La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) elevó sus proyecciones de actividad económica de la Argentina para 2021 y 2022. Estimó que el producto cerrará este año con una expansión del 8%, frente al 7,6% que había proyectado en septiembre último, mientras que espera otra expansión del 2,5% en 2022, en comparación con un 1,9% que preveía en su informe anterior. A su vez, calculó en 2,3% el crecimiento para 2023.
La OCDE publicó sus proyecciones actualizadas al mes de septiembre, en las que da cuenta de la reapertura de la movilidad en la Argentina y la vuelta al funcionamiento de muchas de las actividades que más sufrieron las restricciones por la pandemia de COVID-19.
“Se prevé que la economía crezca un 2,5% en 2022 y un 2,3% en 2023, en un contexto de fuerte recuperación en 2021, disminución de las infecciones por COVID y aceleración de las tasas de vacunación. El consumo privado y la inversión fueron vigorosos, mientras que los elevados precios de las materias primas impulsaron las exportaciones, y la balanza por cuenta corriente presenta ahora un superávit. La inflación repuntó y seguirá siendo alta, en parte porque una gran parte del déficit fiscal está monetizada. Las reservas de divisas disminuyeron. El desempleo bajó y el empleo formal aumentó, pero la elevada informalidad laboral sigue siendo preocupante, mientras que la pobreza afecta a más del 40% de la población”, resumió el informe.
“Se prevé que la economía crezca un 2,5% en 2022 y un 2,3% en 2023, en un contexto de fuerte recuperación en 2021″
Sin embargo, el organismo detecta todavía riesgos.
“Teniendo en cuenta la firmeza de la recuperación y los riesgos significativos de una corrección desordenada de los desequilibrios macroeconómicos, un ajuste fiscal significativo sigue siendo una prioridad clave, sin dejar de proteger a los más vulnerables”, señaló el informe.
“La política monetaria debería retirar el apoyo y tomar medidas más decisivas para reducir la inflación, que afecta desproporcionadamente a los hogares de bajos ingresos”, agregó.
Ajustes a la olítica económica
El análisis de la OCDE dedica un apartado a la política fiscal, a la que califica como más expansiva desde medidados de este año. Bonos para jubilados y planes sociales, préstamos subsidiados, paritarias y reducción al Impuesto a las Ganancias son algunos de los elementos que restaltan los analistas como claves para explicar el mayor gasto. También a los giros necesarios en materia de política monetaria.
“Dado que la recuperación se está consolidando, el ajuste fiscal debería acelerarse más allá de la consolidación de 0,7 puntos porcentuales prevista para 2022. Esto también reduciría la necesidad de financiación monetaria, que sigue siendo una fuente importante de financiación del déficit público. Los controles de precios y la ralentización de los aumentos de los precios administrados, como los de los combustibles, el transporte y las tarifas de los servicios públicos, contribuyeron poco a contener las presiones de los precios de forma sostenible. En cambio, el tipo de cambio nominal controlado está contribuyendo a anclar las expectativas de inflación, pero a costa de importantes pérdidas de reservas de divisas y de una creciente diferencia entre los tipos de cambio oficiales y paralelos, que ya ha alcanzado el 90%”, señaló el análisis.
“Se prevé que la política monetaria sea menos expansiva, ya que será inevitable endurecerla para llevar la inflación a una senda descendente y reducir otros desequilibrios macroeconómicos, lo que constituye una condición previa para relajar los estrictos controles de capital y las restricciones a la importación”, concluyó.
“Los riesgos de un ajuste desordenado siguen siendo significativos, dada la elevada inflación y los importantes desequilibrios macroeconómicos”
Riesgos
“Al retirarse gradualmente el apoyo de la política fiscal y monetaria en 2022, se prevé que el crecimiento se modere hasta el 2,5% en 2022 y el 2,3% en 2023″, advierte el informe, que asume correcciones tanto fiscales como monetarias para el año próximo. Pero aún a ese escenario base el informe le identifica varios riesgos.
“Los riesgos de un ajuste desordenado siguen siendo significativos, dada la elevada inflación y los importantes desequilibrios macroeconómicos. Las bajas y decrecientes reservas netas de divisas ofrecen poco margen de apoyo en caso de que se produzcan nuevas presiones sobre la moneda, lo que podría ocurrir a medida que se endurezcan las condiciones financieras en las economías avanzadas”, señaló la OCDE.
“Los pasivos a corto plazo del banco central en moneda nacional, de casi el 10% del PIB, implican riesgos adicionales y probablemente limitarán el ritmo de las subas de los tipos de interés oficiales. El restablecimiento del acceso a la financiación de las instituciones multilaterales o de los mercados internacionales de capitales podría mitigar algunos de estos riesgos”, agregó.
“La disminución de las precipitaciones en el contexto del fenómeno meteorológico regular “La Niña” podría reducir las exportaciones agrícolas. En el lado positivo, el aumento de los precios de los productos básicos proporcionaría cierto alivio para las cuentas externas y fiscales”, concluyó.
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