Diplomacia de celebridades: ¿sirve el apoyo de economistas famosos en la negociación con el FMI?

Una crónica de los intentos del ministro Guzmán y del Gobierno para mejorar su posición ante los acreedores privados y el organismo. La opinión de cinco profesionales

El presidente Alberto Fernández, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, posaron para una foto con el célebre economista Jeffrey Sachs

En la última cumbre del G20, a fines de octubre último, en Roma, el presidente Alberto Fernández, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, posaron para una foto con el célebre economista Jeffrey Sachs, a quien -dijeron inicialmente fuentes del Gobierno- habían invitado a participar. La versión fue luego corregida: Sachs había sido invitado a exponer en uno de los paneles por la propia organización del evento, a cargo del gobierno italiano.

La intención de Guzmán, con apoyo del Presidente, era fortalecer, al menos mediáticamente, un punto: Sachs -que integra el “Grupo Asesor Internacional” del Consejo Económico y Social que encabeza el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz- es una de las voces que apoya el planteo argentino de que el FMI revise sus “sobrecargos” a los deudores prolongados, una de las banderas que el comunicado final del G20 señaló, de modo lavado, debía debatirse en el directorio del Fondo, que a mediados de diciembre decidió dejar la cuestión para más adelante.

Embajadores

La “invitación” a Sachs fue solo una de las tantas acciones de la diplomacia de celebridades -en particular, economistas famosos- que impulsa Guzmán y que hasta ahora ha producido escasos resultados concretos.

La “invitación” a Sachs fue solo una de las tantas acciones que impulsa Martín Guzmán y que hasta ahora ha producido escasos resultados

Una de las primeras muestras fue el recibimiento al ministro en las páginas del Financial Times, una de las publicaciones más leídas por la crema económica y política internacional. El 15 de diciembre de 2019, Rana Foroohar, columnista del diario británico, aseguraba allí que “Martín Guzmán muestra una mejor manera de lidiar con las crisis financieras” y se deshacía en elogios.

A solo cinco días de asumir como ministro, Guzmán era calurosamente elogiado por una columnista del Financial Times. Venía a mostrar un modo "mejor" de restructurar deudas

“Lo que tiene Martín -citaba a Joseph Stiglitz, Nobel de Economía 2001, mentor de Guzmán en la universidad de Columbia y su principal promotor internacional- es que es buenísimo con los modelos matemáticos, pero también está interesado en cambiar las cosas en el mundo real”. Ya en 2014, Guzmán había hecho de puente entre Stiglitz y el entonces ministro de economía, Axel Kicillof, en una Asamblea FMI-Banco Mundial.

El rápido alivio del “efecto Guzmán”

Foroohar, autora de un libro sobre Silicon Valley y también analista global de CNN, agregaba: “Guzmán no está entre los economistas que afrontan las crisis de deuda recortando el gasto” y citaba el caso de Grecia, que alentada por el FMI, el Banco Central Europeo y Alemania, había aplicado medidas que llevaron a una caída de 25% del PBI. No sería así con Guzmán, que llevaba apenas cinco días en su cargo, pero ya daba beneficios. “Su designación y la subsecuente estabilización del precio de los bonos argentinos y del peso marcan un punto de inflexión de la sabiduría convencional acerca de cómo arreglar países en dificultades”, escribió la columnista.

Un entonces desconocido Martín Guzmán, en 2014, cuando acompañó a Stiglitz a una reunión con el entonces ministro de Economía argentino, Axel Kicillof. Entrente suyo, la entonces embajadora argentina en Washington, Cecilia Nahón

El propio Guzmán decía por esos días que, como había adelantado en papers académicos, mostraría al mundo cómo se restructura una deuda, algo que ya llamaba la atención de Héctor Torres, exrepresentante argentino en el directorio del Fondo, asombrado por la decisión del ministro de negociar primero con los acreedores privados y después con el FMI, y no al revés.

Los primeros contactos con los grupos de bonistas, sin embargo, no dieron los resultados esperados y la diplomacia de celebridades volvió a activarse. En mayo de 2020, ya bien entrada la pandemia, hubo varias acciones. Guzmán participó, de modo virtual, de un evento en la Universidad de Columbia, organizado por Stiglitz, quien impulsó una declaración de apoyo a la oferta argentina a los acreedores suscripta por dos premios Nobel -él, además de Edmund Phelps-, varios exministros y un total de 138 economistas con laureles académicos, como el francés Thomas Piketty y la italiana Mariana Mazzucato.

Además, Sachs publicó un picante artículo en Project Syndicate, un portal de artículos de análisis y opinión de figuras de nivel internacional, instando a Larry Fink, CEO de BlackRock, el mayor administrador de fondos del mundo y hueso más duro de roer en la negociación, a ceder en el toma y daca con la Argentina. Sachs comparaba a Fink con John Pierpont Morgan, el legendario banquero de fines del siglo XIX, y decía que de él dependía evitar que un default argentino gatillara una ola mundial de defaults soberanos cuyo efecto destructivo se potenciaría con el de la pandemia. “Tu turno, Larry, te toca ayudar a evitar una catástrofe financiera mundial”, concluía el artículo.

Como frutilla del postre, Stiglitz publicó en The Nation, una más que centenaria revista emblema del progresismo norteamericano, una nota en la que machacaba sobre la responsabilidad de Fink y afirmaba que la negociación argentina “definirá el futuro del capitalismo financiero”.

El mundo está mirando a la Argentina (Gallagher)

Martín ataca de nuevo

La ofensiva de Guzmán se reactivó en julio y agosto 2020, con notas de Kevin Gallagher, un profesor de la Universidad de Boston, y un evento en esa casa de estudios. “El mundo está mirando a la Argentina”, escribió Gallagher, en un artículo en el Financial Times, en el que pedía que el FMI pusiera coto a la estrategia de los bonistas de juntarse para exigir una mejora de la oferta argentina.

Kevin Gallagher, profesor de la Universidad de Boston, fue uno de los economistas que desde las páginas de Financial Times y desde su propia casa de estudios apoyó las gestiones y reclamos de Guzmán

Semanas después, Gallagher fue uno de los participantes de un Webinar, que promocionó el Ministerio de Economía, organizado por el G24 y el “Centro para las Políticas de Desarrollo” de la Universidad de Boston, para defender las “innovadoras” Cláusulas de Acción Colectiva introducidas por Guzmán en su oferta de restructuración de la deuda: la “redesignación” y el “Pac-Man”, que habían irritado a los acreedores. El G24 supuestamente coordina la posición del mundo en desarrollo en el FMI y el Banco Mundial, pero se transformó en un foro testimonial integrado por Argentina, Argelia, Brasil, Colombia, Congo, Costa de Marfil, Egipto, Etiopía, Gabón, Ghana, Guatemala, India, Irán, Líbano, México, Nigeria, Pakistán, Perú, Filipinas, Sudáfrica, Sri Lanka, Siria, Trinidad y Tobago y Venezuela, varios de los cuales integran el Top 10 de inflación y devaluación mundiales del año pasado.

Gestión de resultados

El éxito de la ofensiva diplomática puede medirse en los resultados: el 31 de agosto de 2020, al cabo de tres intentos y cifras de aceptación muy baja en los dos primeros, Guzmán, que había empezado ofreciendo 40 centavos por cada dólar de deuda, terminó pagando casi 55, muy cerca de los 60 que reclamaban los acreedores, y celebrando una quita del 1,9% del capital. La operación tuvo una aceptación del 99% y su efecto más importante fue despejar casi por completo de vencimientos el actual período presidencial, logro que Guzmán prefiere presentar como un alivio de USD 35.000 millones en pagos de deuda.

La finalización de esa etapa, que le insumió casi diez meses, le permitió al ministro concentrarse casi exclusivamente en la negociación con el FMI, que hasta entonces había registrado encuentros de escaso relieve técnico (la primera visita de Julie Kozack y Luis Cubeddu, miembros del staff asignados al caso argentino, había sido en febrero de 2020) pero varios eventos de perfil político, como el encuentro organizado en el Vaticano por el Papa Francisco, en el que el pontífice acercó al ministro con la directora del FMI, Kristalina Georgieva.

A principios de febrero de 2020, hace casi dos años, por iniciativa del Papa Francisco, Guzmán tuvo su primer encuentro con la entonces nueva directora del FMI, Kristalina Georgieva. En noviembre de 2021, además, Francisco designó al ministro en la Academia Pontificia de Ciencias Sociales (Reuters)

Ya en 2021 la ofensiva política y diplomática se centró en temas como los “sobrecargos” del Fondo, el plazo de repago del crédito stand-by concedido por el organismo en 2018, del que el gobierno de Mauricio Macri recibió casi USD 45.000 millones y la Argentina debe aún casi USD 41.000 millones, y el eventual acceso argentino a un fondo de “resiliencia” impulsado por Georgieva a partir de los aportes de socios del FMI que no necesitan usar su parte de los USD 650.000 millones de liquidez que el organismo emitió en agosto pasado.

