El oscuro panorama para la Argentina que prevé Goldman Sachs: actividad, dólar, inflación y otros riesgos para 2022

El gigante de Wall Street distribuyó un informe lapidario respecto de sus proyecciones para la economía local

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Un informe que lleva la firma de Alberto Ramos, jefe de research para América Latina de Goldman Sachs, asegura que variables como la actividad económica y el frente cambiario empeorarán el año ppróximo. Foto: REUTERS
Un informe que lleva la firma de Alberto Ramos, jefe de research para América Latina de Goldman Sachs, asegura que variables como la actividad económica y el frente cambiario empeorarán el año ppróximo. Foto: REUTERS

La Argentina se enfrenta a un 2022 en el que la tasa de crecimiento vista este año, resultado del rebote tras la pandemia, va a desacelerarse en forma abrupta. No se ven en el horizonte cercano soluciones significativas para una inflación que marcha en torno al 50% anual sin anclas a la vista y tampoco para el persistente déficit fiscal, mientras que el peso va a necesitar devaluarse y un programa con el FMI difícilmente sea suficiente para torcer el rumbo. Esa visión tan oscura surge del análisis que hizo sobre el país uno de los gigantes de Wall Street.

El banco de inversión estadounidense Goldman Sachs distribuyó entre sus clientes un análisis de la situación económica de la Argentina y de las perspectivas para 2022 y el futuro inmediato. El reporte, que lleva la firma del economista jefe para América Latina Alberto Ramos, hace un repaso punto por punto por las distintas variables macro para concluir que el escenario está lejos de ser prometedor.

En su análisis citado por Bloomberg Línea, Ramos asegura que la Argentina continúa siendo “un caso aparte” por sus políticas heterodoxas y su estrategia monetaria permanentemente laxa. El economista espera que la economía local enfrente vientos de frente debido a sus múltiples desequilibrios -inflación muy alta y presiones cambiarias impulsadas en parte por la emisión monetaria para financiar el déficit público-, además de todo tipo de desequilibrios microeconómicos resultado de regulaciones.

“Se prevé una fuerte desaceleración del crecimiento en 2022, pero no de la inflación. El ajuste fiscal es urgente, pero no se está buscando. El ajuste del tipo de cambio es una necesidad”

El stock de reservas es “peligrosamente bajo” sin que se esperen giros de política económica orientados a mejorarlo. Y sin dar por hecho un acuerdo con el FMI, Ramos tampoco deposita muchas esperanzas en que alcance para un cambio de rumbo.

“Se prevé una fuerte desaceleración del crecimiento en 2022, pero no de la inflación. El ajuste fiscal es urgente, pero no se está buscando. El ajuste del tipo de cambio es una necesidad, pero es una cuestión de difícil gestión dado el entorno de inflación muy elevado, superior al 50%. Las cuentas exteriores están ancladas por controles amplios pero insostenibles. En nuestra línea de base no prevemos grandes reformas fiscales y/o de fomento del crecimiento. Por último, tras los malos resultados de las elecciones de mitad de mandato, el Gobierno entrará en 2022 con un capital político y una representación en el Congreso reducidos”, sentenció.

A continuación, detallamos siete claves del sombrío panorama que traza Goldman Sachs para la economía argentina.

Actividad económica

El crecimiento de en torno a dos dígitos que caracterizó a 2021, luego del abrupto desplome de 2020, no se sostendrá según Goldman Sachs.

El banco de inversión prevé que la política monetaria continúe siendo laxa en 2022. Foto: REUTERS
El banco de inversión prevé que la política monetaria continúe siendo laxa en 2022. Foto: REUTERS

Esperamos que el PIB real crezca un 9,9% en 2021, compensando la mayor parte de la gran contracción del 9,9% en 2020. Esperamos que el crecimiento se reduzca significativamente en 2022, hasta el 2,9% (potencialmente menos), dado el peso acumulado de los desequilibrios macroeconómicos, las distorsiones de los precios micro y relativos, la disminución del stock de capital físico, la falta de reformas que potencien el crecimiento y, en general, la escasa credibilidad de las políticas”, escribió Ramos.

Inflación

El 50% anual es la nueva velocidad crucero del nivel general de precios, según el informe.

“Se prevé que la inflación general finalice en 2021 por encima del 50%, y estimamos al menos 10 puntos de inflación reprimida debido al amplio conjunto de controles de precios y la estricta gestión de las tarifas públicas. Las expectativas de inflación están a la deriva y la dinámica de la inflación es ahora muy inercial y persistente. Esperamos que la inflación se mantenga en el rango del 50% en 2022, dada la rápida expansión de la liquidez interna impulsada por la monetización de los déficits fiscales, y los controles monetarios y de precios cada vez más ineficaces e insostenibles”, sostuvo Goldman Sachs.

