Mucho se viene discutiendo en las últimas horas respecto a la posibilidad de que el Gobierno lleve a cabo una devaluación en un contexto en el que el Banco Central tiene escasez de reservas líquidas y faltan dólares como consecuencia de que el campo ya liquidó gran parte de las divisas por la cosecha de este año. De cara al 2022, resuena la devaluación del 23% que llevó a cabo el ex titular del BCRA, Juan Carlos Fábrega, en enero de 2014, cuando el actual gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, era ministro de Economía. En ese marco, economistas consultados por Infobae plantearon distintos escenarios de cara a los próximos meses y evaluaron las posibilidades del Gobierno para evitar una fuerte depreciación del peso.
Matías Carugatti, director ejecutivo de Seido, dijo a este medio que en ausencia de un plan macro integral y coherente, las chances de evitar una devaluación “dependen de tener suficiente poder de fuego para contener las presiones”. En ese sentido, remarcó que fortalecer el stock de reservas sería crítico para mantener el ritmo de depreciación bajo control.
“Tal como luce hoy el panorama, las posibilidades de un salto discreto del tipo de cambio son relevantes. Más aún cuando el gobierno plantea no mover la tasa de interés pero sí acelerar el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial. El riesgo de esa estrategia es que la aceleración derive en un salto discreto tal como sucedió a inicios de 2014″, planteó.
“Las posibilidades de un salto discreto del tipo de cambio son relevantes. Más aún cuando el gobierno plantea no mover la tasa de interés pero sí acelerar el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial” (Matías Carugatti)
En ese sentido, dijo que un acuerdo con el FMI es condición necesaria pero no suficiente para evitar un escenario de salto cambiario dado que “un plan puede anclar las expectativas, pero luego queda en manos del gobierno implementarlo correctamente”.
“Todo eso asumiendo que el plan tenga un diagnóstico correcto de la situación y de las soluciones necesarias”, añadió.
A su turno, Sebastián Menescaldi, director de Eco Go, afirmó que si el Gobierno logra realizar un acuerdo rápido con el FMI, la posibilidad de evitar una devaluación va a depender de la consistencia del programa.
“Si el acuerdo logra generar confianza, principalmente a través de una recomposición de las reservas internacionales netas, es factible que con un crawling peg (una devaluación progresiva de la moneda y controlada por el Banco Central) algo más rápido, se logre evitar una depreciación de la moneda”, aseguró.
Al tiempo que remarcó que, en cambio, si no se logra el acuerdo rápido, “es factible que el gobierno decida seguir una política de tipo de cambio inconsistente y que el ruido genere la necesidad de soltar el tipo de cambio en algún momento para reducir la brecha cambiaria y volver a mejorar la posición externa”.
“Tenemos una brecha que es del 100% entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. Eso se debe fundamentalmente a la falta de credibilidad del Gobierno. La posibilidad de evitar la devaluación es nula” (Agustín Etchebarne)
“Esto se debe a que si las expectativas cambiarias no quedan ancladas, el Banco Central va a ver agudizada su posición por menores liquidaciones de los exportadores y mayor demanda de los importadores, debilitándolo aún más”, analizó.
En tanto, según la agencia de bolsa Portfolio Personal, el contexto no es alentador dado que “la brecha se mantiene en niveles elevados (110%) y las reservas son demasiado limitadas”. En ese contexto, indicó que el ritmo de las negociaciones con el FMI “es clave” dado que hasta la cosecha fina, la entidad cuenta con reservas netas en torno a USD 4.300 millones -y liquidas estimadas en debajo de los USD 600 millones, tocando su menor nivel desde comienzos de marzo”.
“Por ende, en el corto plazo será desafiante para el Banco Central lograr recomponerlas o, en el peor de los casos, no seguir perdiéndolas. Mientras tanto, el tipo de cambio real perforó en la última semana los niveles pre-devaluación de enero 2014″, advirtió.
A su turno, el director de la Fundación Libertad y Progreso, Agustín Etchebarne, dijo a Infobae que “no hay un problema fundamental de tipo de cambio sino que el problema es de credibilidad”.
