La medida del Banco Central de prohibir la financiación de pasajes al exterior y otros servicios vinculados al turismo es un tiro a los pies de un sector que el propio Gobierno considera clave para la reactivación de la economía argentina.
Paradójicamente, además, los dos distritos más afectados por la caída del turismo internacional que sobrevendrá a una medida que al imponer altísimos costos bloquea el turismo emisivo y genera un efecto espejo sobre el turismo receptivo, serán Santa Cruz y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, teniendo en cuenta que en 2019, último año de prepandemia, fueron las más dependientes de la llegada de turistas del exterior: 58% en el caso de la provincia patagónica y 51% en el caso porteño. Los otros distritos más afectados serían Tierra del Fuego (48% de turismo internacional), Mendoza y Misiones (39% en ambos casos), según datos del Indec y del ministerio de Turismo de la Nación compilados por Marcos Cohen Arazi y Lautaro Carranza, investigadores del Ieral de la Fundación Mediterránea. Pero el efecto no será igual para todas las localidades (en CABA, por caso la relación sobre la cantidad de habitantes es mucho menor), como se verá más adelante.
En prepandemia, Santa Cruz y CABA fueron los distritos más dependientes de la llegada de turistas del exterior: 58% en el caso de la provincia patagónica y 51% en el caso porteño
Por ahora no hay ninguna esperanza de que el Central revea la medida, dicen en Jurca, la Cámara de Líneas Aéreas en Argentina que integran, entre otras, Aerolíneas Argentinas, Air France, Alitalia, Avianca, Copa, Delta, Emirates, GOL, Iberia, KLM, Latam, Lufthansa, Turkish Airlines y United.
“Nos abrimos hace muy poco y nos habían empezado a tener en cuenta, faltaba que la Argentina empiece a verse como destino abierto y sin grandes restricciones al ingreso y al movimiento interno. La semana pasada habíamos pedido reuniones con Turismo, Interior y Juan Manzur, el jefe de Gabinete, para pedir que levanten la separación mínima de 30 minutos entre vuelos y se empezaran a aprobar vuelos para después del 1 de enero; muchos habían empezado a llegar con factores de ocupación altos; sin esas restricciones podíamos traer más vuelos y más turistas”, dijo a Infobae Felipe Baravalle, director ejecutivo de la Cámara.
Pero sucedió lo opuesto. Esas posibilidades se esfumaron e incluso la buena reacción inicial se va a retrotraer. “Hoy, cada línea aérea tuvo que explicar a su casa matriz que los clientes no van a poder comprar pasajes, y sin pasajeros emisivos la ecuación no funciona”, explicó Baravalle. El estado ya cargaba 30% del Impuesto PAIS, 35% de Percepción de Ganancias 7% de Impuesto al Turismo y 45% de Financiación, lo que resultaba en un 117% de aumento sobre el valor de la tarifa.
Duro de pagar
Ahora la cuenta será más cara, porque para pagar de una habrá que cargar entre 60 y 70% de costos de financiación (crédito personal, pago incompleto de saldos de tarjeta en pesos o alguna otra forma de rascar la olla) que no existían antes. Más que una barrera a viajar al exterior, la medida es una pared, dijo Baravalle.
¿Cómo afectará eso el turismo receptivo?, preguntó este medio. “Habrá disminución de frecuencias, porque sin pasajeros emisivos la ecuación no funciona”, explicó el directivo. “Se reducirá la oferta aerocomercial hasta tener factor de ocupación que sea rentable, con lo cual se achicará la cantidad de turistas que lleguen; es cuestión de ver cómo las matrices reformulan su programación de viajes”.
Esto es, desandar lo andado.
“Si había intención de atraer turismo o mejorar conectividad para atraer divisas, sin duda éste no es el camino. A días de la Feria Internacional de Turismo en la Argentina, nos preguntamos qué se puede planificar en un contexto como éste. Como pueden explicar a las Casas Matrices que otros países se abren y aquí nos seguimos aislando día tras día”, señaló Jurca en un comunicado.
