En línea con las exigencias del FMI, el Banco Central prepara el terreno para una suba de tasas en enero

Reconoció en su informe de objetivos para el 2022 que impulsará “rendimientos positivos” para las inversiones en moneda local. Se apunta a moderar la suba del dólar y de la inflación

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El Banco Central comenzó a preparar el terreno para una suba de la tasa de interés, luego de haberla dejado totalmente quieta a lo largo del 2021. En el informe en el que establece los objetivos de política para el año próximo, la entidad aseguró que uno de ellos será “fijar el sendero de la tasa de interés de política monetaria, de manera de propender hacia retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local”.

Este planteo va en línea con las exigencias del FMI para llegar a un acuerdo. En el comunicado emitido por el staff del organismo que sigue el caso argentino, tras una semana de reuniones con técnicos del equipo económico, se había enfatizado la necesidad de recuperar tasas de interés positivas, es decir que superen los niveles de inflación. El objetivo es que tasas más altas atraigan inversiones en pesos y que ya no sea tan interesante salir a comprar dólares como instrumento de ahorro y para preservar el poder adquisitivo.

Durante todo 2021, la tasa de las Leliq y los pases pasivos se ubicó en 38% y ése es también el rendimiento de los plazos fijos. Desde el Central explican que la tasa efectiva anual se acerca en realidad al 44% anual en pesos. A este resultado se llega luego de reinvertir todos los meses el saldo de la inversión. Sin embargo, se trata de niveles que siguen bien por debajo del 51% anual, que es la tasa de inflación estimada para todo el año.

El mercado espera que la suba de tasas llegue en enero, ante la necesidad de salir a esterilizar una enorme cantidad de pesos emitida entre noviembre y diciembre. Además, el objetivo sería ofrecer rendimientos positivos en moneda local para amortiguar la presión dolarizadora

Más allá del pedido del Fondo, el aumento de tasas se vuelve casi imprescindible, en medio de renovadas presiones sobre el tipo de cambio. El dólar libre cerró el año en sus máximos valores nominales, a $ 208, aunque sólo aumento 21% a lo largo del 2021. Esto significa que fue perdiendo terreno en relación a la inflación, por lo que no sería extraño que empiece a ganar impulso en los próximos meses.

Por otra parte, en diciembre la emisión del BCRA para financiar al Tesoro rondó el medio billón de pesos (o sea más de $500.000 millones). Semejante expansión de dinero deberá ser en buena medida esterilizada a través de instrumentos de regulación monetaria. Pero es posible que al mismo tiempo se requiera una tasa más atractiva para reducir la dolarización de carteras.

El informe elaborado por el titular del BCRA, Miguel Pesce, también alude a esta necesidad de retirar los pesos emitidos en los últimos meses, aunque de manera algo más críptica. La institución hizo referencia a la necesidad de “administrar la liquidez para evitar desequilibrios que atenten directa o indirectamente con el proceso de desinflación”.

¿A cuánto llegaría la suba de tasas que se avizora? Según un reciente trabajo elaborado por la compañía burstáil Delphos Investment, podría ser de 300 puntos básicos en enero, o sea que pasaría de 38% a 41% anual en pesos.

En su documento, el Banco Central también se mostró confiado en que la inflación tenderá a bajar el año próximo, aunque evitó dar una cifra precisa

Se trata de un equilibrio delicado al que debe llegar el Central. Si el nivel de tasas en pesos es insuficiente, entonces continuará la fuerte tendencia dolarizadora. Pero si la suba es exagerada, entonces se podría ver perjudicada la actividad productiva ante el mayor peso del endeudamiento.

Por otra parte, el Banco Central también se mostró confiado en que la inflación tenderá a bajar el año próximo, aunque evitó dar una cifra precisa. El proyecto de Presupuesto 2021 elaborado por Martín Guzmán mencionaba un 33%, pero es un nivel que está muy por debajo de las estimaciones del mercado. En general, los analistas proyectan que el nivel de inflación del año próximo tenga un piso de 50%, pero que podría llegar a 60%.

Se trata, sin embargo, de algo dinámico. Si el BCRA sale agresivamente a absorber pesos y al mismo tiempo hay una mayor consolidación de las cuentas públicas, evitando una mayor emisión de pesos, entonces hay mayores chances de que la inflación se ubique por debajo del 50%. De lo contrario, la cantidad de precios deprimidos, más la brecha cambiaria por arriba del 100% más la suba de tarifas y naftas que se avecina ya le pone más presión a la inflación desde los primeros meses del 2022.

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