Apunten, disparen...

La primera salva había sido una carta de senadores kirchneristas a Georgieva, en la que reiteraban la afirmación de la vicepresidente Cristina Kirchner, de que el préstamo de 2018 había sido “ilegal”, y exigían “varias décadas” de plazo de repago. Mientras, Guzmán, otra vez con el apoyo de Gallagher desde las páginas del Financial Times, puso el acento en la “redistribución” a países de ingresos medios y bajos de parte de los USD 650.000 millones emitidos por el Fondo.

Ya en 2021 la ofensiva política y diplomática se centró en temas como los “sobrecargos” del Fondo

Esta segunda etapa de ofensiva diplomática-mediática de celebridades incluyó varios hitos.

El 24 de octubre, en el Centro Cultural Kirchner, Guzmán fue el expositor central de un encuentro en el que participaron por vía virtual el exministro de Finanzas y excandidato presidencial colombiano, Andrés Aráuz, y el exministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis.

No va a haber devaluación, el BCRA está comprando dólares, tenemos superávit comercial y las exportaciones vienen creciendo”, aseguró el ministro en su exposición, en la que también acusó al FMI de “financiar la campaña de Macri” y aseguró que ya había presentado el programa económico argentino al Fondo. Si este quería acordar, agregó, lo único que debía hacer era revisar sus “sobrecargos”. Si ya presentó el programa, dijeron entonces desde el Fondo, ¿por qué no lo hace público?

Guzmán, a fines de octubre, antes de la reunión del G20, exponiendo en el CCK. Al FMI, en presencia virtual, el exministro y candidato presidencial colombiano Andrés Aráuz, y el exministro de Finanzas griego y rockstar económico global Yanis Varoufakis

La invitación al exministro heleno revelaba tanto los ensueños como el escaso pragmatismo oficial, Varoufakis, académico de extracción marxista y personalidad magnética, fue quien, tras el triunfo del partido radical Syriza en enero de 2015, negoció con la llamada Troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y FMI) la restructuración de la deuda griega -que había pasado del 91% del PBI en 2003 a más del 200% en 2015- condenando la “avaricia” de los acreedores, en especial de los alemanes.

Yanis vs la troika

Asesorado por James Galbraith (hijo del difunto John Kenneth Galbraith) y otros economistas de Columbia, Varoufakis elaboró un “Plan B”, que no convenció al entonces ministro de Finanzas teutón, Wolfgang Schauble, ni a la canciller, Ángela Merkel, renunció en junio de ese mismo año y se dedicó a dar discursos y escribir artículos y papers críticos, uno de los cuales figura en un libro compilado por Guzmán, como el propio ministro subrayó antes del evento en el CCK. Pero mientras el “traidor” Alexis Tsipras (el expresidente al que había servido Varoufakis) logró el 31,5% en las elecciones griegas de 2019, Dem25, su creatura política, logró un magro 3,4 por ciento.

Grecia pasó por una crisis brutal, pero crece desde 2019, redujo su deuda de más de 200% del PBI a “solo” 170% del PBI, sus bonos tienen calificación BB y su “riesgo-país” es hoy de 160 puntos

Grecia pasó por una brutal crisis pero creció desde 2019.: la restructuración redujo su deuda a “solo” 170% del PBI, sus bonos tienen calificación BB y su “riesgo-país” es hoy de 160 puntos, vs los casi 1.900 puntos de los bonos que Argentina emitió hace menos de18 meses, en la restructuración de Guzmán.

“Varoufakis pertenece a esa cofradía que siempre desborda buenas intenciones para reclamar caridad y compasión”, escribió en Infobae el economista y exdiplomático argentino Felipe Frydman.

Varoufakis y el expresidente griego, Alexis Tsipras, de quien se alejó por "claudicar" ante la troika europea. En las elecciones griegas de 2019, Tsipras sacó el 31% de los votos y Varoufakis, 3,4 por ciento

Una historia de novelas

Grecia eligió seguir en la Unión Europea y preservar el euro antes que recrear el dracma, su antigua moneda. Algo que no sorprende a nadie que haya leído las novelas de Petros Markaris sobre la deriva moral de buena parte de la generación de la dirigencia helena que se enriqueció facturando su pasado de resistencia a la dictadura de los coroneles, como lo hizo en las Olimpíadas de 2012, en las que el país gastó USD 16.000 millones solo en estadios, factura que esa misma clase pretendía endosar a los contribuyentes alemanes.

