Más inflación: los 5 factores que pueden hacer que los precios suban este año bastante más que el 50,9% de 2021

Los economistas advierten que la suba promedio de los precios al consumidor ya está en zona de máximos en tres décadas

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Hace 15 años que Argentina
Hace 15 años que Argentina convive con una inflación de dos dígitos, en la tasa anual (Reuters)

Según los analistas privados, el panorama inflacionario para 2022 sigue complicado y la carrera de precios podría sostener la suba del Índice de Precios al Consumidor en torno al 50% anual. Incluso hay motivos para proyectar una aceleración respecto del año previo, cuando concluyó en 50,9% entre extremos- debido al descongelamiento de tarifas de luz y gas, que podrían aumentar hasta 20% en el primer bimestre, y un aumento de la cotización del dólar mayorista a más velocidad.

A esto se suma el hecho que los bienes de consumo masivo volverían a acoplarse a la evolución de la inflación núcleo en el corto plazo, la cual se elevó más que el promedio general de precios que releva el Indec.

La inflación argentina se ubica hace tiempo entre las más altas del mundo. En 2019 alcanzó el 53,8%, la más elevada desde 1991, que fue el último año con la secuela de la hiperinflación de 1989 y 1990. Superar en 2022 dicha barrera llevaría a volver a las tasas de más de 31 años antes.

¿Cuáles factores pueden empinar aun más la velocidad de suba generalizada de los precios este año?

1) Aceleración del ajuste del dólar oficial. En 2022, el Banco Central empieza a darle un poco más de flexibilidad al ritmo devaluatorio suave o gradual puesto en práctica desde que se reforzó el “cepo” cambiario a fines de 2019, también llamado “crawling peg”.

Esta devaluación gradual da previsibilidad a los agentes financieros, que anticipan los movimientos esperados para el resto de las variables y también evita saltos bruscos o discretos de los dólares alternativos, cuya cotización despierta tensiones en la economía cuando se mueve por encima de las expectativas.

Pero en las últimas ruedas cambiarias se evidenció un avance más rápido del dólar mayorista, utilizado en las operaciones de comercio exterior y que influye en la inflación a través de los precios de piezas, insumos y bienes terminados que se importan.

El BCRA aceleró a partir del jueves 13 el movimiento del crawling peg a una Tasa Nominal Anual (TNA) que se acerca al 40% anual. Aunque esta tendencia devaluatoria todavía no corrige la brecha con la inflación, destaca que se trata de las tasas máximas de ajuste desde el 46,8% en febrero del año anterior.

Quinquela Fondos Comunes de Inversión destaca en sus informes que “hasta mediados de noviembre el ritmo de depreciación era del 1% mensual, en las últimas semanas se acrecentó para llegar al 2% y entendemos que es un proceso que todavía no terminó. Para evitar que se pierda tipo de cambio real se requieren niveles piso de 2,6% a 2,8% mensual y necesitarían ser mayores si la inflación se mantiene elevada como en diciembre 2021″, cuando se alcanzó 3,8% en el nivel general, y 4,4% de inflación núcleo.

2) Ajuste tarifas. En 2020 y 2021 el Gobierno apeló a utilizar “anclas” para reducir el ritmo inflacionario. Así como aplicó una devaluación gradual, también le puso freno a un aumento de tarifas de servicios públicos y, en los últimos meses, agregó al menú un plan de Precios Cuidados.

Dado que las medidas anti-inflacionarias continúan siendo medidas cortoplacistas, consideramos que las presiones persistirían, y no descartamos que puedan aun intensificarse (Gándara)

Paula Gándara, Head Portfolio Manager de AdCap, dijo a Infobae que “el Gobierno está trabajando en implementar una nueva etapa del acuerdo de precios, habiendo finalizado la anterior a principios de enero. Se sumarían 1.300 productos con revisiones basadas en aumentos del 6% trimestral con actualizaciones mensuales, que podrían diferir según el producto. Dado que las medidas anti-inflacionarias continúan siendo medidas cortoplacistas, consideramos que las presiones persistirían, y no descartamos que puedan aun intensificarse ante un potencial aumento de la tasa de devaluación y revisión de tarifas”.

No parece haber espacio para profundizar el uso del tipo de cambio y las tarifas como ‘anclas’ inflacionarias, que deberán moverse en un esquema coordinado para cumplir con las metas fiscales que el Gobierno finalmente acuerde con el FMI”, resaltó la consultora Delphos Investment.

Para Ecolatina, “el panorama inflacionario para 2022 no luce optimista. En 2021, la inflación fue de 50,9% interanual, retornando a los niveles pre-pandemia (50,7% fue el promedio del período 2018-2019). Esta cifra se alcanzó con tarifas de servicios públicos sin importantes correcciones y un ritmo de depreciación del peso, según el tipo de cambio oficial que se ubicó por debajo de la inflación, especialmente en la segunda mitad del año”.

