El Gobierno de Alberto Fernández deberá contar en el corto plazo con el apoyo del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, para cerrar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un acuerdo de refinanciación del crédito stand by por USD 44.000 millones que contrajo la gestión de Cambiemos en 2018. Para eso tomó distintas decisiones. Por el lado de la macroeconomía, ya dio pequeñas señales como el reciente aumento de la tasa de política monetaria –algo que reclamó el Fondo- mientras que por el costado político decidió enviar al canciller Santiago Cafiero a EEUU para acercar posiciones con el socio más influyente del organismo. No obstante, desde ese país afirmaron a Infobae que la misión diplomática no conseguirá el apoyo necesario dado que la Argentina no ha puesto sobre la mesa un plan consistente de reducción del déficit, punto por el cual pasan todas las discusiones.
“La Argentina gasta demasiado y mal”, afirmó a este medio Diego Ferro, CEO del Fondo de Inversión M2M Capital. Según el analista, la Argentina busca un acuerdo excepcional que implique un mínimo ajuste fiscal y monetario, que aunque fuera aceptado “no generaría mucha confianza inversora para conseguir financiamiento e inversión privada”.
“El FMI tiene políticas bastante claras, y aún el préstamo de 2018, si bien fue excepcional en tamaño, no lo fue en las restricciones de política económica. En ese contexto, el país está desesperado por poder presentar una victoria política consiguiendo condiciones especiales. Pero no hace nada políticamente para alinearse con Estados Unidos”, remarcó.
No creo que Cafiero pueda prometer nada que lleve a Estados Unidos a poner presión inusual para llevar al Fondo a hacer algo que realmente no tiene lógica (Ferro)
Consultado sobre la posibilidad de que Cafiero logre acercar a las partes, dijo: “No es que en este momento la relación sea mala, es que no representa nada especial. De ahí que no creo que Cafiero pueda prometer nada que lleve a Estados Unidos a poner presión inusual para llevar al Fondo a hacer algo que realmente no tiene lógica”.
Y añadió: “El problema argentino es claro. Gasta demasiado y mal. Y no tiene credibilidad. ¿Para qué ayudar especialmente a un país que no se ayuda a sí mismo? De ahí que suena más a consolidar una narrativa doméstica que realmente conseguir un cambio sustantivo”, sentenció.
Respecto a la deuda con el organismo de crédito internacional añadió: “Los países tratan esto de manera más seria. Y si hubieran enfocado la negociación en el FMI en 2020 en vez de con el sector privado, tal vez la pandemia hubiera ablandado más a la comunidad internacional, que estaba obsesionada con el tema. Todo improvisado y mal hecho desde el principio”.
Cabe recordar que el 18 de enero, en un horario aún a determinar, Cafiero se encontrará con su par de los Estados Unidos para tratar de disipar las dudas que tiene Biden respecto al plan que propuso el ministro de Economía, Martín Guzmán, para renegociar con el Fondo.
Asimismo, Jorge Argüello, embajador de Argentina en Estados Unidos, trabaja contra reloj para lograr una reunión entre Cafiero y Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Biden.
En ese marco, Benjamin Gedan, vicedirector del Programa América Latina del centro de estudios Wilson Center, con sede en Washington dijo a este medio que la visita del canciller tiene sentido, teniendo en cuenta el gran peso que tiene Estados Unidos en el directorio del FMI, aunque reconoció que “no queda claro que la Cancillería puede resolver este estancamiento peligroso entre Argentina y el Fondo”.
Para el economista, es innegable que el apoyo que logró Mauricio Macri para el préstamo que otorgó el FMI en 2018 fue una muestra del apoyo diplomático en Washington y en otros capitales extranjeros que él había generado.
Por esa razón considera lógico el esfuerzo político del Gobierno. En ese sentido, remarcó que lo que “el liderazgo del FMI y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos necesitan escuchar es un plan económico razonable para eliminar el déficit y reducir la emisión monetaria que está generando una inflación brutal, algo que no vislumbra que suceda”.
Tal vez las herramientas diplomáticas parezcan menos costosas en términos de capital político que algún tipo de ajuste fiscal. Pero lo necesario ahora es una muestra del compromiso del gobierno para controlar el gasto público para que la deuda sea más sostenible (Gedan)
“No lo veo. Tal vez las herramientas diplomáticas parezcan menos costosas en términos de capital político que algún tipo de ajuste fiscal. Pero lo necesario ahora es una muestra del compromiso del Gobierno en el control del gasto público para que la deuda sea más sostenible”, afirmó.
En tanto, los entendimientos entre el staff del FMI y el Gobierno aún están lejos. Tal como reconoció Guzmán ante gobernadores la semana pasada, el principal punto de conflicto es el sendero de las finanzas públicas. Mientras el oficialismo pretende alcanzar el equilibrio recién en 2027, el organismo solicita llegar al déficit cero en 2024.
“Este mayor esfuerzo es incompatible con la idea de Guzmán de aumentar el gasto en términos reales cimentada sobre supuestos de crecimiento”, destacó la consultora GMA Capital.
En cuanto al resto de los puntos esenciales vinculados a la política monetaria y las reservas, la visión del Ejecutivo se encuentra más alineada con lo que se espera en Washington.
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