Es crítico que pongamos el debate del empleo de calidad en la agenda de políticas públicas de América Latina, más aún luego de la tragedia del Covid-19, que ha contribuido al aumento de la pobreza y la informalidad en la región.
Este es un tema poco debatido, con poca evidencia al respecto, y que en algunas discusiones parece no existir. Abundan las investigaciones y publicaciones sobre el futuro del trabajo y cómo la tecnología está impactando en las nuevas profesiones. También, sobre cómo la pandemia está transformando sectores enteros, incorporando una modalidad de trabajo más híbrida, remota y flexible, que ya existía en la mayoría de los países desarrollados.
Pero existe muy poco debate sobre el trabajo hoy, la situación de tantos latinoamericanos sin un empleo de calidad en los que la tecnología, lejos de traer una oportunidad, agrava su situación. Me pregunto por qué no hablamos de los millones de adultos que no logran finalizar el secundario o de que, en la mayoría de los países de la región, los que logran terminar el secundario son la mitad de los que asistieron a la primaria. Tampoco hablamos de los graduados universitarios, que representan una minoría en la región, y de que existen pocas iniciativas para expandir el acceso y la terminalidad superior.
Sin embargo, continuamos debatiendo sobre la falta de formación profesional, un tema que se repite con frecuencia entre los académicos y políticos durante encuentros y jornadas sobre el futuro del trabajo, una propuesta que, generalmente, tiene poco alcance y vinculación con las demandas laborales.
Tenemos que comenzar a hablar sobre la informalidad que afecta a más de la mitad de los latinoamericanos y sobre que, tal vez, generar empleo de calidad sea la mejor manera de formar y reeducar a aquellos adultos que no han tenido la oportunidad de completar su educación formal, además de los beneficios en sí mismos de tener un trabajo.
Varias son las razones por las que no hablamos de estos temas pero, quizás, una de las más importantes que he confirmado a lo largo de la investigación que he realizado para este libro se relaciona con el hecho de que las personas que trabajan en estos temas proceden de los mismos orígenes, universidades y organismos multilaterales con poco contacto con la realidad del sector informal. El futuro del trabajo sobre el que hablan se refiere al futuro de las personas de ingresos medios y altos de la región, y excluyen al resto. De hecho, pareciera que los trabajadores informales han sido abandonados por los expertos del sector del empleo.
Las pocas veces que se habla sobre la falta de trabajo y de la informalidad, se hace exclusivamente desde la perspectiva analítica y no desde su vivencia. La diferencia radica en que gran parte de nosotros nunca ha tenido que lidiar con estas condiciones dramáticas, y esto dificulta muchas veces acertar el diagnóstico y su posible solución.
Con estas páginas, espero despertar interés por generar esta conversación y debates, que hasta hoy están ausentes. A su vez, me pareció clave aportar evidencia sobre lo que le está sucediendo a más de la mitad de la población latinoamericana. Los datos y las estadísticas sostienen estos argumentos. He utilizado aquellas cifras que están avaladas internacionalmente. Pues, en mi búsqueda, me encontré con que muchos indicadores de empleo no son fiables o están desactualizados o, directamente, no existen en varios países latinoamericanos.
Pude dimensionar cuántas personas se encuentran en la pobreza y la pobreza extrema en nuestra región. Cómo ha aumentado el número de desempleados a partir de las restricciones impuestas por la pandemia. Vi cuánto se agravó la desigualdad en los países. Cuánto crecieron sus productos, cómo se comportaron sus economías, cuántas empresas debieron cerrar. Y algo muy triste… cuántas personas debieron emigrar de sus países.
Ahora bien, uno de nuestros mayores desafíos es conocer cuántas personas en la región se encuentran en la informalidad. Los más vulnerables laboralmente muchas veces se encuentran invisibilizados a los ojos del Estado y los organismos multilaterales.
