa no es una transportadora aérea, no había impartido cursos de capacitación para el embarque de esos materiales.
5. El personal de rampa de Valujet tampoco estaba adecuadamente capacitado. El entrenamiento consistía en un manual de 5 páginas y la experiencia en el trabajo.
6. Valujet reconoció que no siempre había un representante técnico de la aerolínea supervisando las acciones de SabreTech. Ese puesto lo cubría entre 3 personas los 7 días de la semana. Además se supo que sus controles de calidad se hacían luego de finalizado el trabajo, no durante el proceso.
7. La División de Mantenimiento de Aviones de la Federal Aviation Administration (FAA) había preparado un informe 3 meses antes del siniestro, en el cual se recomendaba una recertificación de Valujet debido a un déficit en su programa de mantenimiento. Ese documento fue desestimado y se conoció de su existencia días después de la catástrofe.
Todos estos factores hicieron que, en pleno vuelo, los tubos de oxígeno que habían sido embalados de mala manera, creyendo que estaban vacíos, se accionaran, produciendo un incendio que derivó en la pérdida de 110 vidas. Tras ello, las empresas recibieron multas por USD 10 millones porel accidente, que esparció restos del avión, pasajeros y tripulantes en el pantanal de Everglades.
SabreTech no pudo afrontar las multas y quebró al poco tiempo. Y en abril de 2018 el FBI ofreció una recompensa de USD 10.000 por cualquier ayuda que sirva para localizar a Ociel Valenzuela Reyes, mecánico de la empresa que nunca se presentó ante la Justicia y sigue prófugo al día de hoy.
Por su parte, Valujet sufrió una fuerte crítica pública y cayó bajo el severo -y tardío- escrutinio de las autoridades que le permitieron volver a operar en septiembre de 1996. Reanudó sus operaciones con 15 aeronaves, apenas un puñado en comparación con las 52 que volaba antes. Pero la gran cantidad de publicidad negativa que recibió, no logró aguantar y en 1997 se fusionó con Airways Corporation en AirTrain Airways.
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