Mientras que Argentina lidera el ranking de países con mayor tasa de interés, con 40% anual desde enero, en el otro extremo se encuentra Suiza; donde la tasa de intereses es negativa, 0,75% anual debajo de cero. Pero, ¿cómo se explica esta diferencia abismal?
En el listado global, al país le sigue Angola con una tasa de interés de 20%; Turquía con un 14% y Nigeria con 11,5%, según se desprende de datos de Bloomberg.
Con todo, pese a semejante liderazgo en la tasa nominal, Argentina sigue teniendo muchos problemas para captar ahorros. Eso se explica en parte por la elevada inflación, la falta de atracción para los inversores y los bajos incentivos para el ahorro y el crédito en pesos, entre otros factores.
Cabe recordar que el Directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunció la semana pasada un conjunto de medidas que apuntan a reconfigurar los instrumentos de la política monetaria, entre las cuales se destaca un incremento de 2 puntos porcentuales en la tasa de interés de las Letras de Liquidez (Leliq), que pasó de 38% a 40% anual. Ese es el número que lidera el ranking.
Asimismo, en línea con el aumento de la tasa de interés de política monetaria, y con el objetivo de propiciar su transmisión plena al retorno de las colocaciones a plazo en pesos, el directorio del BCRA elevó los límites mínimos de las tasas de interés sobre los plazos fijos.
El nuevo piso para personas humanas pasó a ser del 39% anual para las imposiciones a 30 días, mientras que para el resto de los depositantes del sistema financiero la tasa mínima garantizada será del 37% anual, determinó la autoridad monetaria.
“Hay distintas cuestiones vinculadas con la tasa de interés. Un país puede tratar de utilizar la tasa de intereses como una herramienta monetaria”, aseguró Sebastián M. Domínguez, socio de SDC Asesores Tributarios, en declaraciones a Infobae.
A modo de ejemplo el especialista tomó el caso de Estados Unidos, donde la tasa de interés es muy baja. “Lo que hizo es fomentar las inversiones en la bolsa”, afirmó, y añadió: “El dinero no se vuelca a obtener un interés porque como es bajo, se vuelca a invertir”.
“La nominal es 39%, pero es negativa porque vos hacés el plazo fijo y después cobraste el interés y si la inflación es mayor; la tasa de interés real es negativa” (Domínguez)
Según ilustró, en Argentina actualmente un plazo fijo te puede dar un 39% pero la inflación es el 50%. Con lo cual, si bien hay una tasa de interés del 39% la realidad es que es una tasa de interés real negativa. “La nominal es 39%, pero es negativa porque vos hacés el plazo fijo y después cobraste el interés y si la inflación es mayor; la tasa de interés real es negativa -explicó-. Es decir, una vez que cobraste el capital, intereses, tenés menos poder adquisitivo que el que tenías antes de haber hecho el plazo fijo, por ejemplo”.
Suiza, por su parte, fijó una tasa de interés negativa. Esto significa que si un ahorrista deposita dinero en el banco, recibirá menos ya que “se entiende que los inversores van a la moneda suiza porque la consideran un refugio de valor”.
En otras palabras, están dispuestos a pagar por tener la moneda de Suiza justamente por ese refugio de valor. Algo completamente opuesto a la Argentina, “donde nadie quiere los pesos porque no protege nada, al contrario”, describió Domínguez.
Con una visión similar, Joel Lupieri, economista de EPyCA Consultores, sostuvo que la diferencia entre las tasas de interés de ambos países se explican específicamente por “condiciones macroeconómicas diametralmente opuestas”.
“El hecho de subir las tasas de interés, que en otras palabras implica subir el ‘precio del dinero’, busca desalentar la reticencia de los argentinos a quedarse con pesos. Con más tasa pueden constituir depósitos o, en su defecto, colocar en activos que les den una rentabilidad fija” (Lupieri)
La economía de Suiza es dinámica, competitiva y estable, aseveró el especialista. Su moneda se revaloriza día a día como sinónimo de confianza. Por otro lado, mencionó, la moneda argentina enfrenta condiciones muy adversas: déficit público, emisión en aumento, y una marcada desconfianza de los “usuarios” del peso. “Con todo, el desplome de la demanda de la divisa local no debería de ser una sorpresa para nadie”, opinó en diálogo con este medio.
Según sus declaraciones, cada nuevo peso en el sistema hace caer el poder adquisitivo de los demás, y con eso genera más incentivos para que los argentinos se desprendan de pesos ni bien los tengan en la mano. “El hecho de subir las tasas de interés, que en otras palabras implica subir el ‘precio del dinero’, busca desalentar la reticencia de los argentinos a quedarse con pesos. Con más tasa pueden constituir depósitos o, en su defecto, colocar en activos que les den una rentabilidad fija”.
Sin embargo, Lupieri puso de relieve que “no hay que dejar de remarcar que al 40% anual el rendimiento real de cualquier inversión en pesos sigue siendo negativa”. Así, con la inflación en el orden del 50%, quedarse con pesos sigue siendo un mal negocio, debido a que se pierde al menos el 10% anual. “Es decir que la tasa, en realidad, no es tan alta”, ironizó.
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