Microsoft informó que está comprando Activision Blizzard en una operación por la que pagará USD 68.700 millones. De esa manera se unirán dos de las mayores fuerzas en el sector de los videojuegos.
En la compra más grande de su historia, Microsoft pagará en efectivo USD 95 por acción por uno de los desarrolladores de juegos más grandes de Estados Unidos, conocido por títulos como Call of Duty y World of Warcraft, pero que también está lidiando con una agitación cultural por su trato a las mujeres. El director ejecutivo de Activision, Bobby Kotick, continuará desempeñando ese papel, dijo Microsoft. Una vez que se cierre el trato, el negocio de Activision Blizzard reportará a Phil Spencer, que dirige Microsoft Gaming.
Agregar el grupo de títulos populares de Activision ayudará a Microsoft a expandir su propia oferta para la consola Xbox y competir mejor con la consola PlayStation de su rival Sony.
Activision tiene una larga historia con Xbox. La franquicia más grande de la empresa, Call of Duty, tuvo éxito en gran parte debido a la innovadora plataforma en línea de Microsoft, Xbox Live, que permite a los jugadores conectarse para partidas multijugador.
“Esta adquisición acelerará el crecimiento del negocio de juegos de Microsoft en dispositivos móviles, PC, consolas y la nube, y proporcionará elementos básicos para el metaverso”, dijo Microsoft el martes en un comunicado.
Problemas para Activision
Activision ha estado sumida en la controversia durante meses en medio de varias demandas por acusaciones de discriminación y acoso de género. Kotick, quien ha estado al frente de la empresa durante tres décadas, ha estado bajo la presión de los empleados para que renuncie. El escándalo ha afectado a una empresa que ya lucha por adaptarse al final del auge de los videojuegos causado por la pandemia.
En noviembre, Activision retrasó dos de sus juegos más esperados –Diablo IV y Overwatch 2– y emitió un pronóstico de ventas para el cuarto trimestre que estuvo por debajo de las expectativas de Wall Street, lo que hizo que las acciones se desplomaran.
En ese momento, la empresa había comunicado que Jen Oneal dejaría el cargo de codirectora de Blizzard. Eso dejó a Mike Ybarra como el único jefe del estudio. Ambos asumieron un papel compartido en agosto tras la salida de J. Allen Brack, el expresidente que se fue a raíz de una demanda en California.
Activision, con sede en Santa Mónica, California, se encuentra en medio de un ajuste cultural después de que el Departamento de Empleo y Vivienda Justa de California demandó a la empresa en julio por discriminación sexual y prácticas salariales ilegales. La Comisión de Bolsa y Valores investiga a la compañía sobre cómo manejó las acusaciones y ha citado a varios altos ejecutivos, incluido el director ejecutivo, Bobby Kotick.
Los empleados han manifestado su molestia por la respuesta despectiva inicial de Activision a la demanda y desde entonces han expresado su decepción con la empresa, utilizando una cuenta compartida de Twitter (@ABetterABK) para exigir más acción.
Kotick anuncio en ese momento, un recorte salarial propio del 99,9% y describió varias medidas con las que la compañía espera apaciguar a los empleados enojados, como poner fin al arbitraje obligatorio de acusaciones de acoso sexual y discriminación. La compañía también se comprometió a aumentar la transparencia salarial y a contratar un 50% más de mujeres y personas no binarias en los próximos cinco años.
Activision negó algunas de las acusaciones de la demanda y también tomó medidas para castigar a los acusados de acoso. En octubre, la empresa despidió a más de 20 empleados y reprendió a otros 20.
A pesar de las controversias –que fueron especialmente fuertes dentro de la división Blizzard– y antes de ser comprada por Microsoft, la compañía dijo que la gente todavía está jugando juegos de Blizzard. Las ventas de la primera semana del reciente título Diablo II: Resurrected “fueron las más altas registradas para un remaster de la compañía”, dijo Activision a fines del año pasado.
Con información de Bloomberg
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