Las 5 reglas financieras que hay que aprender antes de cumplir 30 para evitar problemas de dinero en el futuro

Un informe de una publicación especializada da recomendaciones para que los centennials tomen las riendas de su dinero, controlen el gasto y sepan qué hacer para ahorrar e invertir

Llevar un presupuesto y atenerse a él es una necesidad clave

Hacer fortuna más allá de los ingresos u honorarios profesionales, a través de la administración de la plata excedente y el ahorro, requiere mucho tiempo y disciplina. Y aunque es una opción tentadora, exige comprender cómo manejar el dinero de forma inteligente.

Permanentemente aparecen a través de las redes sociales y sitios web ofertas para invertir en diferentes activos que prometen ganancias rápidas, pero la realidad es que la estabilidad e independencia financieras no se obtienen de la noche a la mañana.

Y un factor principal en este dilema es el del tiempo. Un informe de Business Insider enfatiza la importancia de administrar eficientemente el ahorro desde los primeros años de actividad laboral y concluye que nunca es demasiado pronto para priorizar ese objetivo.

“Algunas personas pasan su vida sin ahorrar y viviendo con unas finanzas personales completamente desajustadas. Por eso, aprender a manejar el propio presupuesto con una buena planificación es importante. Y cuanto más pronto, mejor”, explica el análisis del medio especializado.

Si crees que tienes tiempo suficiente para tomarte en serio sus finanzas, piénsalo de nuevo: mientras antes empieces, mejor

“Es posible que aún te sientas joven e invencible incluso cuando llegues a los 30 años, pero la verdad aterradora es que estás a medio camino de la jubilación. Por eso, es necesario llevar las riendas financieras, controlar el gasto y saber lo que tienes que hacer en todo momento: desde ahorrar hasta tener que invertir”, aconseja Business Insider.

En ese aspecto, brinda cinco reglas o lecciones a seguir para dominar las finanzas personales al llegar a los 30 años.

1- Aprende a seguir un presupuesto

La mayoría de los veinteañeros imagina la idea de apegarse a un presupuesto, utilizan aplicaciones móviles para controlar sus finanzas e incluso han leído artículos sobre la importancia de llevar una correcta planificación financiera.

No obstante, muy pocos de ellos son capaces de seguir esos lineamientos con constancia. Al llegar a los 30 es imprescindible asignar a dónde va cada peso que se gana. Esto significa que si solo deseas gastar $1.000 a la semana en café, tendrás que pararte en seco si vas a gastar más de esa cantidad.

Los veinteañeros pueden caracterizarse por cierta temeridad financiera, pero en realidad es momento de ser austero con el dinero

“El objetivo general de la elaboración de un presupuesto es saber a dónde va tu dinero para poder tomar las decisiones acertadas”, puntualiza el informe. Y añade que “está bien gastar dinero en compras o viajes divertidos, siempre que se ajusten a lo que se ha presupuestado y a las metas de ahorro”, pues los pesos que se gastan se van acumulando con el tiempo.

2- Ahorra entre el 10% y el 20% de los ingresos

Liberar un 20% de los ingresos para ser ahorrados es otra de las máximas que todo centennial debe tener en cuenta y que recomienda la amplia mayoría de los planificadores financieros cuando el umbral de los 30 años se aproxima.

Lo ideal es comenzar a generar ahorro antes de los 30

Cuando te entran los ingresos habituales cada mes, debes saber lo que tiene que ir destinado a gastos fijos, gastos variables y, por último, al ahorro. En este sentido, siempre se aconseja que apartes cada mes un 20% del capital que te entra a la cuenta corriente mensualmente. Eso sí, si tus retribuciones son muy bajas es recomendable que, como mínimo, ese ahorro alcance el 10% del salario.

3- Sé realista acerca de tus objetivos financieros

“¿Cuáles son tus metas financieras? Realmente siéntate y piensa en ellas. Visualiza a qué edad y cómo te gustaría lograrlas. Escríbelas y descubre cómo hacerlas realidad, pero con los pies en la tierra”, recomienda Business Insider a los nóveles empleados de la Generación Z. “Es menos probable que consigas algún objetivo si no lo escribes y creas un plan concreto. Mientras, es más posible consigas tus metas si las escribes y creas un plan”, acota el estudio.

Está bien gastar en compras o viajes, pero siempre que se ajusten a un presupuesto y a las metas de ahorro

Por ejemplo, si quieres ir de vacaciones a Europa, deja de soñar despierto y traza un plan de juego. Investiga para descubrir cuánto te costarán las vacaciones y luego calcula cuánto dinero tendrás que ahorrar cada mes. Las vacaciones de tus sueños pueden ser una realidad dentro de uno o dos años si se toman las decisiones correctas de planificación y ahorro.

4- Supervisa el estado de tus deudas

Muchas personas se vuelven complacientes con su deuda una vez que llegan a los 30 años. Para aquellos con préstamos personales, hipotecas o con la tarjeta de crédito en rojo, pagar las deudas se convirtió en una forma de vida. Incluso puede cometer el error de considerar el endeudamiento como algo normal.

“La verdad es que no necesitas vivir toda la vida pagando deudas. Evalúa cuánto apalancamiento tienes más allá de la hipoteca y crea un presupuesto que te ayude a evitar endeudarte más”, aconseja.

Los centennials están familiarizados con las app financieras

Existen muchos métodos para eliminar las deudas, pero el riesgo de generar una bola de nieve de pasivos es más frecuente que lo que se cree. Lo mejor: anotar todas tus deudas de menor a mayor, independientemente de la tasa de interés que involucren. Y cumple con el pago mínimo de todas tus deudas, excepto las más pequeñas, que pueden ser canceladas del todo.

Pagar tus deudas tendrá un impacto significativo en tus finanzas personales. Generará más espacio para que tu presupuesto tome un respiro y dispondrás de más dinero liberado para ahorros y metas financieras.

5- Establece un fondo de emergencia sólido

Un fondo de emergencia es importante para la salud de tus finanzas. Si no tienes un fondo de emergencia, es más probable que utilices tus ahorros o dependas de las tarjetas de crédito para pagar las reparaciones de un automóvil y los gastos de salud no planificados. Traza un plan para tener una cantidad de capital mínima, pero suficiente como para hacer frente a cualquier contingencia.

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