Los lofts volvieron a ser noticia. Estas construcciones se cotizan por su funcionalidad y se posicionaron dentro de la tendencia internacional en distintas partes del globo, ya no son parte exclusiva de barrios de Nueva York o Londres, donde tienen su origen a través de la refuncionalización de ex plantas fabriles en zonas que se recuperaron para pasar a tener brillo entre los ‘70 y los ‘80.
Forman parte de aquellos interesados en residir en una propiedad en donde varios de sus ambientes están integrados y con pocas divisiones. También hay innovaciones edilicias que se aplican como materiales en seco que aportan comodidad.
Por lo general son buscados por parejas jóvenes, profesionales, artistas, gente que prefiere espacios amplios, entre otros posibles propietarios o inquilinos. Por ejemplo en Seattle, EEUU, un matrimonio compró un departamento dentro de un condominio e iniciaron un proyecto en donde eligieron pisos de concreto, zinc plateado para el techo, vigas y barandas de acero ennegrecido. Entre la adquisición de la unidad y la renovación gastaron más de 500.000 dólares.
En Milán, Italia, en tanto, la fotógrafa Paulina Arcklin a través de su cámara mostró su propio loft en donde la madera es protagonista junto al color blanco de paredes, escaleras y accesorios. Se trata de una vivienda en el centro milanés de 150 m2, que para su renovación demandó más de USD 120.000, y el desafío de que predomine el blanco en todo el inmueble otorga la sensación de amplitud. Además de residir, la profesional tiene allí su estudio fotográfico.
Otro inmueble que quedó agradable se encuentra cerca de Melbourne, en Australia, que combina de manera perfecta paredes de ladrillos vistos, mobiliario moderno, plantas y texturas. Con predominio de techos altos, algo que no puede faltar en un loft.
La propiedad está en una ex planta vinculada al negocio del gas que se recuperó por completo. Tiene 180 m2 y su puesta a punto demandó más de 200.000 dólares.
Entre los más innovadores no podía faltar un loft de Nueva York, en este caso ubicado en Tribeca, en el Lower Manhattan.
Esta propiedad combina dos unidades y es ideal para una familia con hijos. Para hacerla funcional, quienes la reformaron sumaron una nueva escalera para conectar los dos espacios con una serie de niveles intermedios. En el centro de la planta baja está la llamada “balsa”, una plataforma elevada que divide el primer nivel en tres zonas distintas. Esta crea grandes espacios abiertos en ambos extremos de la planta baja.
Este loft, de 320 m2, y su renovación demandaron una inversión de 450.000 dólares.
En nuestro país
En Buenos Aires, sobre todo, conviven varios lofts que en sintonía con la tendencia internacional, también atraen la demanda.
Daniel Zanzotti, de Solo Loft, dijo a Infobae que “las desarrolladoras tuvimos que adaptar el loft original a unidades mas contemporáneas y funcionales que rescataran volumetrías, grandes espacios y trasparencias propias de los primeros que se reciclaron y se les agregó balcones, terrazas, carpinterías modernas, amenities y otras virtudes que propone la construcción actual. La corriente se inició en los ‘90, pero los actuales deben proponer áreas abiertas y el confort moderno”.
Inicialmente eran espacios grandes de 200 a 300 m2 de promedio, austeros pero a la vez enigmáticos informan desde el sector. Los mejores arquitectos interpretaron esos volúmenes generosos y volcaron su ingenio para crear un espacio de vivienda muy especial rompiendo los modelos tradicionales.
Los buenos lofts valen entre USD 350.000 y pueden llegar hasta USD 1.000.000 en CABA. Donde el concepto abierto está en su máxima dimensión, con pisos de porcelanato símil madera, muebles de madera bajo mesada y alacenas con melaminas de última generación y mesadas en cocinas y baños que ofrecen silestone o neolith para sus terminaciones.
La cocina suele ser parte integrante del living comedor que a su vez no reconocía límite alguno entre la cama y el jacuzzi.
En Buenos Aires, hicieron punta los Lofts de los Silos de Dorrego, los del Palacio Alcorta, los de Matienzo, los ubicados en Belgrano, Núñez, Palermo, luego los de Puerto Madero, la Algodonera, los de Alpargatas y tantos otros.
“Si bien para introducir plenamente en el mercado hubo que reducir las superficies, el espíritu de los lofts permaneció en los nuevos desarrollos. De 70 m2 sin divisiones pero en dos niveles le dieron la privacidad necesaria sin interponer paredes ni limitar las visuales”, concluyó Zanzotti.
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