A tres días de vencido el congelamiento de más de 1.400 precios de consumo masivo impuesto en octubre pasado, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, tratará de cerrar hoy una nueva lista de precios regulados, con la intención de que en esta ocasión surja de un acuerdo. Con intención de incluir revisiones trimestrales y actualizaciones en todo el 2022, el Gobierno necesita apurar un acuerdo que pretendía estuviera listo para el viernes pasado.
El objetivo es bajar el ritmo y la inercia de la inflación: de ahí la meta del 6% en el primer trimestre, que por estacionalidad es siempre complicado: al principio, por efecto del aguinaldo y las vacaciones y al final, por el inicio del ciclo escolar. A lo que el gobierno suma los esteroides de la emisión monetaria: en diciembre fueron nada menos que $ 485.000 millones de asistencia del Banco Central al Tesoro, dinero al principio demandado, pero normalmente rechazado a partir de febrero.
El propio ministro de Economía, Martín Guzmán recibió a ejecutivos de grandes empresas alimenticias la semana pasada, les dijo que la inflación es un fenómeno “multicausal” y que el FMI no solo coincide con esa visión, sino que también avala un “acuerdo de precios” para frenar su ritmo de avance. Lo escuchaban Laura Barnator, de Unilever; Gabriela Bardin, de Procter & Gamble, Gonzalo Fagioli, de Quilmes; Abelardo Gudiño, de Coca Cola; Adrián Kaufman, de Arcor; Maximiliano Lapidus, de La Serenísima y Agustín Llanos, Molinos Río de La Plata,
De allí la ambiciosa meta del 6% para el trimestre, ritmo que proyectado anualmente equivale al 26,2%, cerca de la mitad que la inflación de 2021 e incluso menor a la meta del 33% incluida en el presupuesto 2022 que había elaborado Guzmán.
Feletti, que asumió en modo confrontativo, busca que la nueva versión de “Precios Cuidados” surja esta vez del diálogo con las empresas. El congelamiento por resolución, se dijo, fue necesario para frenar aumentos que en ese momento se juzgaron desmedidos. “Hay predisposición al diálogo y el Gobierno plantea que busca garantizar una canasta amplia, diversa, con precios accesibles y bienes de calidad representativos del consumo promedio de los argentinos”, le dijo un vocero de Comercio Interior a Télam, la agencia oficial. Las empresas pudieron sumar o sacar productos de la lista previa, pero a condición de mantener “calidad y representatividad del consumo”. Por eso la lista final estaría en unos 1.300 productos, más del doble que la versión 2021.
Desde el sector privado dijeron que en varios casos el Gobierno rechazó el retiro de “primeras marcas”, cuyos precios hacen de tope de los de su misma categoría. La idea de Feletti es que los 1.300 “precios cuidados” sirvan de ancla a una canasta espejo de otros 1.700 productos no incluidos en el anterior congelamiento.
Otra idea, de compleja implementación, es fijar precios diferenciales por tamaño de comercio, algo difícil de poner en marcha desde el principio, pero a lo que le seguirán buscando la vuelta. “Un comercio más chico necesita un precio mayor, estamos trabajando para ver cuál es ese margen, estamos dispuestos a aceptarlo, pero si llegamos a ese acuerdo queremos que pongan la señalética y los productos tengan el precio que esperamos”, dijeron desde la cartera de Feletti.
Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires (FABA) se quedó por esto.
“En la primera etapa de precios congelados nosotros lo que hicimos fue explicar por qué no podemos participar porque nosotros dependemos de mayoristas y vimos que el precio al que teníamos que vender era el precio que estábamos pagando. Sí entendimos que esta segunda etapa íbamos a poder consensuar con mayoristas nuestra rentabilidad, pero nuestro sector no fue convocado”, dijo en declaraciones a Radio La Red.
“Los hipermercados sólo representan el 30% de la comercialización del país, pero nuestros comercios están en los barrios en los que la gente por una cuestión económica o porque no puede viajar no va a los hipermercados”, agregó.
“Si mañana vamos al mayorista y encontramos que hay reantabilidad en esos precios, por supuesto lo vamos a mantener”, aseguró.
Más allá de esa intención, el problema de los acuerdos es que no rigen en 70% de la comercialización: almacenes de barrio, chinos, mercaditos, dijo Damián di Pace, director de Focus Market, que mide precios en 670 puntos de venta.
La intención de alcanzar ese universo ya fracasó cuando la antecesora de Feletti, Paula Español, hizo rotular los precios en los envases de los productos. El porcentaje de eficiencia fue del 10%; el 90% de los bienes ofrecidos en esos canales no tenían precios rotulados. Sucede, dijo di Pace, que almacenes y mercados chinos ofrecen una canasta mucho más limitada; “apuntan a lo que más sale, que puede diferir por segmento social y por barrio, para aumentar la rotación”.
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