Como es habitual, el último mes del año llega con fuerte déficit de las cuentas públicas y al mismo tiempo con más asistencia del Banco Central al Tesoro. Según estimaciones de consultoras privadas, en diciembre el BCRA deberá emitir nada menos que $ 250.000 millones para hacer frente al agujero de las cuentas públicas, ante las dificultades que tiene el Gobierno para conseguir financiamiento voluntario en los mercados.
Semejante cantidad de pesos que se volcarán al mercado representa un peligro para el mercado cambiario. Noviembre terminó con fuertes ventas por parte del Central. Entre lunes y martes ya sumaron más de USD 200 millones y a lo largo del mes habrían llegado cerca de los USD 1.000 millones para satisfacer la demanda de divisas.
La buena noticia para el BCRA es que diciembre siempre presenta mayor demanda estacional de pesos, por el pago de medio aguinaldo y de vacaciones. Por lo tanto se supone que la mayor parte del dinero que se irá volcando vía emisión quedará en los bolsillos de la gente y de las empresas. Eso significa que semejante expansión de dinero no generaría presión sobre el dólar, pero sólo en el cortísimo plazo.
Ya desde mediados de enero y durante febrero, el titular del Banco Central, Miguel Pesce, tendrá que salir con la aspiradora a sacar pesos del mercado para evitar un aumento de la demanda de dólares y el consiguiente impacto inflacionario. El objetivo del Gobierno es achicar gradualmente la brecha cambiaria, pero buscaría lograrlo con un aumento gradual del tipo de cambio oficial. Se estima que después de fin de año comenzará a acelerarse la tasa de devaluación, que actualmente es de apenas 1% mensual, a pesar que la inflación se ubica en un promedio superior a 3% por mes.
La estimación es que este año el déficit fiscal primario finalizará en torno a 3,5% del PBI, por debajo de la meta del 4% que se había establecido para este año. Ahora Martín Guzmán plantea reducirlo a 3,3% para 2022, pero el Fondo Monetario considera que se trata de un esfuerzo fiscal insuficiente y pide más. Una buena parte de la discusión por estas horas pasa por este punto y en qué medida el Gobierno está dispuesto a llevar el ajuste más allá de estos niveles.
La mitad del déficit total del año, explica el economista Fernando Marull, se concentra en noviembre y diciembre, acercándose a 1,8% del PBI. En octubre –mes previo a las elecciones legislativas- el rojo fiscal se estiró hasta $ 200.000 millones.
A pesar de todo, la emisión de pesos tuvo una fuerte moderación en lo que va del año. Mientras que en 2020 se llegó a una cifra récord de 2 billones de pesos emitidos por el BCRA para hacer frente a los gastos de la pandemia, hasta el 23 de noviembre de este año no se había llegado aún al billón de pesos. Mientras que el BCRA financió por más de 3% del PBI el rojo fiscal del Tesoro este año, la intención es bajarlo a 1,8% del PBI el año próximo, a partir de números fiscales menos deficitarios.
La expansión monetaria de diciembre podría generar más presión sobre el tipo de cambio. La buena noticia para el Central es que también aumenta la demanda de pesos, lo que debería jugar a favor de equilibrar el mercado. En noviembre, el BCRA vendió casi USD 1.000 millones para equilibrar la demanda
El Fondo Monetario, sin embargo, considera que se trata de metas insuficientes y que el esfuerzo fiscal debería ser sustancialmente mayor para prevenir una nueva crisis financiera y cambiaria. El bajo nivel de reservas y la elevada desconfianza de los inversores amerita, según el organismo, un programa de mayor austeridad, algo que claramente resiste la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Además, otro de los desafíos que enfrenta la economía argentina es un contexto internacional menos favorable y ahora amenazado por ómicron, la nueva cepa del Covid-19. Posibles restricciones a la circulación o cierre de fronteras generarían el temor de una recaída de la actividad global y la Argentina no quedaría exenta. Por lo pronto, la búsqueda de refugio de los inversores le pegó en los últimos días al precio de los bonos y también a las acciones locales, que todavía no encuentran un piso a pesar de las bajísimas valuaciones.
Ayer fue otro día negativo para los mercados globales, ante la advertencia del titular de la FED, Jerome Powell, sobre la necesidad de acelerar medidas para bajar la inflación. Esto significa que habrá menos recompra de bonos y se inyectarán menos dólares en la economía, lo que provocó una caída generalizada en Wall Street. Los bonos argentinos sufrieron nuevas caídas y el riesgo país llegó a los 1.900 puntos básicos. Sin embargo, las acciones mostraron algo más de resistencia y algunos papeles terminaron puntualmente con alzas, como Supervielle (6% de suba en dólares), mientras que YPF ganó 4,6%, mientras que Macro finalizó con leves alzas. Todo esto resultó llamativo en medio de un clima muy negativo a nivel global.
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