Fue anunciado con “bombos y platillos” por Alberto Fernández pocas horas después del cierre de los comicios. En un mensaje grabado luego de las elecciones legislativas, el Presidente prometió que “la primera semana de diciembre” enviaría al Congreso un “plan económico plurianual”, que además estaría alineado a las negociaciones con el FMI. Pero cuando faltan pocos días para fin de año nada de eso sucedió y el famoso plan tendrá que seguir esperando.
Aquella referencia del Presidente tenía como objetivo encauzar de alguna manera las expectativas de los inversores y mostrarse en pleno ejercicio de poder, más allá de la dura derrota electoral sufrida. Pasaron las semanas sin una sola señal concreta sobre su contenido. Es un reflejo, por otro lado, de las dificultades evidentes para avanzar con el acuerdo con el FMI. Ambas partes aseguran que hay “avances”, pero al mismo tiempo reconocen que deben seguir trabajando.
En el ojo de la tormenta aparece el ministro de Economía, Martín Guzmán, que sigue pateando para adelante la presentación de un plan económico. Al arrancar la gestión de Alberto Fernández la excusa fue la necesidad de reestructurar primero la deuda. Luego llegó la pandemia y la renegociación con los bonistas. Pero faltaba el FMI, lo que según el ministro también impedía tener un plan de largo plazo. Como estas negociaciones se estiran y continuarán recién en la segunda semana de enero, también habrá que seguir esperando para conocer –si es que lo hay- el plan económico del Gobierno, a más de dos años de haber arrancado la gestión.
Pasaron las semanas sin una sola señal concreta sobre el contenido del plan prometido el día de las elecciones. Es un reflejo, por otro lado, de las dificultades evidentes para avanzar con el acuerdo con el FMI
Alberto Fernández no sólo no cumplió con la promesa de presentarlo, sino que además se contradijo con expresiones del 2020, cuando en plena pandemia aseguró que no creía en este tipo de planes económicos.
Mientras tanto, el equipo económico está más preocupado por el día a día. La situación cambiaria es el punto más sensible, ante las escasas reservas netas que le quedan al Banco Central y a horas de un nuevo pago por casi USD 1.900 millones por el vencimiento de un pago al FMI. Estos desembolsos siguen mostrando la buena voluntad del Gobierno por cumplir con esos compromisos y al mismo tiempo llegar a un acuerdo, pero los tiempos se acortan peligrosamente.
Las demoras para llegar a un entendimiento con el FMI le pusieron un palo en la rueda al “plan económico plurianual” que había prometido el Presidente para la primera semana de diciembre. Pero la espera continuará, mientras se siguen estirando las negociaciones en Washington
El 9 de enero vencen otros USD 700 millones que habrá que pagarle a bonistas privados que entraron en el canje del año pasado y tanto en enero como febrero hay otros pagos menores de intereses al FMI. Pero marzo es la fecha límite, ya que el 22 de ese mes vencen más de USD 2.800 millones, que ya no hay posibilidad de enfrentar usando reservas. Para ese momento debería estar cerrado el programa con el FMI, lo que permitiría extender los plazos de la deuda por 10 años.
El contexto internacional luce más complicado y genera nuevos desafíos para el 2022. La Reserva Federal norteamericana ya anunció que habrá suba de tasas el año que viene, lo que implica menor ingreso de divisas para países emergentes. Además, la variante Ómicron está generando cierres de actividad cada vez más generalizados en Europa y también se empieza a complicar Estados Unidos.
Siguiendo con el “día a dia”, ahora Guzmán se entusiasma con la cosecha récord de trigo, en torno a los 22 millones de toneladas. De ese total, ya se anotaron 12,5 millones para exportar, lo que representa un fuerte ingreso de divisas especialmente durante enero. Estos dólares deberían ayudar para mantener el mercado cambiario equilibrado en el verano, a pesar de la fuerte expansión de pesos típica de fin de año. Además, se espera que el Banco Central suba las tasas y salga a absorber el dinero excedente emitido en estas semanas para hacer frente a una mayor demanda de pesos, puramente estacional.
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