A fines del mismo octubre, Guzmán acompañó a Alberto Fernández al G20, donde se encontraron con Sachs, como se indicó al principio, pero también con Georgieva, reunión en la que el presidente pudo constatar personalmente cuán lejos estaba el acuerdo con el Fondo que él mismo había afirmado semanas antes que estaba prácticamente listo. Poco después, Guzmán fue designado por Francisco como nuevo miembro de la “Academia Pontificia de Ciencias Sociales”, nuevo púlpito para sus exhortaciones y llamados a “tranquilizar” la economía argentina.

Guzmán fue designado por Francisco como nuevo miembro de la “Academia Pontificia de Ciencias Sociales”, nuevo púlpito para sus exhortaciones y llamados a “tranquilizar” la economía argentina (EFE)

El FMI se autocritica

En diciembre, el Gobierno celebró como un logro propio la publicación de la “Evaluación ExPost” que el FMI hizo del crédito y el programa argentino de 2018, evaluación a la que sumó 86 observaciones críticas del propio Guzmán y 21 páginas de análisis también crítico del representante argentino en el Fondo, y consejero de Guzmán, Sergio Chodos. En ninguna de las 22 evaluaciones expost publicadas desde 2008 por el FMI los gobiernos habían sumado tanta prosa.

La autocrítica del FMI por haber financiado un programa “demasiado frágil” es también una losa para Guzmán, quien confesó ante gobernadores y enviados provinciales que la diferencia para acordar es fiscal, que es como decir que difieren en lo esencial (las iniciales del FMI en inglés, IMF, dice un dicho en Washington, son por “It’s Mainly Fiscal”, Es principalmente fiscal).

Cuestiones como una reducción de subsidios (ergo, suba de tarifas), son de difícil digestión para una gestión económica que, con cepo al dólar, tarifas semi-congeladas, prohibiciones de exportación y acuerdos de precios cerró 2021 con una inflación superior al 50%, por no hablar de “reformas estructurales”. Esas “condicionalidades”, dice Torres, son la forma en que el FMI reemplaza las mayores tasas que exigen los bonistas privados para financiar a deudores de alto riesgo y feo historial.

El milagro económico de Alberto

Más recientemente, la diplomacia económica del Gobierno incluyó el pedido de 16 legisladores demócratas al gobierno de Joseph Biden, entre ellos la ascendente representante demócrata por Nueva York, Alexandra Ocasio-Cortes, para que el FMI revise sus “sobrecargos”, y el artículo en Project Syndicate en que Stiglitz pontifica sobre el “Milagro económico de la Argentina”, bajo el gobierno de Alberto Fernández. Un milagro más que dudoso, a la luz de indicadores de pobreza, desempleo, inflación e incluso del crecimiento del PBI, que fue de dos dígitos en gran medida por el colapso de 2020, año en el que el propio Gobierno forzó el cierre de vastos sectores de actividad económica e impuso uno de las cuarentenas más estrictas y prolongadas del mundo.

Los elogios de Stiglitz a las gestiones kirchneristas se remontan a 2003, cuando el gobierno de Néstor Kirchner financió el lanzamiento del Argentina Observatory de la New School Univeristy de Nueva York

Los hiperbólicos elogios de Stiglitz a las gestiones kirchneristas se remontan a 2003, cuando el entonces gobierno de Néstor Kirchner financió el lanzamiento del Argentina Observatory de la New School Univeristy de Nueva York. Del acto participaron Cristina Fernández de Kirchner (CFK), el propio Stiglitz, el economista Martín Abeles (esposo de la exvicejefa de Gabinete y actual secretaria de Negociaciones Económicas Internacionales de la cancillería, Cecilia Todesca) y el actual ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.

CFK fue designada titular honoraria del “consejo consultivo”, que también integraban Stiglitz, la presidente de Abuelas, Estela Carlotto, el recientemente fallecido filósofo José Pablo Feinmann, Bianca Jagger (ex de Mick, la legendaria voz de los Rolling Stones), la entonces directora del BNA y futura titular de Economía, Felisa Miceli, el entonces secretario de Cultura, José Nun (también fallecido el año pasado) y una presencia que a la luz de hechos posteriores hoy suena extraña: Berardo Dujovne, entonces decano de la Facultad de Arquitectura y padre del luego ministro de Economia de Mauricio Macri, Nicolás Dujovne, quien negociaría quince años después el crédito que hoy busca renegociar Guzmán.

¿Sirve o no sirve?

