Después de un 2020 en el que la actividad económica y el comercio internacional colapsaron inicialmente, al punto de que en abril de ese año el petróleo llegó a registrar precio negativo (se pagaba para que se lo llevaran, pues casi no había espacio y almacenarlo era muy costoso), las materias primas o commodities tuvieron una fortísima revancha en 2021, en especial las vinculadas a la energía (la palabra commodities se aplica a materias primas o bienes altamente estandarizados, con mercado y precio internacional).
De hecho, el indicador S&P Goldman Commodity Index (GSCI) tuvo el tercer mayor rendimiento de una familia de índices, con un retorno del 37,1%, superando indicadores del mismo tipo del sector inmobiliario y otros índices bursátiles que también tuvieron un año muy positivo.
En plena “transición energética”, los 3 commodities que más aumentaron fueron 3 hidrocarburos.
Lo más llamativo, sin embargo, es que según un informe de US Global Investor, en medio de un creciente consenso internacional, del activismo gubernamental y no gubernamental en torno de la necesidad pasar a energías más limpias, acelerar la electromovilidad (tendencia en la que se montó Tesla, principal productor mundial de vehículos eléctricos) y “descarbonizar” el planeta, en 2021 el commodity que más aumentó fue el carbón: su precio subió casi 161%, prácticamente el triple de lo que aumentó el petróleo (55,01%) y bastante más del triple que el gas (46,91%).
En plena “transición energética”, al podio se subieron tres hidrocarburos.
Los siguientes cuatro commodities que más retorno dieron a sus poseedores y productores fueron el aluminio, el zinc, el níquel y el cobre, todos metales asociados, en mayor o menor medida, a la producción de baterías para vehículos eléctricos o a la fabricación de los propios vehículos. Por caso, Tesla ya firmó un contrato de USD 1.500 millones para la provisión de 75.000 toneladas de níquel por parte de Talon Metals, a través del proyecto Tamarack, un joint venture con Rio Tinto, unas de las principales mineras del mundo. En gran medida, la electromovilidad va de la mano de la megaminería.
En el ranking de rendimientos recién después figuran dos commodities alimenticios, el maíz y el trigo, y luego el plomo. En territorio negativo figuran metales más asociados a la inversión, como el oro y la plata, que en 2021 perdieron por goleada contra las criptomonedas, al igual que el platino y el paladio.
¿Y por casa?
¿Cómo aprovechó la Argentina el boom del carbón? La principal empresa productora es de propiedad estatal, YCRT, Yacimientos Carboníferos Río Turbio, emplazada en el suroeste de la provincia de Santa Cruz, que el 30 de diciembre pasado presentó su balance 2021. El resultado puede resumirse en dos cifras: ingresos operativos por $ 14 millones (poco más de un millón al mes) y subsidios estatales por $ 6.806 millones. Por cada cien pesos de subsidios, la “hacienda productiva” generó ingresos por veinte centavos.
“A un día del fin de año, se aprueba el Plan de Acción y Presupuesto 2021 de YCRT, con 2066 empleados, ingresos por ventas de $14 millones y un déficit operativo bancado por el Tesoro de $6.806 millones. Un chiste de mal gusto”, escribió en Twitter Nicolás Gadano, experto en economía energética.
Los números en 2020, bajo la intervención del ahora ministro del Interior, Aníbal Fernández, habían sido aún peores. Según el cuadro adjunto, elaborado por la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) y reproducido en un informe del Instituto Argentino de Energía, durante ese año los subsidios a YCRT sumaron $ 7.050 millones, un aumento del 11.650% respecto de los $ 60 millones de subsidio que había recibido el año anterior.
Según los planes del kirchnerismo, YCRT debería, desde hace ya varios años, producir 2 millones de toneladas de carbón, fundamentalmente para abastecer dos usinas carboeléctricas de 120 MW cada una, pero en 2021 produjo 850 toneladas. El proyecto fue adjudicado a una UTE encabezada por la española Isolux-Corsan, en diciembre de 2007 y el acta de suscripción preveía que el nivel de producción y ambas usinas estarían listos para diciembre de 2011, a un costo total de $ 2.662 millones.
Sucesivas extensiones, precisó una investigación del economista Alejandro Einstoss, llevaron el aporte estatal a $ 26.047 millones (tal la suma a valores históricos, a valores actuales son cerca de $ 500.000 millones). El llamado “Módulo 1″ fue “inaugurado” en septiembre de 2015 por la entonces presidente Cristina Kirchner, pero se detuvo a las dos semanas y nunca se reinició.
Con sus 850 toneladas de carbón, básicamente usado como fuente de calor doméstico, YCRT no pudo aprovechar el espectacular aumento del carbón a lo largo de 2021. Eso sí, el 13 de diciembre de 2021 anunció el pago del Bono Anual Extraordinario (BAE) por productividad.
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