Las elecciones de medio término dividieron las aguas en el mercado financiero argentino. Por un lado, la salida de inversores que estaban posicionados en acciones fue inmediata y constante a lo largo de la semana. Del otro lado, se produjo el salto de las cotizaciones del dólar alternativo al “cepo” operado a través de activos.
El arbitraje quedó sobre la mesa: la búsqueda de cobertura y la descarga de posiciones en títulos volátiles y riesgosos.
La aversión sobre acciones y bonos no se debió tanto al resultado de las legislativas, como a la reacción oficial, al borde de la negación de la derrota en las urnas. La ausencia de medidas concretas para iniciar la segunda mitad del mandato de Alberto Fernández incentivó la selectiva toma de posiciones, a la espera de eventuales novedades en torno a la presentación de un plan económico y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
El índice líder S&P Merval de la Bolsa de Buenos Aires perdió 9,8% en pesos en el balance semanal, ahora debajo de los 86.000 puntos y a 11.300 puntos del récord de la semana pasada, en 97.024 puntos.
En dólares, la pérdida del panel líder fue de 10,4%, el mayor desplome semanal en la comparación global, debido al movimiento alcista del dólar “contado con liquidación” implícito en los precios de los ADR argentinos negociados en Wall Street.
La pérdida de valor fue mayor para los bancos argentinos, de hasta 20% en dólares, como sucedió con los títulos del Banco Francés en el resultado semanal.
Para los bonos Globales, en dólares con ley extranjera, el golpe fue moderado, porque ya arrastraban importantes bajas previas a los comicios. Estas emisiones -la referencia de la renta fija argentina en el exterior- perdieron un 0,1% en promedio en la semana, pero tocaron un piso de precios desde su debut en septiembre del año pasado.
Las cotizaciones de los Globales caen un 35% desde su salida al mercado secundario y en el caso de los Bonares, con ley argentina, llega al 40 por ciento.
En el mismo sentido, el riesgo país argentino tocó el viernes los 1.761 puntos básicos, un máximo desde la reestructuración de la deuda con acreedores privados del año pasado.
“Dentro del mercado local sin lugar a dudas la volatilidad sigue siendo la protagonista. Tanto en relación con las acciones locales como con los bonos, la variación de los precios muestra la incertidumbre del mercado frente a los diferentes escenarios y cambios realizados tras las elecciones”, refirió Ayelen Romero, analista de Rava Bursátil.
En la semana post-electoral la Bolsa perdió 10% y el contado con liquidación en bonos saltó $30 o 16%
Tras conocerse el resultado electoral, el presidente Alberto Fernández dijo que “en la primera semana de diciembre enviaremos un proyecto de ley que explicite el programa económico plurianual”, en el marco de una lenta negociación de deuda con el FMI, un anuncio que despertó más dudas que expectativas entre los operadores bursátiles.
El desplome de las cotizaciones de los bonos se relacionó además con lo ocurrido en la plaza cambiaria, donde las paridades del dólar implícitas en estos activos escaló hasta los $215 en el “contado con liquidación”, que cerró la semana a 213,57 pesos.
Esto se dio después de conocidas recientes medidas que limitan la operatoria, en momentos en que la plaza financiera busca coberturas en divisas tras el resultado de una clave elección legislativa.
Tras el resultado electoral, la Comisión Nacional de Valores limitó las operaciones en el bursátil “contado con liquidación” (CCL) para respetar un tope técnico de 50.000 dólares nominales (unos USD 16.000 a precios de mercado), más allá de las compras de títulos públicos en moneda extranjera por parte de los inversores.
Además, se evidenció que el Banco Central dejó de intervenir en el segmento PPT (Prioridad Precio-Tiempo) de ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos), donde sacrificaba en promedio unos USD 15 millones diarios de reservas para “pisar” el precio implícito del dólar.
Según el más reciente balance de la entidad monetaria, las reservas estrictamente líquidas -al descontarle préstamos, depósitos privados, el “swap” con China, los Derechos especiales de Giro del FMI y el oro- alcanzaban los USD 810 millones al 15 de noviembre. Es decir, escasean los dólares líquidos para intervenir en el mercado de contado.
“A nivel cambiario, más allá de que las menores intervenciones en la plaza de títulos otorgan un respiro, los operadores siguen atentos a los saldos diarios del BCRA así como a cuándo comenzaría a acelerar el crawling-peg a raíz de las implicancias en las reservas netas”, dijo el economista Gustavo Ber.
Con un dólar libre en 201,50 pesos y las paridades bursátiles holgadamente sobre dicho umbral, está trazada la expectativa devaluatoria del peso que manejan en el circuito financiero, con una brecha asentada en el 100 por ciento respecto del dólar mayorista, en 100,46 pesos.
Aporta a esta creciente apuesta por un salto cambiario la tendencia vendedora que adquirió en el mercado mayorista el BCRA, que en noviembre mantiene un saldo neto negativo de USD 776 millones por su intervención, para nivelar la demanda importadora.
“La realidad es que la incertidumbre sigue siendo alta y el escenario no termina de despejarse. Uno no sabe si en este Proyecto Plurianual estará incluido lo que pide (o espera) el Fondo y si surge de lo que se habló en los últimos meses, o si es sólo una condición de base para sentarse a negociar”, analizó Sabrina Corujo, directora de Portfolio Personal Inversiones.
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