La Argentina no puede volver a los mercados internacionales de deuda por la desconfianza en torno de su pasado y la incertidumbre acerca de su futuro.
Pero ¿cuánto debería pagar si pudiera emitir deuda? No es una pregunta abstracta, porque a menor colocación de deuda, mayor emisión monetaria, mayor inflación y menores posibilidades de recuperación de la economía real en forma sostenida.
Además, el altísimo riesgo país complica el acceso a otras fuentes de financiamiento, como el reciente ofrecimiento que le hizo Arabia Saudita al Gobierno, al que se podría sumar Rusia, para fortalecer las reservas internacionales del Banco Central.
“El diseño, comunicación e implementación de un programa económico consistente, creíble y sostenible en el tiempo, sería la condición necesaria para evitar recurrir a un nuevo cambio en las condiciones de la deuda”
Este problema no es menor para la deuda doméstica, la única fuente a la que puede apelar el Gobierno, ya que por el cierre de los mercados externos ha tenido que emitir bonos indexados por inflación y por tipo de cambio, en un marco de incertidumbre para ambas variables.
Según un informe de la consultora Quantum, de Daniel Marx, “los precios actuales de la deuda soberana en dólares son indicativos de que, ante la falta de un programa económico, el mercado descuenta una alta probabilidad de reestructuración, bajo términos muy duros, algo que creemos poco probable”.
“La deuda con el sector privado fue recientemente reestructurada bajo condiciones muy favorables a Argentina, el perfil de vencimientos para los próximos años no es demandante y las condiciones financieras internacionales y los antecedentes de reestructuraciones recientes (ejemplo, Ecuador) son coincidentes con ello”, aclaró el informe, para fundamentar que no se observa un default en el horizonte cercano.
De inmediato, aclaró que “el diseño, comunicación e implementación de un programa económico consistente, creíble y sostenible en el tiempo, sería la condición necesaria para evitar recurrir a un nuevo cambio en las condiciones de la deuda y, más aún, lograr una reducción en la tasa de descuento para Argentina”.
En este sentido, más allá de la recuperación de este viernes, “desde las PASO del 12-septiembre y, con mayor fuerza desde las elecciones generales del 14-noviembre, el precio promedio de la deuda soberana argentina en dólares cayó más de 18%”.
La tasa consensuada para los cálculos en el proceso de reestructuración de deuda del año pasado estuvo en torno al 10% anual, menos de la mitad de la tasa actual
Tras tocar un nivel mínimo de 30,7 dólares, el 1ro de diciembre último, parece haber cortado esa racha, rebotando a USD 31,9 el día siguiente. Este cambio parece asociado a que el Gobierno estaría comenzando a delinear detalles en los objetivos e instrumentos de un programa económico para acordar con el FMI”, se indicó, en relación con el viaje de una comitiva técnica a Washington este fin de semana.
“Los precios de los bonos están anticipando un escenario que vemos improbable en el mediano plazo. Hay motivos técnicos que pueden explicar los niveles actuales (ejemplo: posición técnica de inversores del exterior, bajos cupones de los títulos, incertidumbres asociadas a la metodología y toma de decisiones de la política económica y su rumbo)”.
Sin embargo, “implícitamente parecerían descontar una nueva reestructuración sin cambios en el contexto macroeconómico. En efecto, la deuda argentina a 10 años hoy rinde 23,7%”, una de las tasas más altas del mundo en materia soberana.
Cabe recordar que “la tasa consensuada para los cálculos en el proceso de reestructuración de deuda del año pasado estuvo en torno al 10% anual, menos de la mitad de la tasa actual”, pese a la altísima aceptación de aquella reestructuración.
En cambio, en la región, “Ecuador es el país que tiene actualmente un rendimiento de 10% en su deuda soberana a 10 años y que estaba encarando una restructuración de su deuda casi simultáneamente con Argentina”.
El resto de los países rinden a 10 años un dígito; con tasas que van desde el 7%, en el caso de Bolivia a Brasil en 4,7% y Paraguay en 2,8%”.
“El diseño, comunicación e implementación de un programa económico consistente, creíble y sostenible en el tiempo, sería la condición necesaria para evitar recurrir a un nuevo cambio en las condiciones de la deuda”
De hecho, esta semana Uruguay colocó deuda en Japón por USD 442 millones, a plazos de entre 3 y 15 años, con una tasa de interés anual de 0,71%, en promedio.
Ante este panorama, Quantum se preguntó “cuál sería la suba del precio promedio de la curva soberana si la tasa de descuento se acercase a la de los países de la región”. “Si el rendimiento de los títulos bajase al 15% anual, la ganancia de capital por el aumento del precio sería 34%, y de 89% si se lograse reducir la tasa de descuento al 10%”.
Por lo tanto, “asumiendo que los inversores estén descontando una nueva reestructuración de la deuda, a los precios actuales podrían enfrentar cambios en las condiciones de la deuda –quita de capital, extensión de plazos y/o baja de cupones– sin soportar pérdidas en el valor presente de los bonos”.
“Para un exit yield del 15%, la reducción en valor presente del bono nuevo comparado con el del actual debería ser del 26% o del 47% si la tasa fuese del 10%. Pero para llegar a ese escenario, el cambio en las condiciones debería ser de una agresividad muy poco probable”.
Por esta razón, se enfatizó que “un programa y su ejecución sostenible en el tiempo, que corrija los desequilibrios prevalecientes y mejore la credibilidad sentando las bases para un crecimiento competitivo, posibilitaría una reducción gradual de los rendimientos y la normalización de la forma de su curva”.
La reducción del spread y la emisión de deuda en el mercado internacional a tasas bajas es una condición necesaria pero no suficiente para equilibrar la situación macroeconómica, tal como lo demuestran los resultados del gobierno de Mauricio Macri.
“El desafío es superar en los hechos las dificultades que se arrastran y acumulan”, concluyó el informe de la consultora que dirige el secretario de Finanzas de los gobiernos de Alfonsín, Menem y De la Rúa.
La advertencia no parece ser menor en un contexto de reducción del flujo de fondos hacia los mercados emergentes, tal como lo señaló esta semana el Instituto de Finanzas Internacionales: ante la preocupación por la inflación en los países centrales, se redujo la “lluvia de dólares”, un fenómeno que, de todos modos, la Argentina ha observado de lejos desde la crisis del 2018.
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