Vitalik Buterin, el genio ruso-canadiense creador de Ethereum, la segunda criptomoneda de mayor capitalización del mundo, detrás de Bitcoin, llegó hace ocho días casi de incógnito a la Argentina.
Vino cargado de curiosidad por ver in situ el fenómeno de la inflación, pero amén de convocar al ecosistema cripto local fue recibido por el expresidente Mauricio Macri, se vio con diputados y el jefe del Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dio una charla ante más de mil personas en la Usina del Arte, se codeó con la artista Marta Minujin, aceptó una invitación para conversar del ministro de Economía, Martín Guzmán, y el viernes recorrió la villa Padre Mugica de la mano de Juan Grabois, el dirigente social y allegado al Papa Francisco, que hasta le pidió consejos.
Con apenas 27 años, Buterin tiene una fortuna de entre USD 1.200 y 1.500 millones, por sus tenencias de Ether, la criptomoneda que creó, pero nada en él, ni siquiera sus ojotas, que usa con medias, al estilo Roberto Lavagna, es ostentoso
El canadiense Joseph Lubin, uno de los miembros originales de la “Hermandad de los Anillos” (así la llamaba el propio Buterin) que creó Ethereum le aconsejó, antes del lanzamiento, en 2015, consultar con la Comisión de Valores (SEC) de EEUU y contratar al prestigioso estudio de abogados Pryor Cashman, de Manhattan, para reducir riesgos.
Lubin define a Buterin como una persona sin interés por las cuestiones materiales, que quiere solo hacer el bien en el mundo. No parece ser el caso del propio Lubin, creador de ConSenSys, suerte de satélite técnico de Ethereum y nexo con el “viejo mundo” de las finanzas. Su fortuna se estima en hasta USD 5.000 millones y en la era antes de cripto trabajó dos años en Goldman Sachs. Ethereum, le explicó al Financial Times, es una plataforma abierta que intenta ser para blockchain, la tecnología básica de las criptomonedas, lo que Google ha sido para internet: un proveedor de servicios que permita ordenar el caótico mundo digital. Un muy poderoso intermediario.
Cartera de clientes
Los usuarios de la creación de Buterin son más que aventureros solitarios o soñadores anarquistas. El banco Santander ya empezó a probar Ethereum para sus sistemas de pago, la angloaustraliana BHP Billiton, una de las más grandes mineras del mundo, hizo lo mismo para el seguimiento de las cadenas de suministro de minerales, John Hancock, un fondo de inversión de EEUU, , lo exploró para la creación de un registro de vacunas y J.P.Morgan, que buscó primero construir su propio sistema de blockchain, optó por Ethereum para su proyecto Onyx, con el que trabaja con la autoridad monetaria de Singapur en la creación de su propia moneda digital.
Una encuesta reciente de CNBC precisó que 83% de los millonarios milennials invierten en el mundo cripto. Más de la mitad señaló que tiene al menos el 50% de su riqueza en criptomonedas, y un tercio el 75% de la suya en bitcoins. Además, según la revista Forbes estos perfiles acumulan una fortuna estimada en poco más de USD 55.000 millones.
Ethereum intenta ser para blockchain, la tecnología básica de las criptomonedas, lo que Google ha sido para internet: un proveedor de servicios que permita ordenar el caótico mundo digital
Ese mundo de avideces requiere conocimiento, pero es altamente rentable. La revista británica The Economist listó recientemente a “las cuatro personas más poderosas del mundo cripto, a saber:
Sam Bankman-Fried: Fundó hace apenas dos años el “Exchange” de criptomonedas FTX y hace dos meses recaudó USD 420 millones de inversores como BlackRock, el administrador de inversiones más grande del mundo, un duro negociador de la restructuración de la deuda argentina con acreedores privados, y Sequoia, un “venture-fund” que valuó a FTX, en USD 25.000 millones, cuando tres meses antes “valía” USD 18.000 millones.
SBF, como es conocido en el mundo cripto, busca expandir el negocio apostando a la masividad. Su firma, FTX, ya le puso nombre al estadio de los Miami Heats, uno de los equipos de la NBA, la liga de básquet más poderosa del mundo, estará entre las publicidades de la próxima Super-Bowl, la final de la temporada de Fútbol Americano que cada enero convoca a centenares de millones de televidentes, y su logo se verá pronto en los autos de Fórmula-1 y los pilotos de Mercedes Benz.
Bankman-Fried, de cara aniñada y pelo enrulado, es hijo de un profesor de Derecho de la Universidad de Stanford y el talento que lo catapultó al mundo cripto fue su fuerte formación en matemática.
Changpeng Zhao, chino-canadiense, de 44 años, referido como CZ, es el creador y mandamás de Binance, el más grande “exchange” mundial de criptomonedas. Su padre huyó de la “revolución cultural” que propiciaban Mao Tse Tung y su banda y se dedicó en Canadá a enseñar geofísica. Algo quedó en los genes de CZ, que de niño rankeó en el Top 10 de la competencia nacional de matemáticas de Canadá.
