El Gobierno activó la última etapa en la elaboración del programa económico plurianual que pondrá a debate en el Congreso en diciembre y que contendrá lo negociado hasta ese momento con el Fondo Monetario Internacional sobre cómo serán el déficit fiscal, inflación, reservas y crecimiento del PBI de los próximos años.
El Ministerio de Economía utilizará esta última ventana de pocas semanas antes de la presentación en el parlamento del proyecto de ley para retomar los contactos con el staff técnico del FMI y tratar de afinar detalles del entendimiento sobre cómo debería ser el programa financiero nuevo que firme la Argentina para reemplazar al Stand-By de 2018 y, sobre todo, con qué sendero fiscal, monetario y cambiario acompañará la economía argentina la puesta en marcha de ese nuevo acuerdo.
Este martes el ministro de Economía, Martín Guzmán, mantuvo una reunión con el jefe de gabinete, Juan Manzur, en el que se habló sobre las prioridades de gestión en adelante, entre ellas, una que está ligada directamente al presupuesto público y al papel que le dará el Gobierno al Estado en esta etapa de salida de pandemia, como es la inversión pública en general y los proyectos de obra pública en particular.
El Ministerio de Economía utilizará esta última ventana de pocas semanas antes de la presentación en el parlamento del proyecto de ley para retomar los contactos con el staff técnico del FMI y tratar de afinar detalles del entendimiento
El de esta mañana fue el primer contacto político de alto nivel del jefe del Palacio de Hacienda mientras ajusta los detalles del programa plurianual, cuyos detalles todavía se mantienen reservas bajo un fuerte hermetismo.
En esencia, el anuncio presidencial implicó un giro en el carácter que tenía hasta el momento la negociación con el FMI. El Poder Ejecutivo decidió moverse hacia un consenso lo más amplio posible en el Congreso para tener un programa económico con apoyo político doméstico para regresar a las negociaciones con el organismo plantado con esos números.
La relación con el Fondo Monetario se tensó en las últimas semanas, e incluso el ministro Guzmán responsabilizó al organismo financiero por la demora en la concreción de un acuerdo, mientras el reloj corre: el propio Gobierno se puso como tope para cristalizar un nuevo programa fines de marzo del año próximo, cuando comienzan a caer los vencimientos más onerosos hacia Washington.
Guzmán además esta tarde avanzó para conseguir apoyos internacionales en esta etapa de aceleración de las conversaciones con el Fondo Monetario. Para eso, mantuvo reuniones virtuales con el titular de Economía y Finanzas de Italia, Daniele Franco, y con su par de Economía y vicepresidenta segunda del Gobierno de España, Nadia Calviño.
En los dos casos, se informó oficialmente, “dialogaron sobre las negociaciones de la República Argentina con el Fondo Monetario Internacional”, sin mayores precisiones. Ante Franco, ampliaron, Guzmán lo felicitó “por los logros alcanzados durante la Presidencia del G20 de Italia que acaba de concluir”.
Este martes el Banco Central consideró que un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional servirá para aplacar expectativas de devaluación y de inflación, según consideró en el último Informe de Política Monetaria (IPOM), en el que hizo referencia sobre qué expectativas tiene para la suba de precios en los próximos meses.
“En los próximos meses, se espera que a medida que vayan cediendo los factores transitorios que presionaron sobre el nivel general de precios, la inflación retome un sendero de desaceleración gradual. En este sentido, el BCRA orientará sus esfuerzos para propiciar un entorno macroeconómico con niveles de inflación menores que los observados en la actualidad, sin dañar la recuperación económica en marcha”, apuntó la autoridad monetaria.
“Por su parte, la fijación temporal de precios máximos de venta al consumidor final establecida recientemente por el Gobierno Nacional, orientada a retrotraer los precios de un conjunto de productos a sus valores de principios de octubre y mantenerlos sin cambios hasta enero próximo, también contribuirá a moderar la inflación en los últimos meses del año”, continuó la entidad que conduce Miguel Pesce.
Y en ese sentido consideró que “con vistas al 2022, un próximo acuerdo con el FMI ayudará a mejorar las expectativas de aquellos actores que condicionan su visión acerca de la sostenibilidad del sector externo al resultado de dicha negociación, contribuyendo a contener las presiones cambiarias y las expectativas de inflación”.
Alberto Fernández, por su lado, ya prepara el terreno legislativo para el tratamiento del programa económico plurianual en las próximas semanas. Para eso, el Presidente decidió extender en diciembre las sesiones ordinarias y descartó llamar a extraordinarias.
“Un próximo acuerdo con el FMI ayudará a mejorar las expectativas de aquellos actores que condicionan su visión acerca de la sostenibilidad del sector externo al resultado de dicha negociación, contribuyendo a contener las presiones cambiarias y las expectativas de inflación” (BCRA)
Esto fue leído como un gesto de apertura hacia la oposición, ya que el Gobierno busca dejar la agenda abierta para que tanto el Frente de Todos como la oposición de Juntos por el Cambio y el resto de los espacios puedan proponer los temas a tratar en el último mes del año.
Por definición, en las sesiones extraordinarias solo pueden tratarse algunos temas en particular elegidos generalmente por el Poder Ejecutivo. Con esta medida, abrirá el juego a la oposición sobre el temario a debatir en diciembre. El Presupuesto 2022, además, todavía espera comenzar su discusión en comisiones.
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