Dólar

Para Ramos, “el peso argentino necesita devaluar”.

“revemos una devaluación considerable del peso, fuertemente gestionado, (hasta $160 para finales de 2022)”

“La brecha entre el tipo de cambio oficial y el informal supera el 100%. Prevemos una devaluación considerable del peso, fuertemente gestionado, (hasta $160 para finales de 2022) y el restablecimiento de algunos controles de precios y tarifas reguladas obsoletas. Sin un marco político creíble respaldado por un ajuste fiscal estructural y una política monetaria más estricta, cualquier ganancia de competitividad exterior derivada de la devaluación de la moneda será probablemente efímera, ya que avivará la inflación. Esperamos que la política monetaria siga siendo flexible en 2022, y que esté subordinada en gran medida a la dinámica fiscal”, afirma el reporte.

Gasto y déficit

El frente fiscal mejoró en 2021, pero más que nada por la asignación de derechos especiales de giro (DEG) del FMI y el impacto del Impuesto a la Riqueza. Para 2022, Goldman Sachs no espera una continuidad de esa mejora.

“Las cifras oficiales del saldo fiscal primario para 2021 reflejarán el impacto puntual de la asignación de DEG del FMI (1,0% del PIB) y del impuesto sobre el patrimonio (0,6% del PIB). Por lo tanto, se prevé que el saldo fiscal primario aumente en 2022, incluso si se produce un modesto ajuste. Un nuevo programa del FMI podría implicar una senda de ajuste fiscal gradual a medio plazo, pero es probable que se cargue a posteriori y que carezca de credibilidad”, analizó el informe.

Balanza cambiaria

En el frente externo, mientras tanto, Ramos espera que el Gobierno logre mantener un pequeño superávit comercial. Aunque la cuenta capital, financiera, permanecerá tensionada.

Para Goldman Sachs, un acuerdo entre la Argentina y el FMI no es seguro. Y aún si se concreta, no espera que sea suficiente.
Para Goldman Sachs, un acuerdo entre la Argentina y el FMI no es seguro. Y aún si se concreta, no espera que sea suficiente.

“Esperamos que el superávit de la balanza por cuenta corriente se reduzca de más del 1% del PIB en 2021 a un pequeño 0,5% del PIB en 2022, gracias a un superávit comercial aún sólido impulsado por la firmeza de la relación de intercambio de las materias primas y la moderación de la demanda interna. En general, como en los últimos años, en 2022-23 los principales retos y vulnerabilidades de la balanza de pagos residen en la cuenta de capital”, aseguró.

Acuerdo con el Fondo

En cuanto a un eventual acuerdo con el FMI, principal esperanza de los inversores, Goldman Sachs no está seguro de que se concrete y, aún en caso de que sí, tampoco espera un impacto determinante del mismo.

“El FMI (más o menos) lo quiere, las autoridades (más o menos) lo quieren y, sin embargo, ha sido muy difícil cerrar el acuerdo”, escribió Ramos.

“No esperamos que el panorama macroeconómico a corto plazo mejore significativamente, incluso con un programa del FMI”

“El mercado ha estado esperando y deseando un nuevo programa del FMI desde la última operación de reestructuración de la deuda de Argentina (agosto de 2020). Las perspectivas macroeconómicas de Argentina en los próximos 2-3 años estarían condicionadas por las políticas, reformas y objetivos de rendimiento acordados en el contexto de un nuevo programa del FMI. Pero no todos los programas son iguales, y la probabilidad de una negociación fallida, o de un programa fallido, no es baja”, agregó.

“En cualquier caso, no esperamos que el panorama macroeconómico a corto plazo mejore significativamente, incluso con un programa del FMI. Aunque un programa no sea el presagio de una mejora de las políticas y de los resultados macroeconómicos, el hecho de no alcanzar un acuerdo enviaría una señal negativa y empeoraría aún más una situación macroeconómica compleja, potencialmente inmanejable”, concluyó.

Equilibrio político

Por último, desde el punto de vista político las internas dentro de la coalición gobernante y la pérdida de peso legislativo del oficialismo hacen difícil implementar políticas sólidas.

“Con el mal resultado de las elecciones de mitad de mandato, el gobierno de Alberto Fernández salió debilitado políticamente y el desacuerdo interno sobre la dirección de la política podría aumentar aún más. Perder el control del Congreso implica que el gobierno tendrá que negociar con una oposición más fuerte y revitalizada. Esto podría dar lugar a controles y equilibrios más eficaces, pero también a un proceso de elaboración de políticas más ruidoso y volátil”, concluyó el informe.

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