La Argentina lidera junto con Venezuela el ranking de los países con más burocracia de la región

Según un estudio privado, una pequeña empresa en el país requiere un promedio de 794,6 horas al año para cumplir con sus trámites burocráticos, lo que implica tres horas por día laboral

Una empresa pequeña debe destinar tres horas de un día laboral a efectuar trámites

Al igual que con la inflación, la Argentina vuelve a formar parte, junto a Venezuela, de un ranking con estadísticas negativas: es uno de los países con más burocracia de América Latina en línea con el país caribeño. De acuerdo a la primera edición del Índice de Burocracia en América Latina 2021 (IBLAT), elaborado por el Centro Latinoamericano de Atlas Network en conjunto la Fundación Libertad de Rosario y otras instituciones, una pequeña empresa en el país requiere un promedio de 794,6 horas al año para cumplimentar con todos los trámites burocráticos, lo que implica tres horas por día laboral.

El IB-Lat mide la carga administrativo-burocrática de las pequeñas empresas que tienen mayor peso en los sectores primario, secundario y terciario en algunos países de América Latina y en España. Asimismo, el índice releva los trámites que debe realizar una empresa representativa de cada sector en las siguientes áreas: Administración del Empleo, Administración de Operación y Otros.

El primer grupo abarca la gestión de salarios, impuestos y contribuciones incluyendo la administración de los tiempos de vacaciones o permisos por enfermedad o accidentes, así como también los trámites exigidos por el seguro social y de salud.

Fuente: Fundación Libertad

En este grupo se analiza la administración de contratación y despido. En la categoría de trámites asociados a la “Administración de Operación” de la empresa, se acopian aquellos vinculados a la administración de impuestos sobre la renta, al inmueble, al consumo y al valor agregado, administración de residuos y la administración de vehículos. Por último, la categoría “Otros” recoge aquellos trámites que no se ajustan a las categorías anteriores y que son propios de las actividades económicas más representativas sectoriales.

En ese marco, los resultados del IB-Lat para Argentina concluyen que una pequeña empresa requiere en promedio 794,6 horas al año para cumplir con todos los trámites burocráticos de las tres áreas analizadas. Es decir, una empresa pequeña debe destinar tres horas de un día laboral a efectuar trámites. De esta manera, la Argentina se ubica en el tercer grupo junto a Venezuela con una elevada carga que promedia las 902 horas al año casi duplicando el tiempo promedio que destinan los países del grupo 2 (Colombia y México) y triplicando el del grupo 1 (Brasil y España) en cumplir con los trámites burocráticos.

De los tres sectores productivos analizados, el secundario es el más castigado con 1.082,3 horas al año necesarias para cumplir con todos los trámites. La mayor carga corresponde al rubro empleo para las empresas del sector secundario y primario mientras que la administración impositiva es la que más horas demanda al sector terciario.

Fuente: Fundación Libertad

Considerando las actividades por sector, el número de trámites que tiene que cumplir la empresa varía entre 46 y 50, de los cuales más del 85% están digitalizados.

La “Administración de Operaciones” consume en promedio un 48% del tiempo destinado a trámites, siendo especialmente demandante para la empresa del sector terciario (56%) y, en particular, los relativos a la administración de impuestos, que consumen el 94% del tiempo en este subgrupo de trámites.

Por su parte, las pequeñas empresas representativas de los sectores primario y secundario se ven más afectadas por los trámites de Administración del Empleo, que demandan 66% y 50% de su tiempo.

Nuestro país debe ir inexorablemente a reformas estructurales, de mediano y largo plazo, que redefinan el sistema impositivo, haciéndolo más simple y de menor carga tributaria de modo de estimular la inversión y el crecimiento

De acuerdo al informe, la recopilación de datos a través de entrevistas al personal administrativo y contable de la empresa (o externo dedicado a ello) permitió detectar cuántas horas le debe dedicar una empresa al año para poder cumplimentar con todos los trámites asociados a la administración del empleo y a la administración de las operaciones.

De estas entrevistas se desprende que existen numerosas regulaciones, con el consiguiente resultado de multiplicación de trabas, pérdida de tiempo y la incertidumbre respecto al cumplimiento de las obligaciones en un contexto cambiante de las normas”, remarcó.

“En efecto, nuestro país debe ir inexorablemente a reformas estructurales, de mediano y largo plazo, que redefinan el sistema impositivo, haciéndolo más simple y de menor carga tributaria de modo de estimular la inversión y el crecimiento”, agregó.

Y concluyó: “Es imperiosa una reforma laboral que sea más flexible y que reduzca de manera significativa los costos laborales. Solo a partir de reformas integrales y estructurales se podrá revertir esta situación y emprender un sendero de crecimiento”.

Es imperiosa una reforma laboral que sea más flexible y que reduzca de manera significativa los costos laborales. Solo a partir de reformas integrales y estructurales se podrá revertir esta situación y emprender un sendero de crecimiento

Según Alejandro Bongiovanni, director de la Fundación Libertad, el sistema productivo argentino “se parece menos a un régimen de libertad con reglas que a uno de esclavitud con permisos”. Señaló que “la cantidad de tiempo y dinero que las pymes deben dedicar a una cantidad ingente de trámites es escandalosa. Esas horas y recursos deberían dedicarse a la producción, no a la burocracia infinita”.

Más allá del costo irrecuperable de esos trámites, Bongiovanni alertó que “el monstruo burocrático argentino” que crece alimentándose a sí mismo: ”Se crean nuevas instancias de control y de permisos con el objetivo de que haya más controladores y despachantes de permisos. Esto es más empleo público, más gasto y más déficit. Además, cuanto más crece el aparato burocrático se abren más niveles de corrupción”.

“Las reformas en esta materia no deben pasar por meras ‘digitalizaciones’ de procesos burocráticos sino por un replanteamiento desde cero de los trámites, permisos y controles, manteniendo sólo los que tengan una sensata razón de ser y derogando la enorme mayoría”, agregó.

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