La decisión del Papa Francisco de incorporar a Martín Guzmán a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales es, además de un obvio respaldo político de cara a los cuestionamientos que puedan surgir de la propia interna del gobierno, y en especial del kirchnerismo duro, que puso como cuña dentro del equipo económico ampliado al secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, es también un respaldo de cara al FMI y una forma de ponerlo a la par de figuras de primer nivel internacional.
“Es una designación muy importante. La Academia incorpora estudiosos creyentes y no creyentes y propicia un verdadero diálogo entre las ciencias”, dijo a Infobae el periodista italiano Nello Scavo, de Avvenire, el diario de la Conferencia Episcopal Italiana, y autor del libro “La lista de Bergoglio”, en el que –tras los cuestionamientos al ahora Papa Francisco por parte de Horacio Verbitsky y el eco que parte de la prensa internacional se había hecho de los mismos- contó varios casos de personas salvadas por Bergoglio durante la dictadura militar que rigió en la Argentina entre 1976 y 1983.
En la academia, Guzmán cuenta con economistas conocidos y afines, como su mentor académico y premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, además del famoso Jeffrey Sachs, ambos profesores de la Universidad de Columbia.
Otro miembro destacado es el actual presidente del Consejo de Ministros italiano, Mario Draghi, durante muchos años presidente del Banco Central Europeo y, según las crónicas de los últimos meses, el más eficaz jefe de Gobierno de Italia en el último decenio.
Un viejo integrante de la Academia es Stefano Zamagni, que durante mucho tiempo la presidió y es catedrático de la Universidad de Bolonia, desde la cual se proyectó para dar cursos en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), de la cancillería argentina.
Entre las recientes publicaciones de la Academia se encuentran “Nación, Estado, Estado Nación”, “Hacia una sociedad participativa, nuevos caminos para la integración social y cultural” y “Solidaridad Inclusiva e integración de la gente marginalizada”, en todos los casos compilaciones de eventos y reuniones de la Academia, que también integra otro miembro del gobierno de Alberto Fernández, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.
La incorporación de Guzmán a la Academia probablemente produzca también una impresión personal ante Kristalina Georgieva, la directora del Fondo, que conoció a Guzmán precisamente en un evento en 2020, a instancias de Francisco.
Ciencias sociales y Ciencias duras
La Academia Pontificia de Ciencias Sociales tiene a su vez nexos con la Academia Pontificia de Ciencias (a secas), nacida de la “Accademia dei Lincei”, fundada en 1603 por la secretaría ejecutiva vaticana y uno de los primeros cenáculos científicos de la historia.
Allí también se entrecruzan creyentes y no creyentes de notable pedigrí científico, como el presidente del cuerpo, el alemán Joachim von Braun, especialista en alimentos y nutrición. La Academia tuvo y tiene también varios Nobel de Ciencia, como David Baltimore (Nobel de Medicina 1975), Werner Arber (Nobel de Medicina 1978), la microbióloga francesa Emmanuelle Charpentier (Nobel de Química 2020 y directora científica del instituto Max Planck en Berlín), amén del físico e ingeniero de materiales brasileño Vanderle Bagnato, el botánico, virólogo y genetista inglés David Baulcombe, la también inglesa Helen Blau, especialista en células madre y medicina regenerativa, el genetista norteamericano Francis Collins, uno de los “padres” de la develación de la estructura del ADN, la física italiana Fabiola Gianotti, directora del Laboratorio Europeo de Física de las Partículas, y el francés Stanislas Dehaene, autoridad mundial en temas de psicología cognitiva y autor de varios libros de divulgación traducidos al español y difundidos en la Argentina
Entre los argentinos se destacan el físico Juan Maldacena, del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton, y el matemático Luis Ángel Caffarelli.
El gesto de Francisco es sin duda un gran espaldarazo, papal, científico y político a Guzmán, para la complicadísima tarea que tiene por delante. Entre ellas, domar el potro de la inflación, sortear zancadillas internas y restructurar USD 43.200 millones de deuda con el Fondo Monetario Internacional.
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