Los dos meses que resta de verano vendrán acompañados, además de con las altas temperaturas propias de la estación, un recalentamiento de precios en áreas clave para el bolsillo y que impactarán transversalmente a todos los sectores sociales y, en particular, serán un desafío para la clase media, teniendo en cuenta los ajustes que se avecinan.
Los primeros incrementos ya prometen, bien temprano, ponerle un piso persistente a la inflación, que terminó el 2021 en 50,9% y que, según estimaciones privadas, este año podría ser mayor. La lista de aumentos incluirá, además, el deshielo de algunos valores que fueron congelados por decisión oficial, algunos de ellos precios relativos clave para la economía.
Uno que ya tiene número puesto aunque aún no se conoce el detalle completo es el de las subas de tarifas, que el Gobierno mantuvo bajo control con un mínimo incremento a lo largo de 2021. Es un precio sensible para la política económica oficial: las discusiones internas en el Frente de Todos sobre cómo debería ser la política tarifaria vienen de larga data y no hay señales de que esté saldada.
Los primeros aumentos prometen, bien temprano, ponerle un persistente piso a la inflación, que terminó el 2021 en 50,9% y que, según estimaciones privadas, este año podría ser incluso mayor
Por lo pronto, el primer consenso alcanzado en la coalición de Gobierno fue que este 2022 comience con un incremento estimado de 20% como “base” para todos los usuarios en sus boletas de gas. Podría, de todas formas, no ser el único reajuste, ya que la intención de los despachos oficiales es poner en marcha un sistema de segmentación que permita, en todo caso, un aumento mucho mayor a determinados hogares que no requieran que los servicios públicos sean subsidiados. El Poder Ejecutivo aún no reveló cómo funcionará ese esquema.
La semana pasada tuvo lugar la primera audiencia para determinar el incremento final del gas. El Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) afirmó que buscará un “acuerdo definitivo” con las empresas del sector, mientras que las distribuidoras que operan en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) presentaron sus propuestas de ajuste que eventualmente tendrían un impacto en la tarifa final de hasta el 35% para usuarios residenciales.
El impacto de un aumento de tarifas no se explica solamente por ese incremento en las boletas sino también en lo que se conoce como subas de “segunda ronda”, es decir aquellos que tienen lugar en bienes y servicios en particular por los incrementos en el costo de producirlos con una energía más cara.
En la misma línea se anota el precio de los combustibles, que no varía desde mayo pasado. El Gobierno había postergado hasta marzo la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC). Ambos tributos, que pegan directamente en los precios finales de las naftas y el gasoil en los surtidores, debían aplicarse a partir del 1° de diciembre, fueron pospuestos. Además, más allá del componente tributario, los estacioneros esperan desde hace semanas un aumento general combustibles, pero este no fue confirmado por YPF, la compañía de mayoría estatal que siempre mueve primero y actúa como referencia para el resto del sector.
El primer consenso alcanzado en la coalición de Gobierno fue que este 2022 comience con un incremento estimado de 20% como “base” para todos los usuarios en sus boletas de gas
La educación también tendrá su propio aumento; lo comenzará a notar quienes pagan escuelas de gestión privada al iniciar el ciclo lectivo. Según el cronograma de aumentos establecido por el gobierno porteño, aquellos colegios privados con subvención estatal tendrán en marzo un aumento de 17%, porcentaje mayor al que habían tenido en su cuota en diciembre pasado, de 7 por ciento. De esa forma, completarían un incremento global de 50% desde marzo del año pasado.
Aunque los precios de las cuotas son muy variables de acuerdo al tipo de escuela y el porcentaje de subvención que cada institución recibe del Estado, para una escuela promedio, las cuotas —a las que se suman algunos servicios complementarios— pasarían de $11.636 para salas de jardín jornada de simple a $13.614 mensuales. En el caso de escuela primaria doble jornada, de $15.411 a $18.031. Y para la secundaria, de 17.288 a 20.227 pesos.
Para el caso de la provincia de Buenos Aires, la educación privada tuvo en el último mes de 2021 una suba de entre 6,7% u 6,9%, mientras que en marzo la actualización será mayor y llegaría al 11,8 por ciento. En territorio bonaerense, de esta manera, el reajuste en el último año habrá sido menor al de la Capital Federal, en torno al 40 por ciento.
La medicina privada ya aplicó un aumento de 9% en enero, último de una serie de incrementos autorizados por el Gobierno nacional el año pasado. El ajuste llegó tras la advertencia de las empresas del sector del retorno del cobro de copagos para que los pacientes pagaran el 9% del valor de cada prestación, algo que finalmente fue suspendido. Las prepagas, de todas formas, advierten que la situación de atraso de precios todavía persiste.
De acuerdo al cronograma de aumentos establecido por el gobierno porteño, aquellos colegios privados que cuenten con subvención estatal tendrán en marzo un aumento de 17 por ciento
Los alquileres tendrán también aumentos, en función de la fecha de firma de contrato. Como lo hacen cada mes, seguirán como referencia el Índice de Contratos de Locación que publica mensualmente el Banco Central. Por caso, según cálculos del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), el aumento del precio de alquiler de una vivienda que corresponde actualizar el 1° de febrero será de 51,28 por ciento.
El programa de Precios Cuidados ampliado, que incluye 1.321 productos y fue acordado a principio de año entre el Gobierno y las compañías de consumo masivo, incluirá un incremento de 2% mensual hasta abril, cuando el esquema tenga una primera revisión. La nueva lista incluye artículos de almacén, limpieza, librería, perfumería, cuidado e higiene personal, artículos para bebés, mascotas, frescos (lácteos, fiambres, pastas frescas, tapas de empanadas y de tartas), congelados y bebidas, entre otros.
De acuerdo a las primeras señales de precios del inicio del año, hay un sostenido aumento de precios. Un relevamiento de LCG precisó que los precios de los alimentos subieron 3% en promedio en las últimas 4 semanas y 2,9% punta a punta en el mismo periodo.
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