Existe muy poco debate sobre el trabajo hoy, la situación de tantos latinoamericanos sin un empleo de calidad en los que la tecnología, lejos de traer una oportunidad, agrava su situación
Tener la información necesaria es el primer paso para poder pensar y diseñar políticas públicas eficaces cuyos efectos puedan ser medidos rigurosamente. Luego, necesitamos números reales que reflejen cuántos ciudadanos han podido conseguir un empleo o mejorar su situación, cuántos han logrado ingresar al sector formal desde la informalidad y cuántos han conseguido un empleo luego de recibir entrenamiento. Dejar a un lado las referencias hacia la medición del impacto de las políticas públicas como un tema políticamente correcto, para dar paso a la medición concreta de los resultados de estas políticas e iniciativas.
Son pocos los casos de políticas exitosas que cuentan con resultados específicos. A pesar del volumen de entrevistas e investigación que realizamos, la persistencia de la falta de información y de casos concretos con resultados positivos de generación de empleo fue una constante.
Durante todo el proceso, comentamos y analizamos de alguna manera el Estado de bienestar en la región, y el creciente asistencialismo que existe en muchos países. Me parece clave que nos animemos a hablar de cuáles son las mejores políticas sociales y a cuestionarnos por qué, a pesar de esta expansión, la pobreza no parece disminuir ni tampoco crece el empleo formal. ¿No es el empleo la mejor política social para reducir la pobreza? América Latina necesita mejorar sus políticas sociales debido a que es una de las regiones más desiguales del mundo: la inequidad en los niveles de ingreso es trágicamente notoria, pero es aún más grave en los niveles de educación, acceso a la salud, seguridad y paz.
El futuro del trabajo sobre el que hablan se refiere al futuro de las personas de ingresos medios y altos de la región, y excluyen al resto. De hecho, pareciera que los trabajadores informales han sido abandonados por los expertos del sector del empleo
Tenemos que enfrentar esta desigualdad definiendo políticas públicas y trabajo público-privado para reducirla; es la única manera de que todos los latinoamericanos tengan igualdad de oportunidades. En este diseño de políticas no debemos olvidar que la oportunidad de acceder a un empleo de calidad, junto con la educación y la salud, deben ser los elementos más importantes a tener en cuenta.
El asistencialismo permanente, no como un paliativo, sino como una política de largo plazo, no parece estar contribuyendo a disminuir la inequidad en la región. Muchos países han implementado exitosas políticas sociales que terminan con una exigencia del empleo, porque entienden —como mencionamos a lo largo de todo el libro— que el trabajo es fuente de un ingreso, pero también de dignidad, de autoestima y de educación.
El camino no es sencillo, es necesario generar una macroeconomía estable, confianza para la inversión local y extranjera, y normas y reglas de juego claras y sostenidas en el tiempo. El primer paso para generar trabajo es comenzar a hablar sobre la realidad de millones de latinoamericanos y esto es lo que me propuse. Quise evitar los lugares comunes con que se aborda habitualmente este tema, para hablar de todo aquello que no se está debatiendo y sobre lo que muy poco se conoce.
- El trabajo requiere una atención prioritaria. Nuestra región tiene una oportunidad para el desarrollo y el crecimiento si logramos aprovechar la revolución tecnológica actual.
El asistencialismo permanente, no como un paliativo, sino como una política de largo plazo, no parece estar contribuyendo a disminuir la inequidad en la región
- La informalidad es un problema que debe ser abordado de manera urgente porque atañe a las malas condiciones de los trabajadores con bajos salarios y falta de protección social. Al mismo tiempo, limita el crecimiento de la economía de los países. La educación formal dejó de ser suficiente para resolver el problema del trabajo en América Latina.
- El Estado no es efectivo en muchas de las responsabilidades que se le han atribuido a lo largo de los años. La falta de delegación, el fracaso en la asignación de recursos, la sobrerregulación y el ahogo del sector privado son un obstáculo para el crecimiento y desarrollo de la región.
- Las políticas asistenciales son la primera herramienta con la que nuestros países proponen resolver los problemas de falta de trabajo. En muchos casos son necesarias, pero a veces son solo soluciones de muy corto plazo. Es hora de priorizar políticas activas de empleo.