Índice de Precios al Consumidor
Índice de Precios al Consumidor (IPC). Cobertura nacionaL

“En el presente año es esperable una corrección -al menos, parcial- de estos precios relativos. Por un lado, habría un aumento que, en principio, rondaría el 20% para las tarifas en los próximos meses. Además, el dólar oficial ya aceleró el ritmo de depreciación en las últimas semanas, lo cual da señales de un cambio en la estrategia cambiaria. De esta manera, dos de los drivers que se encontraron prácticamente desactivados en el año anterior, volverían a encenderse desde el comienzo del año”, subrayó Ecolatina.

La evolución de la inflación núcleo les está poniendo un piso de 56% anual a la inflación general

3) Inflación núcleo más fuerte. La core inflation es la que excluye los precios regulados (tarifas de luz, gas, agua y teléfono), el valor del boleto de transporte y aquellos precios en general que son fijados por el Estado, y también los bienes y servicios con alta estacionalidad, como algunos productos primarios, el turismo, entre otros.

Un informe de GMA Capital puntualizó que “el IPC núcleo marcó su máximo registro anual (54,9%) desde al menos 2016 y deja un piso alto para la medición general en 2022, que el mercado espera que sea 54,8%”, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central en base a consultas con analistas.

“Un acuerdo con el FMI que proponga ajustes en las tarifas, que están 57% atrasadas respecto a la inflación, y en el tipo de cambio oficial, que tuvo la apreciación real más alta en 20 años, podrían agregar más revoluciones al costo de vida”, agregó el informe de GMA Capital.

“Así, encadenaremos otro año en el cual el poder de compra del peso seguirá cayendo. Desde diciembre de 2002, la capacidad de compra de la moneda local se destruyó 98,8%. Las alternativas de ahorro tradicionales tampoco trajeron resultados positivos ya que solo preservaron parcialmente el valor del capital invertido. Frente a este panorama de inflación persistente mayor a 50% anual, el mercado sigue buscando cobertura, aunque con riesgos crecientes”, completó el estudio de GMA Capital.

Un análisis de Invecq Consultora Económica refirió que “hace 15 meses consecutivos que la inflación núcleo no baja del 3% y en un tercio del tiempo se ubicó por encima de 4%, con un promedio total de 3,8%, lo que significa una inflación del orden del 56% si esto se replicara durante 12 meses. Es claro entonces que los diagnósticos errados o que las medidas laxas tendrán poco efecto en una economía que cuenta con un alto desorden de precios relativos y sobre todo de expectativas de los agentes, que la falta de un programa económico acrecienta de cara a 2022″.

En 20 años, la capacidad de compra del peso argentino se destruyó en un 99 por ciento

4) Déficit y emisión. El factor monetario es el principal motor de la inflación. Con un déficit fiscal que los últimos gobiernos se han resistido a reducir, la inyección de pesos sin respaldo de reservas en divisas es una constante que se perpetuará en el 2022.

La inflación acumulada en dos años (2020 y 2021) fue de un 105%, mientras que en ese lapso, la Base Monetaria creció 93%, desde $1,9 billones a $3,65 billones. Asimismo, la circulación monetaria (efectivo más depósitos en cuentas a la vista), que es el principal componente del dinero primario, trepó 133%, desde $1,15 billones a $2,69 billones.

Los expertos de IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino) enfatizan que “que en materia de administración de las finanzas públicas no hubo ‘grieta’, sino un sólido acuerdo en gastar por encima de los ingresos. Esto fue sostenido independientemente del color político o el contenido ideológico de los gobiernos. No es exagerado afirmar que tener déficit fiscal constituye una ‘política de Estado’ en Argentina”.

La inflación acumulada en el bienio 2020-2021 fue de 105%, mientras que la Base Monetaria creció 93%, y la circulación monetaria, 133 por ciento

5) Sin fondos extra como en 2021. “El año que pasó tuvimos unos 10 mil millones de dólares extra gracias a los precios altos de los commodities de exportación a nivel internacional y también Argentina recibió unos USD 4.300 mil millones de los DEG (Derechos Especiales de Giro del FMI). Esa afluencia de divisas, que no estaba prevista en octubre de 2020, le permitió a la economía expandirse de una manera muy fuerte y muy significativa”, comentó Martín Rapetti, director Ejecutivo de Equilibra.

“Argentina va a tener que tomar medidas que no son indoloras. Ajustar tarifas por encima de la inflación, eso va a ocurrir; seguramente algún tipo de corrección del dólar van a pedir (desde el FMI) y otros precios atrasados como las naftas van a tener que corregirse. Corrección de gasto público también. Todas esas medidas son recesivas en el corto plazo”, agregó Martín Rapetti.

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