El economista estadounidense y premio Nobel de Economía 2008 Paul Krugman es conocido por sumarse a los debates de agenda de la realidad política y económica de su país. Ya sea a través de su columna en el New York Times o en su siempre activa cuenta de Twitter, el respetado académico no tiene miedo de ensuciarse un poco las manos con el día a día. Y en medio de números de inflación récord en casi 40 años en los Estados Unidos, el mal endémico de la política monetaria argentina se volvió también un tema de interés para sus apasionados argumentos.
En esta ocasión, Krugman recurrió a su cuenta de Twitter para oponerse a la idea de establecer controles de precios, una herramienta a la que el Gobierno argentino recurre casi como única estrategia para intentar paliar la inestabilidad.
Tanto en los Estados Unidos como en otros países centrales la experiencia olvidada de las inflaciones pasadas hace que recursos como estos pasen a ser considerados tanto por funcionarios como por académicos y columnistas. De hecho, Krugman salió al ruedo para oponerse a los controles de precios como resultado de la publicación de una columna en el periódico británico The Guardian.
“Los controles de precios muy ocasionalmente tienen su utilidad: durante la guerra, cuando el racionamiento es desenfrenado y la justicia percibida/o la reducción de la especulación son importantes”
Krugman compartió el artículo en cuestión, “Tenemos un arma poderosa para luchar contra la inflación: los controles de precios. Es hora de utilizarla” firmado por Isabella Weber, acompañado de duras sentencias.
“No soy un fanático del libre mercado. Pero esto es realmente estúpido”, escribió Krugman, haciendo referencia a sus conocidas convicciones de centro izquierda.
“Los controles de precios muy ocasionalmente tienen su utilidad: durante la guerra, cuando el racionamiento es desenfrenado y la justicia percibida/o la reducción de la especulación son importantes”, agregó.
“También hay un argumento *posible* para que los controles temporales rompan una espiral de precios y salarios que persiste a pesar de una economía débil, aunque hacer que funcione es tan difícil que sería una estrategia de último recurso”, añadió.
Los dichos de Krugman resuenan en la actualidad económica argentina. En estos momentos rige un congelamiento de precios sobre más de 1.300 productos de consumo masivo impuesto a través de la resolución 1.050. La lista de precios deberá ser renovada el 7 de enero, según el diseño original del plan, pensado como una referencia por 90 días que deberá ser actualizado.
Emisión monetaria acelerada, tensiones cambiarias y pocas herramientas puestas al servicio de frenar el ritmo de avance de los precios generan al proceso argentino peculiaridades muy distintas a las de los Estados Unidos, pero de todas formas los dichos de Krugman dicen algo sobre la política que impulsa en esta parte del mundo el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti.
“No soy un fanático del libre mercado. Pero esto es realmente estúpido”
Más en la coyuntura estadounidense, Krugman especificó por qué en su opinión en la situación actual los controles de precios pueden ser más dañinos que constructivos.
“Pero no tenemos una economía débil; tenemos inflación porque tenemos una economía en auge, con cadenas de suministro que tienen problemas para mantenerse al día con el auge del consumo de bienes. Y no hay indicios de una espiral de precios y salarios”, dijo en referencia a los argumentos respecto a que la inflación estadounidense tiene más que ver con cuellos de botella como resultado de la velocidad de la recuperación tras el golpe de la pandemia y la escasez de algunos insumos.
“Creo -probablemente, quizás, quiero creer- que la inflación disminuirá a medida que la demanda se vuelva menos sesgada y las cadenas de suministro se ajusten. Los controles de precios arruinarían ese ajuste. No todas las malas ideas vienen de la mano correcta”, concluyó.
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