El Gobierno parece mostrar que corre contrarreloj para cumplir con su nueva meta de presentar al Congreso en los próximos días el Presupuesto Plurianual, que según anticipó el presidente Alberto Fernández será la pase para cerrar un acuerdo de refinanciamiento de los vencimientos de deuda con el FMI desde marzo próximo, a través de decisiones de política económica que contribuyeron más ampliar la brecha no sólo con los bloques de la oposición, sino con los mercados, en particular de bonos y cambiario, como el aumento del cepo al acceso de los dólares en poder del Banco Central; proyectos de creación de impuestos y también de suba de las retenciones sobre las exportaciones, entre otras.
Y para peor, aunque esperado dada la amplia experiencia internacional y local, pese a la ampliación del conjunto precios regulados y congelados, la inflación no cede y afecta la capacidad de consumo de la mayor parte de la población.
Con ese escenario, Infobae entrevistó a Agustín Etchebarne, economista, especializado en Desarrollo Económico y Comercialización Estratégica, director general de la Fundación Libertad y Progreso, profesor de la Universidad de Belgrano; miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas; autor del libro La Clave es la Libertad, para que cuente su diagnóstico de la coyuntura y sus expectativas para el próximo año.
— ¿Cómo ve el escenario socioeconómico?
— La Argentina está sufriendo una crisis económica y social que puede derivar en una crisis política. El Tesoro está quebrado, tenemos una deuda del sector público que supera el 100% del PBI y un riesgo país en torno a 1900 puntos básicos, implica que es imposible de refinanciar. Martín Guzmán no resolvió ningún problema, solo pateó los vencimientos para que los pague el próximo gobierno. Además, el Banco Central está en una situación gravísima con una deuda remunerada que supera el 140% de la Base Monetaria y por la que paga una tasa efectiva del 45% anual. Es una bola de nieve que va a terminar en un nuevo salto inflacionario. Las reservas líquidas no alcanzan ni para cubrir los vencimientos del próximo trimestre. Para colmo, la Anses también está quebrada porque no tiene fondos suficientes para cumplir con los compromisos jubilatorios; y a pesar de ello, sigue otorgando privilegios como el bono de $32.000 a los miembros de la comunidad Lgbttyq+.
— Los primeros movimientos del Gobierno postelecciones de medio término parecen no responder al resultado de las urnas, porque intensificó los controles de precios, de cambio y se presentaron proyectos de ley que tienden más a aumentar las cargas sobre las empresas que aliviarlas para mejorar el clima de negocios ¿Qué efectos cabe esperar sobre la economía y los consumidores?
— Los políticos parecen divorciados de la gente. Tanto Victoria Tolosa Paz como los candidatos de Cambiemos hicieron la campaña para las legislativas asegurando que no iban a subir impuestos. Y en la primera semana post electoral, el Frente de Todos inventa un impuesto nuevo del 3% a los “envases”; Roberto Feletti habló de subir las retenciones al campo, y en JxC quieren hacer un ajuste automático de impuestos por inflación y gravar la “plusvalía” inmobiliaria, y Margarita Stolbitzer quiere “regular” las propiedades inmuebles de los ricos. Se olvidan de que la Argentina ya es el país que más impuestos cobra a las empresas en el mundo (salvo la isla de Comoros). Parece que no quieren comprender que, en estas circunstancias, la única forma de subir la recaudación es bajar impuestos para agrandar la torta. Esto es lo que explica el crecimiento del espacio de Espert y Milei.
“Los políticos parecen divorciados de la gente (...) No quieren comprender que, en estas circunstancias, la única forma de subir la recaudación es bajar impuestos para agrandar la torta”
— Los mercados se comportaron muy negativamente poselecciones, con caída de las acciones y bonos, que llevaron a un claro aumento del índice de riesgo país. ¿Cuánto cree que responde al cambio del escenario internacional, tanto respecto de las expectativas iniciales de la Reserva Federal de los EEUU de revertir la política monetaria “blanda” y la incertidumbre que disparó el recrudecimiento de la crisis sanitaria en muchos países, y cuánto a las nuevas medidas y acciones del Gobierno?
— Es una combinación de ambas cosas. Con los anuncios de la Reserva Federal y el miedo a la nueva cepa del Covid-19, las Bolsas mundiales sufrieron una leve corrección, pero siguen cerca de los máximos históricos. Pero en los países más populistas, la repercusión es mucho mayor. Basta ver el colapso de la lira turca, y las caídas de las Bolsas en Argentina o Brasil. Ahí, el miedo es a la posibilidad de que Lula triunfe en las elecciones del año próximo.
— Los índices de tipo de cambio real muestran un sostenido deterioro sin embargo en los últimos meses se aceleró el aumento del superávit comercial con crecimiento de las exportaciones tanto por el efecto de la suba de los precios internacionales como de las mayores cantidades embarcadas a todos los principales destinos ¿Cómo se explica? ¿Es posible que se repita ese cuadro el próximo año?
