Este martes fue un día muy negativo para los mercados internacionales. Las acciones estadounidenses se desplomaron y los rendimientos de los bonos del Tesoro de los EEUU alcanzaron máximos de dos años.
Esta aversión al riesgo reflejada en las cotizaciones de los principales activos financieros del mundo exacerbó los temores de los inversores acerca de que un aumento de las tasas de interés de la deuda de los EEUU haría retroceder a las grandes acciones tecnológicas que dominaban los mercados.
El mundo financiero atraviesa en 2022 una renovada aversión al riesgo
Así, el rendimiento del bono del Tesoro de los EEUU a diez años, una referencia para todas las emisiones de deuda soberana del mundo, ascendió a 1,86% anual. Los rendimientos aumentan cuando los precios caen.
La mayor aversión al riesgo financiero impacta a la baja en las cotizaciones de los títulos privados internacionales, pero también en este caso un descenso de los precios de la deuda pública de los EEUU, tendencia que lleva al alza de las tasas de retorno, en un marco de una inflación que creció al 7% anual en diciembre, la más elevada desde 1982 en el país norteamericano.
Esta corriente negativa se amplifica para activos considerados menos seguros en cuanto a su cumplimiento. Por ese motivo, se registró una caída generalizada de precios de los bonos de países emergentes.
Hoy hay bonos argentinos en dólares cuyos precios quedaron debajo de los USD 29 por cada USD 100 invertido, mientras que las tasas de retorno se ubicaron sobre 25% para algunos títulos con ley extranjera y del 27% para emisiones con ley local.
Semejante promesa de pago no puede ser replicada en este duro presente financiero de 2022 por ninguna acción. De hecho, en este comienzo del año, el tecnológico Nasdaq acumula una pérdida de 7% y no está claro aún el alcance del ajuste de precios en las próximas semanas.
Abona el terreno para una suba de las rentabilidades soberanas que los inversores prevén que un aumento de la inflación empujará a la Reserva Federal de los EEUU a realizar múltiples aumentos de tasas de referencia este año. Los mercados de futuros con calificación de interés indican que los inversores están apostando a cuatro o cinco aumentos de las tasas de interés este año, de tres a cuatro viernes.
Para decirlo simple: si una economía grande, fuerte y solvente como la de EEUU paga más por sus títulos de deuda, empuja a exigir rentabilidades cada vez mayores por los bonos emitidos por países con economías más débiles.
Por eso, los bonos argentinos en dólares, emitidos con el canje de deuda de 2020, y que ahora ofrecen tasas de retorno del 25% anual, son considerados como los “activos más baratos del mundo”, habida cuenta de su potencial de ganancia para quienes se atrevan a invertir. Eso sí, siempre que los gobiernos de Argentina se comprometan a efectuar los pagos pactados.
Los bonos de Argentina ofrecen retornos comparables a los de países con profundas crisis políticas y económicas o en pie de guerra
Este martes, el Bonar 2029 (AL29), en dólares con ley argentina, era negociado a USD 30,15 y una tasa de retorno del 27,3% anual en dólares. El Bonar 2030 (AL30) se pagaba a USD 27,44 y una tasa del 26,9 por ciento.
Entre las emisiones en dólares con ley extranjera, el Global 2029 (GD29) costaba USD 32,34 y ofrecía una tasa de 25,6% anual. Y el Global 2030 (GD30) alcanzaba los USD 30,77 y un 24,9%, respectivamente.
La Argentina compite con otros países en este escalafón del mercado de “alto riesgo”, cuyas economías se encuentran devastadas por históricas crisis o situación de disolución del Estado o guerra civil.
El “top ten” de los países más riesgosos
Al frente se ubica Venezuela, que por su colapso económico sin fin es hoy la nación que brinda mayor tasa de retorno en el mercado por sus papeles de deuda. Su bono con vencimiento en agosto de este año rinde 1.458%, mientras que el título público a julio de 2023 paga un 400% anual en dólares.
Los bonos de Líbano son algo menos riesgosos. Los títulos con vencimiento en abril de este año pagan tasa de 837 por ciento. Con mayor duration, son algo menos rentables, entre el 70% y el 80% para emisiones con vencimiento entre 2026 y 2037.
Sri Lanka, una isla próxima a la India en el Golfo de Bengala, es uno de los países más pobres del mundo. Sus bonos con vencimiento en julio de 2022 pagan una tasa del 73%, mientras que la emisión a 2023 paga 64,5 por ciento. Sin embargo, su bono con vencimiento en marzo de 2030 paga una tasa de 20,5% anual, un retorno inferior al del GD30 y el AL30, sus competidores argentinos con mismo plazo.
Zambia, un país del África meridional, tiene un bono con vencimiento en septiembre de 2022 que ofrece una tasa de retorno del 57% anual, debido a su probable default. No obstante, otros títulos públicos con vencimiento 2024, 2027 y 2033 pagan una tasa inferior al 20% anual. O dicho dicho de otro modo, valen más que los bonos en dólares de Argentina.
Los bonos de Zambia y de Sri Lanka con vencimiento en el 2030 rinden menos que los argentinos de similar ‘duration’
No son muchos los países que emiten deuda con tasas de dos dígitos. Túnez es uno de ellos. Esta nación del norte de África paga un 18,1% por sus bonos a febrero de 2024, y un 16,5% para la emisión con vencimiento en octubre de 2023.
Ucrania, en el este europeo, le suma a sus graves problemas políticos internos la amenaza de invasión de su vecina Rusia, paga entre 10% y 12% anual por su deuda.
Sudáfrica, con su bono soberano a 2048 paga un rendimiento del 10,6% anual en dólares. Y Egipto paga un 10,5% anual con un bono también a largo plazo, con vencimiento en 2050.
La deuda de Ecuador, que hasta la reestructuración de septiembre de 2020 pagaba más que los argentinos, ahora rinde entre 10,1% y 10,3%, con bonos con vencimiento entre 2030 y 2040.
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