- La falta de oportunidades y de políticas de empleo y la pobreza han provocado la migración de millones de latinoamericanos, que prefieren abandonar sus países e incluso arriesgar su vida para encontrar un futuro y una esperanza.
Tenemos una oportunidad en la nueva normalidad. La cuarta revolución tecnológica y la aceleración de la digitalización producto de la pandemia han abierto una ventana de oportunidad para América Latina. El futuro del trabajo, hacia donde nos dirigimos, encuentra un nuevo mercado laboral en el que nuevas habilidades y competencias son necesarias, pero tenemos que diseñar políticas activas, combinando los esfuerzos del sector público, privado y social, para generar soluciones a los problemas del trabajo de hoy, sobre todo de las personas que actualmente tienen limitadas oportunidades e inexistente movilidad social.
Las políticas asistenciales son la primera herramienta con la que nuestros países proponen resolver los problemas de falta de trabajo. En muchos casos son necesarias, pero a veces son solo soluciones de muy corto plazo
Antes de terminar, quiero resumir las principales lecciones que hemos recopilado a lo largo de estas páginas, necesarias para generar empleo de calidad. Todas y cada una son importantes, pero la diferencia entre los países a los que les va bien en la generación de empleo de calidad es la simultaneidad con que las llevan adelante. Porque implementar políticas activas de empleo no es suficiente sin un país con un robusto Estado de derecho y crecimiento económico, así como poseer altas tasas de crecimiento no necesariamente va a asegurar un trabajo de calidad a tantos adultos que no tienen las capacidades y habilidades.
Diez aprendizajes
- Primera: la información, contar con evidencia es clave. Sin datos se hace imposible diseñar políticas públicas y medir su impacto. No es lo mismo intuir que conocer que hay 150 millones de personas que se encuentran trabajando en el sector informal. Tener esta información es el primer paso para poder mejorar.
- Segunda: un Estado de derecho fuerte en el que la ley se aplique de manera uniforme. Las reglas deben ser claras, estables y transparentes, y que la justicia actúe en caso de que sean vulneradas, por medio de penalidades.
- Tercera: una economía con crecimiento sostenido es fundamental y, para ello, es necesario implementar acciones que fomenten la confianza y atraer capital extranjero y propio para un mayor crecimiento y desarrollo.
No es lo mismo intuir que conocer que hay 150 millones de personas que se encuentran trabajando en el sector informal. Tener esta información es el primer paso para poder mejorar.
- Cuarta: diseñar un sistema tributario justo, progresivo, que evite aumentar los incentivos para que las personas y las empresas permanezcan en el sector informal. Es necesario repensar las cargas impositivas tanto para las empresas como para el trabajador informal.
- Sexta: : es importante contar con un sector privado robusto y con capacidad de expandirse, para que pueda aumentar su productividad y convertirse en un mayor creador de trabajo.
- Sexta: un marco regulatorio justo que promueva el empleo. Es preciso establecer reglas menos rígidas para que las personas que deseen emprender un nuevo negocio o estén trabajando en el sector informal puedan formalizar su situación de una manera rápida y sencilla.
- Séptima: simplificación de trámites, la complejidad y tardanza de los trámites, tanto para el registro de una empresa como para un trabajador, funcionan como una gran barrera para la formalización.
Es preciso establecer reglas menos rígidas para que las personas que deseen emprender un nuevo negocio o estén trabajando en el sector informal puedan formalizar su situación de una manera rápida y sencilla
- Octava: un Estado efectivo. Muchas de las políticas que comentamos en este libro requieren de un Estado inteligente y activo que evalúe, mida y rectifique las políticas cuando sea necesario. El Estado tiene que mejorar su impacto para poder contribuir a la generación de empleo, principalmente entre los más vulnerables.
- Novena: mejorar el acceso a una educación de calidad, sobre todo en habilidades y competencias que preparen a los estudiantes para ingresar en el mercado laboral formal.
- Décima: el asistencialismo debe dejar de ser la primera herramienta con que nuestros países se proponen resolver los problemas de los latinoamericanos, ya que es una solución paliativa y de corto plazo.
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