— En realidad, la Argentina no tiene un problema de tipo de cambio, tiene un problema de credibilidad. Con los actuales precios internacionales de las materias primas y los bajos salarios en dólares, nuestro país debiera tener exceso de divisas gracias al superávit comercial. Pero la falta de credibilidad produce una fuga de capitales que puede acelerarse por la sucesión de medidas que lucen desesperadas e inútiles. Como la prohibición de comprar pasajes en cuotas o demorar importaciones.
— Los indicadores de actividad, tanto de producción industrial, ventas al mercado interno y resultado del comercio exterior muestran una reactivación singular, pero no llega ni a la sociedad, como lo mostraron el resultado de las urnas y los índices de confianza de la población, ni a los mercados como mencioné previamente, ni a muchas empresas, en particular las multinacionales ¿Cómo se explica?
— La recuperación del nivel de actividad es real, ya volvimos a los niveles pre-pandemia en casi todos los sectores. Pero debemos recordar que el 2019 fue un mal año que llegó después de la crisis de 2018. Hoy el nivel de pobreza está por encima del 40% pero además la caída del salario real de los trabajadores comparado con la canasta básica está 40% por debajo del 2013, por eso el nivel de estrés social es altísimo.
“Nuestro país debiera tener exceso de divisas gracias al superávit comercial. Pero la falta de credibilidad produce una fuga de capitales que puede acelerarse”
— Hay consenso entre los economistas de la necesidad de avanzar en un rápido acuerdo del Gobierno con el FMI para refinanciar los próximos vencimientos ¿Ve al Gobierno convencido de avanzar en esa dirección?
— Creo que tanto el Gobierno como el FMI necesitan llegar a un acuerdo. La Argentina busca transformar el crédito en Facilidades Extendidas, de modo de tener al menos 10 años para devolver el crédito tomado por la administración anterior. Buscará también algo de dinero fresco. Hay que recordar que hasta ahora el FMI desembolsó USD 44.000 millones de los USD 57.000 millones finalmente aprobados. Para los directivos del FMI la situación también sería desastrosa si no llegáramos a un acuerdo, por eso quieren acordar, pero necesitan que la Argentina presente un programa que razonablemente demuestre cómo reducirá el déficit fiscal para poder alcanzar una deuda sustentable, al menos en la planillita de Excel.
— ¿Hay buenos y malos acuerdos con el FMI?
— La Argentina firmó 24 convenios con el FMI y no cumplió ninguno. Ningún acuerdo con el FMI va a resolver los problemas de la Argentina. El FMI busca un programa creíble que demuestre menor déficit fiscal, pero eso no es suficiente para terminar con 80 años de decadencia. Recordemos que el FMI es un invento keynesiano, y el problema de la Argentina es, en todo caso, un exceso de keynesianismo!
— Con la renovación parcial de los miembros del Congreso no sólo cambiará sustancialmente la relación de fuerzas entre oficialismo y oposición, sino también la representatividad de los defensores de las libertades plenas de los ciudadanos y empresas ¿Cree que podrá ejercer un rol que vaya más allá de ponerle freno a las “discrecionalidades” del Gobierno con el logro de consensos para votar proyectos que conduzcan a revertir la decadencia socioeconómica y republicana de los últimos años?
— A corto plazo tal vez logren derogar la nefasta Ley de Alquileres, y revisar algunas otras, pero la mayoría de los congresistas todavía parecen no comprender que el modelo de la Justicia Social está completamente acabado. No terminan de comprender que menos de 6 millones de trabajadores en el sector formal privado, no pueden sostener a 22 millones que reciben cheques del Estado y que es inmoral que ciertas provincias vivan de los impuestos que pagan los ciudadanos del resto del país.
”El FMI es un invento keynesiano, y el problema de la Argentina es, en todo caso, un exceso de keynesianismo!”
— ¿Qué debiera contener un plan económico para salir de la trampa cambiaria y revertir el doloroso cuadro socieconómico que afecta a más de la mitad de población?
— La Argentina requiere un programa de reformas estructurales que tengan por objetivo establecer un sistema económico y rentístico equivalente al de los 10 o 20 países más libres de la tierra. Eso requiere: 1) una reforma monetaria para eliminar la inflación; 2) una mega desregulación para liberar a las pyme; 3) una reforma laboral consecuente con el sistema de trabajo del siglo XXI; 4) una gran reducción y simplificación del sistema impositivo; y 5) una apertura de la economía. Y para que todo ello sea sustentable es requisito indispensable la reforma del Estado que permita achicar el gasto público sustancialmente para volver al nivel de gasto en relación al PBI que teníamos en la década del 90.
— ¿Una reflexión final sobre sus expectativas para 2022?
— Creo que el año próximo los argentinos sufriremos un nuevo shock inflacionario, con aumento de tarifas y del tipo de cambio oficial. Se agravará la crisis económica y social. Sin embargo, confío en que con los cinco nuevos diputados liberales, que se duplicarán en 2023, esta vez mostrarán el diagnóstico correcto de nuestra enfermedad y así se abrirá una gran oportunidad para que el próximo gobierno implemente el programa de reformas del que hablamos arriba. Un programa que tenga como objetivo duplicar en siete años la actividad privada. Si lo hace, Argentina puede alcanzar un crecimiento del 6 o 7% anual durante tres décadas.
Fotos: Alejandro Beltrame
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