Ida y vuelta
Una apreciación similar hizo el Foro Argentino de Consultores y Empresas de Viaje (Facve) quien señaló que la actividad transita “la peor crisis de su historia” y para salir de ella “es clave que sea política de estado mantener una balanza equilibrada entre turismo emisivo y receptivo” ya que “ningún país resiste flujos de viajeros en un sólo sentido”. Con las nuevas restricciones, completó, se perderá la recuperación de la oferta de vuelos internacionales, se perderá conectividad con el mundo y se limitará gravemente el ingreso de divisas”.
A su vez, la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo (Faevyt) repudió la reglamentación del Central que –dijo– “impacta directamente sobre nuestro sector golpeando especialmente a las agencias más pequeñas”. Además, la Federación señaló que su equipo legal “ya está evaluando accionar por vía judicial frente a semejante discriminación: una medida contra el turismo, que podrá incluso traer como consecuencia medidas idénticas de otros países hacia el nuestro”.
Son menos, pero gastan más
El trabajo de Cohen Arazi y Carranza ya señalado precisa que el turismo interno se encuentra actualmente al 52% y 49%, respectivamente, en términos de viajeros y vuelos, en comparación a niveles pre pandemia, al tiempo que el gasto del turismo interno está alcanzando apenas 39%, medido en moneda constante.
La del turismo internacional es mucho peor, pues alcanza apenas el 2% de los niveles pre pandemia en términos de viajeros, 24% en términos de vuelos y 3% en lo que respecta al gasto turístico en moneda constante. Estos números, claro, son para el acumulado enero-agosto. La situación mejoró sustancialmente desde la apertura a ingresos del exterior.
Claro que para que haya turismo, debe haber conectividad. Al respecto, el estudio precisa que la cantidad total de vuelos internacionales en enero-octubre 2021 fue apenas 24% del nivel pre pandemia, contra 49% de los de cabotaje.
¿Puede un mayor turismo interno compensar esa pérdida? Difícil. El mismo estudio precisa que el turismo receptivo internacional, si bien representa 2 de cada 10 viajeros en el país, explica el 49% del gasto turístico. Redondeando, 5 de cada 10 pesos, pero con ingreso de divisas.
A partir de Google Trends, el estudio halló también que en las últimas semanas había habido un significativos aumento del interés de turistas extranjeros por la Argentina, detectado en búsquedas del tipo “hotel en Argentina” o “vuelos a Argentina” y variantes similares. De hecho, en las 6 semanas hasta la del 7-13 de noviembre el interés promedio de búsquedas asociadas al interés por viajar a territorio argentino ya había llegado al 91% del tráfico durante esas mismas 6 semanas de 2019. Los destinos turísticos ya habían visto reflejado en sus calles ese interés, con el regreso de brasileños, chilenos, uruguayos, colombianos, españoles y norteamericanos, entre otros.
Un lugar en el mundo
¿Cuáles serían los destinos más dependientes del turismo internacional, ergo, los más afectados por la medida del Banco Central? He aquí la paradoja: “Si se analiza el cociente entre viajeros no residentes y habitantes en diferentes ciudades, El Calafate sigue liderando el ranking, con más de 41 viajeros no residentes por cada habitante local (cifras pre-pandemia)”, precisaron Cohen Arazi y Carranza. De lejos le siguen Puerto Iguazú, con poco más de 5 viajeros internacionales por habitante, Ushuaia (2,8) Mendoza (2.5), Bariloche (1,9) y Villa La Angostura (1,8).
Los investigadores no se privaron de destacar un último dato: “por cada $1.000 que un viajero gasta en alojamiento, gasta alrededor de $1.300 en otros consumos de gastronomía, compras y excursiones , lo que refleja el efecto dinamizador del pernocte sobre otras actividades de la cadena de valor turístico”.
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