Juan José Llach, Diana Mondino, Daniel Marx, María Castiglioni y Héctor Torres. Cinco opiniones calificadas sobre la utilidad y las limitaciones de la diplomacia de celebridades

¿Servirá para algo esta segunda etapa de “diplomacia de celebridades” a una Argentina a poco más de diez semanas de un vencimiento de casi USD 2.900 millones con el FMI, imposible de afrontar con las actuales reservas, mientras el dólar corcovea, la brecha cambiaria supera el 100% y muchos proyectan para 2022 tasas de inflación cercanas o superiores al 60 por ciento?, le preguntó Infobae a cinco economistas profesionales. He aquí sus respuestas.

Juan José Llach (exviceministro de Economía y exministro de Educación)

“En mi opinión el apoyo de economistas famosos puede ayudar marginalmente, pero no hasta el punto de influir en las decisiones relevantes. Ni siquiera la buena relación personal (de Guzmán) con Georgieva influye en las decisiones importantes del staff y, mucho menos, en las del Directorio. Sí puede ayudar al acceso en la comunicación, pero nada más”.

Diana Mondino (economista, profesora de la Ucema)

“Los apoyos sirven para llamar la atención sobre un tema. La resolución técnica no debería verse influida. En nuestro caso no estoy muy segura que sea conveniente llamar la atención sobre las dificultades para ordenar el gasto, su falta de eficiencia y muy especialmente nuestras propias restricciones para trabajar con el mundo. Son llamativas las de comercio exterior y es difícil que un apoyo externo pueda explicar que no podemos pagar porque no queremos vender”.

Daniel Marx (exviceministro y secretario de Finanzas, titular de la consultora Quantum)

“Algo puede ayudar, pero no sustituye la evaluación técnica del programa y los complementos que requiera tanto a nivel político local como internacional. A esta altura la cuestión pasa por la elaboración técnica de un programa complementada por lo político. El apoyo de economistas famosos es complementario, pero de ninguna manera sustituto de lo previo”.

María Castiglioni (Directora de C & T Asesores Económicos)

“Tener apoyos es mejor que no tenerlos, pero hay que tener en cuenta que el Fondo otorga tiene requisitos prepautados. En el caso de un Acuerdo de Facilidades Extendidas, como el más largo plazo de repago y más baja tasa de interés, requiere una hoja de ruta sobre cómo se va a ajustar el déficit fiscal y reformas estructurales que hagan sustentable la situación y el país pueda financiarse en el mercado privado voluntario. Lo más importante es el programa macro, los números, las reformas que se piensen hacer. Nada de eso se conoce. Guzmán no dijo qué medidas específicas piensa tomar y la trayectoria de ajuste es mucho más lenta que la que pide el FMI. Hay que tener en cuenta que a fines de 2019 el déficit era 0,4% del PBI, la actividad económica ya volvió a niveles de prepandemia y con más impuestos que los que había antes se debería llegar al equilibrio fiscal mucho más rápidamente. En eso, que es lo que analiza el staff técnico, la Argentina está lejos de un acuerdo. Respecto de los apoyos, más allá de Stiglitz, en 2018 influyó el gobierno de EEUU y ahora Argentina y EEUU no están teniendo la mejor relación. Es algo a tener en cuenta a la hora de buscar respaldos”.

Héctor Torres (abogado, economista y diplomático, exrepresentante argentino en el FMI)

“Los apoyos políticos siempre ayudan, pero es un error creer que podrían suplir a la evaluación técnica que haga el staff del FMI de la viabilidad del programa. Hay dos factores que me indican que, particularmente en esta negociación, la evaluación técnica del staff va a tener mucho peso. Por un lado, Georgieva está debilitada: su capacidad de usar consideraciones políticas para torcer la evaluación técnica está muy disminuida luego de haber sido acusada de haber hecho justamente eso para beneficiar a China desde el Banco Mundial. Seguramente se cuidará de no cometer el mismo “error”. En segundo lugar, una de las críticas más importantes de la evaluación expost del programa del 2018 es que Fondo fue condescendiente con pronósticos muy optimistas y “líneas rojas” del gobierno de Macri. El “milagro” del que habla Stiglitz es un secreto bien guardado; dudo que tenga peso en la “geopolítica”. Esto va mucho más allá de ajuste sí o ajuste no. Si preocupa tanto proteger la soberanía del país, lo primero que hay que hacer es dejar de vivir de prestado. A su vez, es bueno que Guzmán y el FMI estén de acuerdo en que el principal problema es la limitación externa. Por algún lado hay que empezar”.

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