“Tenemos una brecha que es del 100% entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. Eso se debe fundamentalmente a la falta de credibilidad del Gobierno. La posibilidad de evitar la devaluación es nula porque los datos tanto del Tesoro como del Banco Central son muy negativos. A eso le tenés que agregar que el Gobierno no está haciendo nada para dar una señal de que va a haber un cambio significativo”, planteó.
Y añadió: “Si uno observa la deuda remunerada del Banco Central, que son las Leliqs y los pases, y suponés que no hacen una devaluación y te proyectas doce meses, te encontrás que sumándole el déficit fiscal más lo que tiene que pagar de tasa de interés, la deuda remunerada subiría al 250% de la base monetaria. Es una bola de nieve que requiere algún tipo de ajuste que seguramente va a ser algún tipo de devaluación”.
Cabe recordar que en las últimas horas, el mensaje del Gobierno respecto a una posible devaluación fue un tanto contradictorio. Mientras que el presidente del Banco Central Miguel Pesce dijo que en la medida que lo permita el proceso inflacionario van a cambiar el paso devaluatorio que tuvieron hasta ahora, la portavoz de la Presidencia de la Nación, Gabriela Cerruti, dijo que “no existe, por el momento, la idea de ningún tipo de devaluación” del tipo de cambio, y afirmó que actualmente “la brecha entre los dólares es menor que en otros momentos del año”.
Por su parte, el ministro de Economía, Martín Guzmán, aseguró al exponer en la CGT sobre el plan plurianual del Gobierno y las negociaciones con el FMI que la Argentina “no va a firmar ningún acuerdo de ajuste”, sino un arreglo que priorizará “la recuperación económica”.
En ese sentido, Nicolás Zeolla, economista de FIDE, dijo a Infobae que a pesar de la situación ajustada del sector externo y la incertidumbre que genera el proceso de negociación con FMI “existen muchos márgenes de maniobra para evitar una devaluación”.
“Desde la mirada de la cuenta corriente y la oferta de dólares el balance comercial es superavitario. Desde la mirada de la competitividad, el tipo de cambio real está en valores históricamente elevados y no indica la necesidad de ninguna corrección. El dólar de 210 pesos no es una referencia para la economía real e indicaría un valor de tipo de cambio real superior al de la salida de la convertibilidad”, aseguró.
“Existen muchos márgenes de maniobra para evitar una devaluación. Desde la mirada de la cuenta corriente y la oferta de dólares el balance comercial es superavitario. Desde la competitividad, el tipo de cambio real está en valores elevados y no indica la necesidad de ninguna corrección” (Nicolás Zeolla)
“En lo estrictamente coyuntural, estamos atravesando meses de estacionalmente pocos dólares porque finalizó la cosecha gruesa. Sin embargo, esperamos que esto tienda a compensarse parcialmente en diciembre cuando entren los dólares del trigo. Según las estimaciones del sector, las exportaciones serían entre 30 y 35% superior que un diciembre o enero normal. Por eso debería el Banco Central recomponer reservas”, destacó.
En lo estructural, considero que los controles cambiarios son un reaseguro para que las presiones devaluatorias puedan ser administradas. Creo que la renegociación con el FMI es una condición necesaria para despejar el horizonte de vencimientos, aunque sea en el corto plazo, y moderar la incertidumbre y la demanda de dólares financieros.
Por último, Federico Moll, de la consultora Ecolatina, dijo a Infobae: “Es claro que el camino que transitamos hasta ahora es insostenible. El gobierno ya no tiene reservas ni más cepos que aplicar si es que quiere tener una economía mínimamente funcional de acá a 2023. La competitividad cambiaria perdida en el período pre elecciones se tiene que recuperar”.
“El gobierno cree que puede acelerar el ritmo de depreciación e ir ganando competitividad de forma gradual, pero para que esto tenga alguna probabilidad de éxito debe repensar su política monetaria. Si las tasas de interés continúan siendo tan negativas en términos reales y frente a la devaluación esperada no hay incentivos a dejar de demandar dólares y, por lo tanto, la sangría de reservas no frenará. Esta dinámica es la que vimos a fines de 2013 y culminó con el salto cambiario de comienzos de 2014″, aseguró.
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