Brian Armstrong: Es el CEO de Coinbase, el Exchange de criptomonedas más grande en EEUU, que salió a bolsa en abril pasado, en lo que es hasta ahora la oferta pública inicial más grande de la historia: USD 86.000 millones.
Armstrong tiene 38 años y una fortuna estimada en USD 11.500 millones por su participación de 19 % en la compañía. En su caso, los genes de precisión y complejidad parecen provenir de su madre, que en California obtuvo un Doctorado (Ph.D) en bioinformática.
Su apuesta parece ser el largo plazo: Binance es el único “Exchange” que cotiza en bolsa y está sujeto a las estrictas regulaciones de la SEC, la poderosa Comisión de Valores de EEUU. Armstrong fundó Coinbase junto con Fred Ehrsam, quien dejó la empresa en 2017, aunque sigue integrando el directorio. Eligió concentrarse en la criptografía Paradigm y detenta una fortuna de cerca de USD 3.500 millones.
Arthur Hayes: El único afroamericano del grupo, es el cofundador de Bit mex, A diferencia de Bankman-Fried, Chang y Armstrong, Hayes no parecía predestinado por genética o ámbito familiar a destacarse en el arcano en el que confluyen bits, blockchain, creaciones como la de Buterin y fortunas de alta volatilidad.
Sus padres trabajaban en plantas de General Motors en Buffalo, la capital del estado de Nueva York, y Detroit, la oxidada meca de la industria automovilística norteamericana.
Arthur tuvo otras inquietudes: ganó una beca para una prestigiosa escuela privada y luego estudió química y economía, antecedentes de la alquimia digital y de inversiones que cimentó su carrera: Bit mex, la creación de Hayes, es según The Economist, pionera en la promoción y venta de los productos más innovadores y riesgosos del mundo cripto.
Los hermanos sean unidos
Un informe de Forbes también destaca a los hermanos Cameron y Tyler Winklevoss, dueños de Gemini, un competidor de Coinbase, con una fortuna de USD 4.300 millones cada uno. Otros criptomillonarios son Jed McCaleb, cofundador de Ripple, una empresa con sede en San Francisco que facilita transacciones financieras internacionales con tecnología blockchain, y el otro cofundador, Chris Larsen, que de una riqueza estimada en USD 2.700 millones en 2020 saltó a cerca de USD 6.000 millones este año, aunque las fortunas cripto tienen dos características que obligan a tomar los datos con sumo cuidado: como son en su mayoría empresas que no cotizan en bolsa, los datos son estimaciones privadas, sujetas además a la extrema volatilidad del mundo cripto.
Una fuerte paradoja es que, desde Satoshi Nakamoto (la persona o grupo de personas que creó el bitcoin), pasando por Vitalik Buterin, uno de los mantras del mundo cripto es su impulso descentralizador, las ganas de sacar del medio al estado (en la forma de bancos centrales) y a los tradicionales bancos y sus edificios, mármoles, columnas y mobiliario, supuesto reflejo de solidez y confiabilidad, Pero he aquí que los personajes más ricos y poderosos del mundo cripto son, más allá de sus talentos científicos y tecnológicos, básicamente intermediarios.
Ideales
La paradoja, sin embargo, no necesariamente desmiente los ideales de personas como Buterin. “Me pareció un tipo más interesado en el conocimiento en todas sus dimensiones que en la acumulación de capital, claramente no le interesa la plata; tiene claridad sobre la caducidad de las actuales relaciones de eso que llaman ‘propiedad’. También lo vi firme en la convicción de que los incentivos morales son superiores a los materiales para las grandes creaciones y acciones humanas colectivas”, dijo Grabois después de conocerlo y charlar con él.
Lo que tampoco quiere decir que Buterin haya venido solo para hacer un “tour de inflación”. Vino también a conocer a los talentos locales de desarrollo de Ethereum, una plataforma abierta y que enfrenta serios desafíos digitales.
A medida que creció, la plataforma se hizo más lenta y necesita resolver problemas técnicos que limitan el número de transacciones que puede procesar, la hacen relativamente costosa y podrían ponerla en desventaja respecto de Cardano y PolkaDot, dos criptomonedas y plataformas competidoras fundadas respectivamente por Charles Hoskinson (primer CEO de Ethererum) y Gavin Wood (anterior “tecnólogo jefe), dos exmiembros de la original “Hermandad de los Anillos” de Vitalik.
Para resolver estos desafíos Buterin busca pasar del sistema de “Proof of Work” (Prueba de Trabajo) en que se basan bitcoin y otras cripto a un “Proof of Stake” (Prueba de Participación o Involucramiento), que le permita aumentar la velocidad de procesamiento, reducir el consumo de electricidad y abaratar los costos de su plataforma.
De hecho, el propio Vitalik confesó que el desarrollo local que más le gusta es el “Proof of Humanity” (Prueba de Humanidad) que desarrolló su anfitrión y cicerone local, Santiago Siri, para su proyecto UBI (Universal Basic Income, o Ingreso Básico Universal), algo que lo dejaría más cerca de Grabois que de los intermediarios y potentados del planeta cripto.
El tiempo dirá.
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