El Gobierno ha transformado una estrategia en un sistema que, a pesar del fracaso, sigue repitiendo. En cada negociación con el exterior intenta ganar tiempo. Lo hizo para salir del default y hoy los bonos que se emitieron tras una mala negociación -si hubieran cerrado antes la tasa hubiera sido menor -cotizan a poco más de la mitad de su valor original.
Con el FMI le sucede algo similar. La dilación del plan para presentar al organismo internacional encuentra a los negociadores argentinos el final de la luna de miel de subsidios de la Reserva Federal que no solo dejará de comprar Obligaciones Negociables a las empresas norteamericanas, sino que adelantó que va a subir las tasas de interés. El mercado estima siete subas en dos años. Por eso el viernes, la tasa de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años volaron a 1,77%. En un mes subieron más de 40 puntos. El 3 de diciembre pasado rendían 1,34%.
El movimiento implica que el mundo verá fortalecerse al dólar y bajar el precio de las materias primas. Todos los cálculos que la Argentina hizo sobre los dólares que va a recaudar por exportaciones y el nivel de reservas, deberán ser revisados.
En busca de refugio
De hecho, no fue casualidad que los inversores del mundo buscaran refugio en el oro que el viernes subió 0,44% a USD 1.797 por onza troy. Los inversores locales tomaron nota del movimiento y el riesgo país aumentó 15 unidades (+0,8%) a 1.801 puntos básicos por otra fuerte caída de los bonos de la deuda en el exterior.
En lo que va del año no dejó de subir un solo día. El riesgo país había terminado 2021 en un nivel de 1.681 puntos básicos y, desde aquel momento hasta hoy, aumentó 120 puntos (+6,70%). Está a 20 puntos del récord post default que alcanzó a principios de noviembre cuando llegó a 1.821 puntos básicos. El riesgo país, el día previo a salir del default, estaba en 2.120 puntos básicos.
Para enviar señales de que se está trabajando en la dirección que quiere el FMI, el Banco central subió las tasas locales lo que encarece peligrosamente su deuda interna. La suba fue de 2 puntos pero así y todo, dejó las tasas negativas frente a la inflación y sin respuesta positiva por parte de los mercados ya que el dólar siguió en alza, las expectativas de devaluación se mantuvieron elevadas y aumentó el valor de los bonos que indexan por el costo de vida en hasta casi 1 por ciento.
Los empresarios e inversores encontraron una pobre respuesta del ministro de Economía, Martín Guzmán, de cómo se enfrentará la negociación con el FMI.
La caída de las acciones en las Bolsas de Nueva York no son una buena señal para la Argentina ni los mercados emergentes. El mundo pasó de la pandemia a una transición que lo confunde porque la economía deberá funcionar con menos subsidios y un costo más elevado del dinero. En estas situaciones, el capital se va de los mercados emergentes y los bonos del Tesoro comienzan a funcionar como una aspiradora de ese dinero por sus mayores rendimientos.
Frente a ese panorama, los empresarios e inversores encontraron una pobre respuesta del ministro de Economía, Martín Guzmán, de cómo se enfrentará la negociación con el FMI. Hasta ahora los únicos instrumentos que dieron señales de ir en una dirección aproximada a lo que quiere el FMI, es la suba de tasas y la aceleración de la devaluación. En la semana pasada, el dólar mayorista tuvo la mayor alza de los últimos meses: subió 56 centavos a $ 103,29. De esta manera, duplicó a 8 centavos diarios el ritmo devaluatorio y el anclaje quedó atrás. El viernes compró USD 80 millones y sacrificó a importadores porque necesitaba depositar los dólares de los cupones de los bonos AL30 y GD30. De esta manera, las reservas padecieron una caída de USD 344 millones a 39.121 millones.
El panorama empeoró y el gobierno deberá acelerar la negociación con el FMI y cambiar sus pretensiones de no reducir el gasto, porque si se prolonga la incertidumbre, será como navegar a ciegas en un mundo que no quiere asumir riesgos.
SEGUIR LEYENDO: